(Primera parte)
Clarifiquemos el concepto de Partido. Cómo lo concebimos, cómo lo pretendemos, qué orientación debería tener, cuáles serían sus tareas y sus objetivos.
Un Partido es una herramienta social para la organización de la sociedad. Pretende ser la forma de organizar a la ciudadanía consciente convocada a realizar metas que incidan en el Bienestar social propiciando la construcción de una vida digna para todos: Alimento, Trabajo, Vivienda, Educación, Recreación.
Un Partido tiene una orientación clara y contundente, orientación aceptada y discutida por sus miembros quienes, una vez convencidos, se convierten en militantes. Así pues, es una Organización Política con objetivos concretos en favor de la sociedad, una herramienta para el cambio social y cultural. Tiene que ver con la forma de producir los bienes de consumo necesarios y su distribución equitativa.
Si queremos que nuestro partido sea considerado de Izquierda hay necesidad de forjarlo haciendo que su Militancia se distinga. Los militantes, mujeres y hombres, deben ser conscientes de su papel. Su participación los convierte en gente generosa, solidaria, cooperativa no competitiva, fraterna no hostil, amistosa no rival. Sabe acompañar, ve al prójimo como promesa no como amenaza, como integrante de su colectividad en proceso de convertirse en Comunidad.
El Partido orientará esos objetivos en función de la edificación de esa Comunidad Socialista, de un Ecosocialismo Comunitario siempre Democrático. Porque el Partido, siendo de Izquierda, así se asume precisamente, ya que comprende a la Democracia no exclusivamente como el momento electoral sino como la participación efectiva del pueblo en las decisiones económicas, políticas y culturales.
Dicho Partido, de Izquierda, Democrático, que lucha por el Socialismo, no tolera la corrupción con consejeros instalados mediante el chantaje traicionando sus principios de No Robar, No Mentir, No Traicionar, su propia consigna. El chantaje, método de corrupción, debe ser rechazado denunciando a quien lo promueva para imponer sus intereses, y defendiendo a aquellos posiblemente cooptados con esas vergonzosas prácticas abusando de sus necesidades.
Un Partido de Izquierda promueve el debate, la discusión con argumentos válidos, el diálogo basado en la escucha atenta. Un modo de pensar dialógico, sí de la mente consigo misma, pero también del diálogo con el otro. Los Diálogos—de bastante importancia en la Edad Media que los hereda de la antigüedad—son la pieza literaria por excelencia del Renacimiento en oposición al escolasticismo mecánico del comentario y el silogismo. Pero el diálogo, como modo de sociabilidad tranquila, de valorización de la opinión ajena, del aporte del modo de decir y de encontrar puntos intermedios, consensos sobre determinados temas, sin duda, un modo nuevo, horizontal diríamos, de concebir la construcción del conocimiento.
Ese Partido que buscamos forjar no convoca a la Unidad. Esa Unidad -de y entre la Militancia- se da, de hecho, por los Objetivos que se persiguen.
¿Qué se propone un Partido de Izquierda? Se propone instaurar la Justicia para los pobres. Es un partido de militantes con conciencia de clase cuya identidad los compromete con los más necesitados, los desamparados, los despojados. De ahí que combatan a un sistema económico perverso, Capitalismo depredador, cuyo único objetivo es el lucro y la ganancia basándose en la explotación y el despojo; en la ausencia de derechos laborales y prestaciones, en el saqueo, en la represión y la cárcel para los pobres.
Sus militantes están obligados a ilustrarse, así utilizarán argumentos válidos: Históricos, Políticos, Económicos, Culturales, Éticos. De ahí que se promueva la reflexión y el estudio sobre el conocimiento de la Geografía e Historia de nuestro país, de nuestras comunidades originarias, de nuestras lenguas indígenas, de nuestras riquezas culturales arqueológicas y antropológicas.
Los Talleres de Formación Política e Ideológica, las Conferencias permanentes, los debates frecuentes sobre temas relevantes de carácter social, político y cultural tienen que estar presentes en la dinámica interior del Partido. La Base militante, siempre atenta, promoverá a sus mejores mujeres y hombres, a los puestos de servicio público sin ambiciones personales, sin actitudes mezquinas, sin egoísmos recalcitrantes.
No se trata de ELEGIR entre principios sin oportunidad o una oportunidad sin principios.
Tenemos que saldar esta deuda con las nuevas generaciones con el ejemplo de una lucha abierta y el compromiso político. No importan nuestros años y achaques sólo las convicciones y la militancia.