

Más internacionalismo solidario y menos violencia capitalista
La alegría de quienes salieron a las calles en todo el mundo este Primero de Mayo a luchar por otro mundo posible, fortalece la esperanza organizada frente a los dueños del poder capitalista que destruyen todo a su paso para acumular ganancias.

Celebramos la acción unitaria de organizaciones sociales y sindicales del Pacto Morelos por la Soberanía Alimentaria y Energética y los Derechos de las y los Trabajadores, sobre todo cuando eso motiva a sumar fuerzas con la Unión de Municipios y Comunidades Indígenas y Afromexicanas del Estado de Morelos, como lo vimos en el zócalo de Cuernavaca.
En todo el mundo hay expresiones de resistencia. El pasado 5 de abril, en Estados Unidos, 1.300 manifestaciones, en las que participaron 500.000 personas, expresaron la amplia indignación de la población contra Trump y su gobierno de extrema derecha. Estas protestas, significativas, pero aún en sus primeras etapas, demuestran que es posible responder a los violentos ataques perpetrados en todo el mundo contra los intereses de las y los trabajadores, migrantes, minoría étnicas y religiosas, mujeres y la comunidad LGBTI.
En Serbia, Grecia, Corea del Sur, Turquía, Gran Bretaña, Alemania, Argentina y la India, sectores importantes de la población se han rebelado contra sus gobiernos y contra la extrema derecha. Están poniendo a aquellos gobiernos en situación difícil. La juventud ha desempeñado un papel fundamental en casi todas estas resistencias. El amplio movimiento de solidaridad con el pueblo de Gaza contra el genocidio impuesto por el Estado sionista israelí, que ha movilizado a cientos de miles de jóvenes, muchos de ellos de origen racializado en países imperialistas (incluidos judíos antisionistas), muestra el camino a seguir en la movilización contra las ofensivas imperialistas y de extrema derecha. Este movimiento se vincula estrechamente a la solidaridad con la resistencia ucraniana contra la invasión rusa, la resistencia del pueblo kanak contra el imperialismo francés y todas las demás formas de solidaridad y resistencia antifascista y antiimperialista.
El Primero de Mayo de 2025 ha sido una oportunidad para demostrar en todo el mundo nuestra solidaridad internacional con las luchas contra las políticas belicistas, la extrema derecha, contra las políticas neoliberales y por los derechos democráticos, económicos y sociales de los pueblos. La bandera palestina ondeo como símbolo de estas resistencias en todo el mundo.

El mundo se ha vuelto aún más inestable, incierto y peligroso. Debemos hacer frente a la emergencia climática y a las crisis económicas, sociales y políticas generadas por el capitalismo. Pero, sobre todo con las políticas autoritarias y xenófobas-proteccionistas de Putin y Trump, y las guerras imperialistas y comerciales que están librando, se están combinando y acelerando las crisis de este sistema. Las medidas de Trump agravan la crisis económica y provocan más inflación y olas de despidos, además de reforzar el extractivismo ecocida e imperialista. Los gobiernos autoritarios, imperialistas o imperialistas regionales como los de Netanyahu, Meloni, Orbán, Erdogan, Modi, Xi Jinping y Marcos también amenazan. De manera simultánea y articulada, basándose en su conservadurismo reaccionario, están multiplicando los ataques contra los derechos sociales y democráticos y los derechos reproductivos de las mujeres, las personas LGBTI, en particular las personas trans, contra las libertades de prensa y de expresión, contra los migrantes y todos los sectores racializados de los pueblos, que sufren una creciente discriminación, ilegalidad, separación familiar, encarcelamiento y deportaciones.
Ante esta situación, en su manifiesto, la Cuarta Internacional afirma la urgente necesidad de luchar por la más amplia libertad de circulación de las personas y los trabajadores para que puedan establecerse donde elijan, con los mismos derechos, independientemente de su nacionalidad, origen, género o sexualidad. La Cuarta Internacional exige la congelación de los precios y el aumento de los salarios, la cancelación de las deudas ilegítimas y la expropiación de los bancos y las grandes empresas energéticas.
La respuesta a las políticas belicistas de Trump y Putin, que se concretan en la invasión de Ucrania y en el genocidio en Palestina, así como en sus intentos de llegar a un acuerdo para repartirse las riquezas de Ucrania, no puede ser el militarismo. Esta política está llena de amenazas para la humanidad, ya sea a través de la guerra, incluida la nuclear, sea a través del auge del neofascismo en todo el mundo, con su rechazo abierto a la lucha contra la crisis climática.
La Cuarta Internacional llama a un movimiento mundial contra las guerras, la militarización y las armas nucleares. Este movimiento no choca con el apoyo indispensable a la lucha armada y desarmada de los pueblos contra las guerras imperialistas, en particular en Palestina y Ucrania. Al contrario, refuerza las resistencias, también de todos los pueblos sometidos al imperialismo y a las potencias regionales en el Congo, Sudán, el Sahel, Kurdistán, Armenia, Yemen y Myanmar. Porque no puede haber paz sin justicia.

Es urgente construir otro mundo basado en la cooperación y no en la violencia, en la socialización y no en la competencia, en decisiones democráticas sobre qué producir y qué bienes hacer circular, en la solidaridad en lugar del odio fomentado por la extrema derecha.
Este Primero de Mayo, la clase trabajadora, pueblos indígenas, campesinos, habitantes de los barrios pobres y todos los pueblos y sectores oprimidos se movilizaron masivamente para cambiar el mundo.
En el día histórico de la resistencia obrera y popular internacionalista, se expresaron en las calles millones de voces por la solidaridad internacional contra el imperialismo y el autoritarismo.
Porque otro mundo si es posible con la organización consciente del pueblo y la clase trabajadora.

* Defensores de derechos humanos.
