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-sobre un crítico y reflexivo debate educativo-

(Primera parte)

 

Invitémonos a una reflexión. Iniciemos con cuestionamientos e interrogantes a cual más, importantes y trascendentes. Veamos:

¿Estamos planeando, erigiendo, edificando la educación que necesitaremos en el futuro? Está presente la impresión, no sin evidencias, de que las Universidades no han advertido la necesidad de debatir esta problemática.

 

¿Qué futuro les espera a nuestros jóvenes? No perdamos de vista las circunstancias actuales causadas por y desde este modelo capitalista cuyas consecuencias culturales son sencillamente desastrosas.

¿Cuál es el modelo de Hombre, cuál es el modelo de Sociedad que está en nuestras propuestas educativas? Porque el proceso educativo no puede soslayar el compromiso ético/político que conlleva sustancialmente su ejercicio.

 

¿Qué sociedad y qué modelo de ser humano queremos? ¿Cómo formar personas libres ante el poder? Libres, críticos, autónomos, capaces de expresarse y manifestarse, sin temores, sin prejuicios, sin actitudes serviles.

¿Por qué valores creemos que vale la pena vivir? Consideremos a los valores como elementos fundados, no fundantes, no como entidades metafísicas. Tienen sentido, pero están fundados en el fin. Y el fin, el objetivo fundamental es la afirmación, la defensa y el crecimiento de la vida humana. La Eudaimonía Aristotélica.

Estos Cuestionamientos e Intenciones como señalaba el bienamado Revueltas, fueron generados en el ITESO de Guadalajara en un Congreso dedicado a Paulo Freire, “Para hacer realidad el Sueño”. Entre los ponentes se encontraban Eduardo Galeano, Rodolfo Stavenhagen, Xabier Gorostiaga (Rector de la Universidad Centroamericana de Nicaragua cuando los sandinistas empezaban su anhelada Revolución ahora traicionada), Armando Hart, responsable de Educación y Cultura de Cuba y el P. Jesús Vergara S.I. cuyas reflexiones en torno a la Ética desbrozaban el camino de la reflexión.

Se abordaron diversos problemas. Por ejemplo, se estima un 1.2 % de autores científicos en nuestra América Latina con el 8% de la población mundial. No contamos con masa crítica para la investigación. No se generan trabajos en torno a la producción, la difusión, el consumo de la Ciencia.

Preguntemos: ¿Qué de la inversión en investigación por parte de la iniciativa privada? Es decir, ¿no se supone que deberíamos poder contar con una investigación por parte de las empresas mismas y no por parte de las universidades en función de sus intereses comerciales? ¿Hará todavía falta una política nacional de Ciencia y Tecnología? ¿Qué tipo de Ciencia se enseña en nuestros centros educativos?

Hemos pagado altos costos sociales a causa del Neoliberalismo globalizado:

-Desaparición de los sistemas de seguridad social

-Desaparición del empleo permanente

-Marginación social, pobreza (60%), pobreza extrema (30%).

Se advierte ya una desesperanza, una ira contenida contra el modelo neoliberal. Y los poderes del mundo no tienen la menor intención de darse por enterados. Mencionemos aquí –siempre con ánimo de abrir el debate- cuatro pilares básicos de la educación del futuro ya señalados en diversos postulados: 1. Aprender a conocer. 2. Aprender a hacer. 3. Aprender a ser. 4. Aprender a vivir juntos.

Deben democratizarse la Información y el Conocimiento con el afán de consolidar el ideal democrático. Podríamos empezar por aprender a vivir un pluralismo ideológico, político y religioso bien entendido. Un pluralismo que no sea excusa para justificar posturas arribistas que ahora pretenden llamar pragmáticas.

Se trata de cultivar Inteligencia, Sensibilidad, Responsabilidad, Espiritualidad, concepto señalado en la discusión con absoluta coherencia. Considerar al Ser humano como un fin en sí mismo.

La misma UNESCO, ninguneada por las potencias, ha insistido en la necesidad de universalizar la educación básica con especial atención a las niñas. Hay 900 millones de analfabetas adultos en el mundo; 130 millones de niños sin escolarizar y 100 millones de niños que desertan. Y con datos del propio INEGI encontramos que ha ido en aumento la proporción de analfabetas. Es necesario dotar de sentido a la función de la educación secundaria. Entender que las universidades no son sólo centros de transmisión del conocimiento y que el aprendizaje es a lo largo de toda la vida.

Estos datos que parecen inconexos cobran sentido si los vemos en su perspectiva estructural y hacemos referencia concreta a la situación que padecemos en nuestro golpeado país.

Hugo Carbajal Aguilar