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Brenda Eloísa Jaramillo Nava*

Desde la concepción hasta meses después del nacimiento el papel de la mujer es incalculable. El proceso de fecundación, gestación, parto o cesárea, puerperio, lactancia, crianza tiene una repercusión directa a la salud materna.

Las políticas públicas han sido dirigidas a prevenir el embarazo adolescente, que, aunque no deje de existir, han tenido impacto en la sociedad mexicana. Sin embargo, existe el otro lado de la moneda, las mujeres que deciden estudiar, trabajar, viajar etc., mientras el reloj biológico se termina, y cuando desean ser madres deben ser sometidas a diversos estudios costosos, dolorosos y con un desgaste emocional para cada paciente.

El bienestar de la mujer durante la maternidad debe de catalogarse como uno de los procesos más complejos del proceso salud-enfermedad; siendo que es algo “fisiológico” no debería causar estragos en las mujeres de todo el mundo.

Para la madre el proceso de embarazo puede tener un impacto físico y psicológico. El dar vida implica que nuestro organismo cambia sustancialmente, en todos los aparatos y sistemas, incluso en la forma de pensar y de ver el mundo. Algunas mujeres no tienen mayor problema de salud durante esta etapa, sin embargo, desafortunadamente cada vez son las menos; la vida moderna nos ha llevado a cambios sustanciales en el estilo de vida, en la alimentación, el estrés laboral, aumento de sedentarismo, aumento de obesidad y desnutrición, todo ello tiene un impacto en el estado de salud de las madres mexicanas.

En la diversidad de nuestro México, el control prenatal en algunas comunidades aún no se lleva a cabo por diversos tabúes, por falta de servicios médicos incluso por procrastinación de la población femenina. Es de suma importancia contar con el control prenatal porque permite identificar enfermedades en la mujer y el feto, prevenir posibles complicaciones, atención oportuna, aprender los signos de alarma durante la gestación, envío oportuno a un hospital, etc. Dicho control se puede llevar a cabo en instituciones de salud públicas y privadas, lo importante no es dejarlo de hacer.

El parto es el proceso por el cual nacemos, puede ser vía vaginal o cesárea. Cada uno tiene sus efectos, beneficios y complicaciones para el bienestar materno fetal. Este proceso debe ser vigilado y monitorizado de cerca, por personal capacitado en el tema como médicos, enfermeras obstetras, y parteras, según los usos y costumbres de la zona.

Posterior al parto viene el puerperio donde el cuerpo de la mujer se prepara para la lactancia, es un reajuste hormonal, físico y mental. Es la alegría de ver nacer a un hijo y la incertidumbre de cómo hacer que todo funcione. Una tarea hermosamente agotadora.

Junto al nacimiento del recién nacido también nace una nueva madre, llena de dudas, preguntas y nuevas experiencias. Debemos cuidarnos a nosotras mismas para poder cuidar a nuestros hijos, en todos los sentidos. La salud materna no termina con la crianza, es mantener un estilo de vida saludable que permita que nuestros hijos se desenvuelvan plenamente.

¡Feliz día de las madres!

*Brenda Eloísa Jaramillo Nava. Médica Especialista en Anestesiología. Hospital General Regional con Medicina Familiar No.1. OOAD Morelos. / [email protected]

La Jornada Morelos