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El litigio estratégico en materia ambiental y la organización social

 

El litigio estratégico en derechos humanos es una forma de usar la ley para promover cambios sociales, especialmente para las personas cuyas voces no son escuchadas. Se enfoca en la selección y presentación de casos de alto impacto ante tribunales nacionales o internacionales para lograr cambios en leyes, políticas públicas y prácticas, con el objetivo de avanzar en la protección y realización de los derechos humanos.

El litigio estratégico busca más que la reparación individual de las víctimas. Su objetivo principal es influir en la legislación, las políticas públicas y las prácticas sociales para garantizar el respeto y la protección de los derechos humanos.

Al obtener sentencias que establezcan precedentes legales, el litigio estratégico puede generar cambios en la interpretación de la ley, en la aplicación de las políticas públicas y en la conciencia social.

El litigio estratégico ha sido utilizado en una variedad de casos, incluyendo la defensa de los derechos de las comunidades y pueblos indígenas y la protección de los derechos ambientales.

El litigio estratégico no se limita a la acción judicial, sino que se integra en una estrategia más amplia que incluye movilización social, incidencia política y comunicación para generar conciencia y promover el cambio social.

En el caso de los derechos humanos, el litigio es “estratégico” cuando está diseñado conscientemente para promover la aclaración, el respeto, la protección y la realización de los derechos. La idea es cambiar las leyes, políticas y prácticas, y obtener remedios o reparaciones tras violaciones de derechos humanos. El litigio estratégico también trata a menudo de crear conciencia entre la población sobre una injusticia.

El Doctor Juan Manuel Ortega Maldonado coordinó el libro “El litigio estratégico en materia ambiental” de autoría colectiva con Roberto Martínez Regino, Daniela Jaffet Albarrán Domínguez y Nancy Jazmín Pérez Ramírez. Será muy útil contar con este libro como una herramienta para defender la tierra y el territorio como parte de la construcción de su autonomía y libre determinación.

Este libro recuerda el título de un libro de Lenin que se titula “Por dónde empezar”, que es uno de sus textos clásicos sobre la organización de la clase trabajadora. El primer escalón es organizarse. El segundo peldaño es coordinar los esfuerzos de la organización. El tercer paso es planear la defensa del medio ambiente. El litigio no es una finalidad, es sólo una estrategia, el fin es la protección del medio ambiente.

Es decir, no empieza con una disquisición teórica jurídica, sino con el significado de la organización colectiva como parte del proceso de toma de conciencia de lo que se puede hacer en la práctica para defender la vida y las circunstancias que la hacen posible. Contar con instrumentos organizativos adecuados y un plan de lucha resulta fundamental para ir más allá de lo inmediato, para transformar la realidad que nos toca vivir. Eso es tener conciencia organizada.

Contar con un plan de lucha que permita a los movimientos sociales alcanzar sus objetivos, utilizando la protesta, la movilización, estrategias de comunicación y educación en la defensa del medio ambiente, de tal manera que la estrategia jurídica fortalezca estos procesos y no sea un instrumento aislado de la negociación política que puede presentarse en determinado momento.

La estrategia estrictamente jurídica para la protección del medio ambiente está integrada por objetivos claros que sean discutidos y aprobados por las asambleas y llevados a la práctica por quienes tienen un conocimiento jurídico que no siempre está al alcance de todas las personas, lo que implica contar con personas que además de preparación tengan un alto sentido de compromiso social que implica ponerlos al servicio de los pueblos y comunidades indígenas que luchan por todos los medios posibles para defender los recursos naturales que han defendido con la vida misma y que sufren por ello persecución, represión y la imposición de megaproyectos ecocidas y destructores en función de las ganancias de empresas privadas en su mayoría trasnacionales.

Los diversos capítulos de este libro van dando pauta precisa para construir estrategias jurídicas que sirven a los pueblos en lucha, ya que no se concibe el litigio estratégico como un negocio de despachos jurídicos privados que tengan la finalidad de obtener ganancias producto de resoluciones de alto impacto.

Por ello se plantea como algo primordial la búsqueda de la protección, el respeto, la promoción y las garantías del derecho humano a un medio ambiente sano para el desarrollo y bienestar del ser humano por medio de acciones jurisdiccionales, reparar graves injusticias y deterioro del medio y sobre todo, lograr cambios en la conciencia social sobre la importancia del medio ambiente.

Si bien es cierto el libro no aborda el litigio estratégico desde una visión ecosocialista, en verdad encontramos desde la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos muchas coincidencias entre ésta perspectiva estratégica anticapitalista y las luchas de los pueblos en defensa de la tierra y el territorio, ya que dentro del plan para la defensa jurídica de los casos, se plantea visibilizar los abusos y violaciones a los derechos humanos, así como los patrones conductuales que los generan, evitar daños irreparables al medio ambiente, además de imputar responsabilidad a los funcionarios por acción u omisión, generar procesos institucionales de elaboración de políticas públicas en materia de medio ambiente, lo que implica modificar la normatividad ambiental, las prácticas administrativas o judiciales y sobre todo generar prácticas de autosustentabilidad comunitaria, lo que, como señalamos al inicio, requiere de altos niveles de conciencia y organización social comunitaria.

Porque la mejor manera de defender los derechos es ejerciéndolos. ¡Zapata vive, la lucha sigue!

*Defensores de derechos humanos.

José Martínez Cruz y Marco Aurelio Palma Apodaca