

De Ayotzinapa a Teuchitlán nuestra solidaridad con familiares de las y los desaparecidos
Desde las organizaciones sociales y sindicales del Pacto Morelos por la Soberanía Alimentaria y Energética y los Derechos de las y los Trabajadores expresamos nuestra solidaridad con Ayotzinapa y Teuchitlán, contra la impunidad de quienes cometen graves violaciones a derechos humanos, nuestra solidaridad con las madres buscadoras y las madres y padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, hasta lograr que haya verdad y justicia, ¡porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!

No queremos que se oculte la verdad en Teuchitlán como intentaron hacer en Ayotzinapa. En México hay 125.287 personas desaparecidas, según el registro de la Secretaría de Gobernación, que recoge datos del último siglo. El 90% desapareció desde 2006 y a más de 60.000 personas se les perdió el rastro a partir de 2019.
El rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, con sus fosas, sus restos óseos y sus cientos de pantalones, zapatos y playeras amontonados, se convirtió en el símbolo del fracaso del Estado y la muestra de que en México está funcionando una maquinaria de la desaparición.
La mayoría de las víctimas son hombres jóvenes: hay 40.000 desaparecidos entre 20 y 34 años. A la gran parte de las mujeres se las llevan todavía con menos edad, entre 15 y 19 años. Hay municipios de 30.000 habitantes con casi 1.000 mujeres desaparecidas y zonas metropolitanas, como la de Guadalajara, que acumulan 9.500 personas sin localizar. Como resistencia a la tragedia, las manos de las buscadoras. Ante un Gobierno que no busca, los colectivos formados por las familias son quienes escarban la tierra y enfrentan sin ayuda las amenazas de los grupos criminales. Desde 2011, 22 buscadores han sido asesinados y dos desaparecidos.
El hallazgo de Teuchitlán sorprendió al país, pero no a Jalisco. Hace años que los colectivos, los investigadores y los periodistas alertan de lo que sucede en el Estado. Es la entidad con mayor número de desaparecidos, más de 15.300, y de esos, casi 7.000 son hombres entre 15 y 34 años. Solo en la zona metropolitana de Guadalajara se encontraron 28 sitios de exterminio en un año, algunos en el centro de la ciudad, localizados después de que varios cautivos lograran escaparse, aún desnudos, aún maniatados, como reveló Zona Docs. No es un secreto la existencia de estos lugares donde el cartel tortura, secuestra y asesina.

Teuchitlán es la muestra palpable de la tecnología del horror que significa la desaparición forzada como un crimen de lesa humanidad. La enorme movilización de solidaridad con los colectivos de madres buscadoras que se llevó a cabo en todo el país muestra el hartazgo ante la violencia cotidiana que representan las miles de desapariciones, asesinatos, feminicidios que permanecen en la impunidad.
Elevamos nuestra voz de protesta y de lucha consciente y organizada para rodear de solidaridad a los colectivos de madres buscadoras, como lo hemos hecho desde los años 70’s cuando apoyamos al Comité Nacional de Familiares de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados políticos conocido posteriormente como Comité Eureka, con Rosario Ibarra y las doñas, formando parte del Frente Nacional Contra la Represión. Así lo hemos hecho también con las madres y padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa hasta lograr que haya verdad y justicia.
Décadas de lucha muestran que no puede haber democracia con desaparecidos. Hoy más que nunca es claro que gobierne quien gobierne, los derechos se defienden mediante la lucha independiente.
La historia del horror tiene responsabilidad en todos y cada uno de los gobiernos precedentes por haber aplicado políticas de terrorismo de Estado y el actual no está exento al no cambiar de fondo las causas estructurales de un sistema de dominación capitalista que sigue utilizando la necropolitica para perpetuar la violencia de la clase dominante que agudiza la descomposición social.

En todo el país se han descubierto miles de fosas clandestinas, lo mismo en Tamaulipas que en Jojutla o Tetelcingo Morelos, lo que indica que Teuchitlán no es una excepción sino una muestra de la tecnología de la desaparición forzada.
Que Teuchitlán genere conciencia de lo que nadie debe considerar aceptable, hoy fortalecemos la solidaridad con las madres buscadoras y exigimos al gobierno aplicar todas las medidas de búsqueda, ya basta de impunidad.
Nuestra lucha es por la vida digna de todas las personas y eso lo vamos a defender, gobierne quien gobierne. Ningún crimen debe quedar impune ni ayer ni ahora. Nuestra solidaridad con las madres buscadoras es desde siempre. Hasta que la dignidad se haga costumbre y haya verdad y justicia.
Las organizaciones de buscadores y buscadoras, así como muchas organizaciones de la sociedad civil, han luchado contra corriente por más de tres sexenios para la creación de normas e instituciones para atender los miles de desapariciones en el país que, sin embargo, no han contado con el apoyo político y presupuestal para que funcionen, al contrario, ya son miles más de personas desaparecidas, de cuerpos sin identificar acumulados, de impunidad y de desprecio por las víctimas y su sufrimiento.

Señalan que se requiere un Plan Nacional de Prevención de Desapariciones, ya que el Estado es responsable de proteger los derechos de todos los ciudadanos incluso ante los delitos de terceros.
Equiparar las desapariciones al secuestro exhibe un desconocimiento profundo de la grave problemática que enfrenta el país si no es que un nuevo intento por negar las desapariciones.
Todas estas demandas y propuestas solamente serán posibles si se mantiene la organización y movilización independiente, construyendo un polo social de lucha que sea capaz de articular las demandas sociales y la defensa de los derechos humanos, por Teuchitlán como por los 43 de Ayotzinapa, porque gobierne quien gobierne, los derechos se defienden.
(*) Defensores de derechos humanos.

