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Jessica Rivera Hamed

Una noche que salimos de aquellas asambleas interminables, como a las 8 o 9 de la noche, y mientras cerrábamos la puerta del “M”, un chico que caminaba por la acera de enfrente se dirigió a nosotrxs y nos dijo: “si pueden no vayan al norte, algo feo pasó, está la marina y hay helicópteros y todo”.

No sabíamos que ese episodio cambiaría, no sólo el rumbo de radio chinelo los próximos meses, sino nuestra propia vida, seguridad y paz. Pronto nos enteramos que habían capturado – asesinado al “barbas” ese personaje de peso en el narcotráfico mexicano tan cercano al gobierno panista de Morelos en ese entonces.

Las fiestas de recaudación de fondos para “radio chinelo” cobraron un giro, pues, por ejemplo, a la noche de metal que se había programado nadie llegó, pues circulaba un mensaje de un grupo que decía que habría toque de queda y que sugerían a la población no salir vestida de negro pues era la forma de identificar al “grupo contrario”.

A pocos meses de arrancar transmisiones, nos encontramos en el zócalo de Cuernavaca junto a la Red por la Paz y la Justicia protestando por el asesinato de Juan Francisco Sicilia, hijo de un compañero poeta de la comunidad, Javier Sicilia. Integrantes del cártel del Pacífico Sur, célula de los Beltrán Leyva, lo habían asesinado junto a Jaime Gabriel Alejo Cadena, los hermanos Julio César y Luis Antonio Romero Jaimes, Jesús Chávez Vázquez, el teniente coronel Álvaro Jaimes Avelar, y María del Socorro Estrada Hernández. La muerte nos había tocado a la puerta, Juan Francisco y Julio eran parte muy cercana de nuestra comunidad.

Junto a la Red por la Paz y la Justicia se formó la colectiva Poemantas por la paz, recuerdo a Natalia, colocando en las puertas de palacio de gobierno aquella poemanta que citaba a César Vallejo: ¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!

Radio chinelo se volcó al cien por ciento a la cobertura del movimiento que se gestaba. Gracias a Don Fede, Radio Chinelo tenía una combi, la “combichinela” que nos acompañó en la caminata que hicimos a la Ciudad de México para exigir un alto a la “guerra contra el narco” que estaba cobrando la vida de personas inocentes y que el gobierno de Calderón llamaba “daños colaterales”.

Pocas veces vi a los medios públicos y privados tan comprometidos con una causa, hicimos compañeras y compañeros de camino hasta Ciudad Juárez, donde se firmó, entre diferencias estratégicas y políticas, el pacto por la paz. Recuerdo aún que Pablo Gleason, – documentalista de Cuernavaca que vivía en ese tiempo en Francia – me platicó que seguía la transmisión del pacto por Milenio TV y de repente se fue la señal. Fue a la página de radio chinelo y ahí pudo continuar viendo la transmisión.

No acabaría nunca de contar la cantidad de anécdotas de ese proyecto que, aunque siempre se cuestionó si era comunitario o no, vivía en su dialéctica la diversidad. Igual organizábamos presentaciones de libros sobre el movimiento zapatista o Rubén Jaramillo, que impulsábamos eventos por la Diversidad Sexual con “La Gorda” y “Debby Vergara” como protagonistas de la fiesta.

Recuerdo los conversatorios del Primer Festival de Diversidad Sexual en Barecito, Cine Morelos y el M33. Las experiencias de Samantha Fonseca que me hicieron ver la realidad de las mujeres trans, en este país. Las exposiciones de arte en La Casona Spencer, El Nido o La Comuna. Los diálogos con Tsillincalli Radio, Radio Tepoztlán, La Guayaba Radio y La Voladora que se convertían en fiestas comunitarias llenas de música y tradición.

Reconocer la diversidad, la otredad, nos enriquece, lo que era un sueño por tener una frecuencia en FM se convirtió en la posibilidad de encontrarnos y hacer comunidad. Quisiera mencionar a todas y cada uno de ustedes, pero sería terrible omitir a alguien. Como dirían las publicaciones de las redes, ustedes saben quiénes son.

Hoy, a doce años de esa experiencia, parece que vuelve a gestarse otro proceso que parte de la enorme experiencia en los medios públicos y comunitarios, del quehacer radiofónico, y de la necesidad de democratizar los medios en este país, para que la palabra sea, y siembre. Estaremos informando.

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