

Es urgente apoyar a migrantes sin militarización
Ningún ser humano es ilegal. Estamos en solidaridad con la población migrante y por tanto contra la militarización de la frontera norte impuesta por el gobierno mexicano.

Con la militarización de la frontera ya sabemos lo que ha significado en términos de violaciones a los derechos humanos, la presencia de militares en labores de «seguridad pública» y ahora será́ de control migratorio cuando no están capacitados para eso. No nos convencen las justificaciones que hace el gobierno con respecto al papel del ejército y las fuerzas armadas en los múltiples casos de violaciones a derechos humanos al defenderlo y justificarlo no sólo en papeles históricos como el 2 de octubre del 68, sino también recientes como en el caso de los 43 de Ayotzinapa y los miles de personas desaparecidas en nuestro país.
Se consiguió́ una pausa de los aranceles a costa de la población migrante. No debe haber duda. Estamos con la población migrante en defensa de sus derechos y contra la militarización.
Sin embargo, más peligrosa es esta pausa así́ lograda, si se complementa con la mirada militarista también del gobierno Trump que en primer lugar descalifica, insulta y calumnia a ese gran sector de la clase trabajadora mexicana que está al otro lado de la frontera, acusando a los migrantes de delincuentes, violadores, narcotraficantes y de los manicomios mexicanos. Por eso todo mundo insiste en mostrarle los datos de la contribución a la economía de las y los trabajadores migrantes. Pero en el desprecio clasista y racista de Trump amenaza que si México no acepta a migrantes con cuyos países Estados Unidos no tiene relación entonces los encerrará en Guantánamo, la peor e ilegal cárcel de Estados Unidos donde traslada detenidos en cualquier lugar del mundo por tiempo indefinido y sin juicio o proceso solamente por ser «sospechosos» de ser «terroristas». Finalmente, esto se complementa con el anuncio que hicieron después de iniciada la «pausa» de que Estados Unidos considerará «terroristas» a los «cárteles» de la droga mexicana. La «justificación» de terrorismo sirve no solo para usar Guantánamo sino para intervenir militarmente, legal e ilegalmente, para atacar o detener «terroristas» por ser tema de «seguridad nacional» para EU.
Por eso insistimos en que nuestro apoyo es con migrantes y paisanos en Estados Unidos y contra la militarización y no con firmas de «unidad nacional».

El papel de la izquierda no es defender el tratado de libre comercio que el 1 de enero de 1994 entró en vigor y ese día eligió́ el EZLN para iniciar el levantamiento armado en Chiapas declarando que era la declaración de muerte de los pueblos indígenas, es una integración económica desigual y desfavorable de México con respecto a la mayor potencia capitalista. Mantiene a México en la subordinación económica con respecto a Estados Unidos y contra lo que anunciaban, ha destruido la agricultura en México y las posibilidades de autosuficiencia alimentaria.
El capital no tiene patria. Se establecen en México porque consiguen mano de obra más barata que en Estados Unidos. Los trabajadores allá́ ya habían conseguido derechos laborales y salariales que en México esas mismas empresas no respetan. Por eso les conviene instalarse acá́. Si se imponen esos aranceles a los «productos mexicanos» que en realidad no son productos para consumirse en México, sino para inmediatamente exportarse a Estados Unidos, lo que harán las empresas es trasladar el costo de los aranceles a los consumidores. Y es de tal dimensión la diferencia salarial que aun así́ en la mayoría de los casos a esas empresas les convendrá́ seguir en México para seguir sobre explotando la mano de obra mexicana. Nuestro criterio como parte de la clase trabajadora internacionalista no es salir en defensa del TLC, hoy TMEC como está, sirve para no imponer nuevos aranceles en beneficio de las empresas imperialistas y en detrimento de las y los trabajadores mexicanos obligados a seguir vendiendo barata su mano de obra para que «no se vayan los empleos» que ofrecen estas empresas.
Para la izquierda la opción no está́ en salvar a como dé lugar al tratado de libre comercio, como si fuera la mejor y única opción.
Para el PRT, la opción de construir un polo social y político alternativo al partido del gobierno y a los partidos tradicionales de la derecha que sostiene un plan de lucha en función de los intereses y necesidades del pueblo trabajador. Un plan que en realidad rompa radicalmente con la lógica neoliberal que sigue ahogando a México como lo expresa el TMEC, pero que ponga el énfasis en las necesidades del pueblo trabajador y por tanto que favorezca la organización e independencia y autonomía del movimiento de masas, en vez del nuevo corporativismo del nuevo partido de Estado.

Se requiere una reforma fiscal que grave las ganancias multimillonarias en México (el gobierno ha insistido que, aunque «primero los pobres” las ganancias de los bancos y capitalistas como Slim y otros, han sido extraordinarias, como nunca) la política oficial aun con la política asistencial ha mantenido y profundizado la desigualdad social.
Estas medidas deberían ir de la mano de la prohibición efectiva del maíz transgénico no solo en la siembra sino en la venta de EU a México. Los intereses tipo Monsanto alegan los derechos de TLC cuando escuchan sobre la iniciativa de cultivar maíz transgénico y argumentan que no se les puede impedir vender ese maíz en México porque están protegidos por el TLC.
Nuestra propuesta es la independencia de clase y política. Sí a luchar contra el imperialismo y apoyar a los movimientos en resistencia, como son los pueblos migrantes y los paisanos en Estados Unidos, pero con independencia como movimiento. Con independencia del gobierno y con un programa alternativo, en defensa de los intereses de las clases trabajadoras, los pueblos indígenas y movimientos en lucha como las mujeres. Se trata de un momento decisivo. Porque un mundo más justo y sin fronteras es posible con esperanza y conciencia organizada.
¡Ni una lucha aislada más!

*Defensores de derechos humanos.
