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FORMACIÓN POLÍTICA, FUNDAMENTAL

 

¿Qué necesitamos aparte de echar a la calle a los vividores?

Hace muchos años, más de 20, insistía yo en la necesidad de la formación política e ideológica de los militantes del PRD. Como nadie me hacía caso, asunto por demás natural en las directivas partidistas, inicié por mi propia cuenta en Yecapixtla con el compañero Benito Jiménez, Presidente municipal de entonces quien convocó a buen número de los trabajadores para un pequeño curso.

El Instituto Nacional de Formación Política actual, es un derivado de aquella iniciativa que inició así, con esos cursos de formación en diversos municipios. Iniciamos pues en Yecapixtla, Jiutepec, Yautepec y después, sesiones alternadas en Cuautla, Cuernavaca y Jojutla. ¡Diez, en cada una! Y una vez que se aprobó la organización de un Diplomado, en el Auditorio Emiliano Zapata de la UAEM, quince sábados de trabajos interesantes de los cuales a mí me correspondieron los 2 primeros.

Ese evento académico y político-cultural fue todo un éxito. Hubo 240 participantes, todos con cargo municipal. Para iniciar hicimos llegar a la dirigencia estatal los contenidos. ¿Qué papel debe cumplir un partido de izquierda? ¿Y sus militantes? ¿Cuáles son las consecuencias de este modelo económico depredador en materia social, política, cultural y medioambiental? Nos pareció un buen principio para ir formando bajo argumentos históricos, políticos y culturales, en general, a una militancia comprometida con la transformación de su sociedad. ¿O no es ese el Objetivo esencial?

Se pretendió abarcar diferentes temas que –obviamente- no se agotarían en tanto que su estudio requiere de más disciplina, tiempo y espacios de debate. Por ejemplo, resulta casi evidente que un militante comprometido con la causa debería conocer los 4 períodos históricos más importantes de la patria: la mal llamada Conquista, la Independencia, la Reforma y la Revolución. Causas, antecedentes, personajes más destacados en esos movimientos… De igual forma debería estudiarse el período de Calles y el conflicto cristero puesto que como fenómeno cultural-religioso forma parte de la edificación de esta nación.

Continuaríamos con el sexenio de Lázaro Cárdenas y sus grandes logros: el reparto agrario, la expropiación petrolera, la fundación del IPN, de las Escuelas Normales Rurales y los Ingenios azucareros (justamente el día que viene a Zacatepec –febrero de 1938- instruye a su Secretario para que se ponga a redactar el Decreto expropiatorio). Se estudiaría también el Neoliberalismo iniciado por Miguel de la Madrid adoptando el Modelo impuesto por el “consenso de Washington” que arrancó sus latrocinios internacionales en Chile con el golpe de Estado pinochetista contra Salvador Allende. México se puso en venta y Salinas de Gortari, obedeció domesticadamente lo aprendido en Harvard, Universidad en entredicho tanto por el Doctorado otorgado a Salinas, un fiasco en materia económica (véanse objetivamente sus consecuencias desastrosas) como por la inclusión de Felipe Calderón como “profesor” invitado.

En ese mismo modelito continuaron los siguientes títeres del imperio: Zedillo, culpable del FOBAPROA, vendedor de los Ferrocarriles y culpable también -con Chuayfet- de la matanza de Acteal; Vicente Fox presuntuoso subordinado de Bush; FeCal, culpable de las matanzas de inocentes y cómplice del Chapo Guzmán; y, por supuesto, su última adquisición, Peña Nieto. Toda una selección nacional de títeres del imperio yanqui.

La izquierda cuenta con suficientes argumentos para contradecir a un régimen perverso cuyas consecuencias económicas, políticas y culturales no podrían ser peores. El PRI y el PAN entregaban todo a la inversión extranjera, violando sus propias leyes, su misma Constitución. Sus Reformas son prueba fehaciente. Las mineras canadienses recibían toda clase de beneficios: no pago de impuestos, salarios injustos, no sanciones por el daño al medio ambiente y –además- mano de obra abundante, barata, dócil, sumisa, flexible, ignorante de sus derechos laborales.

La formación política integral persigue tres finalidades generales: a) la creación de ciudadanías democráticas, de izquierda y participativas; b) el fortalecimiento de la convicción ideológica, ética y democrática de los militantes; c) el fortalecimiento de las capacidades políticas, organizativas, formativas y de comunicación de todos, dirigentes y militantes. De este modo, se busca fortalecer y ampliar la organización territorial del partido desde la base; reencontrarlo con la sociedad; recuperar su utilidad como herramienta para abanderar las causas sociales; conquistar la democracia con libertad, igualdad y bienestar social; ampliar la confianza ciudadana, y desarrollar acciones electorales exitosas.

Sale… y vale…éntrenle a San Juan bailando.