En el marco del Primer coloquio “Prácticas emancipadoras: reflexiones sobre una episteme insumisa”, organizado por la casa de estudios Sylvia Marcos y Jean Robert, la UAEM, la Facultad de Psicología de la misma casa de estudios y El Colegio de Morelos, llevado a cabo los pasados 7 y 8 de noviembre, tuvo lugar en la sede de este último la mesa 4 “El género y la erótica en Mesoamérica: la moral colonial y los confesionarios”.
Hay que destacar que los temas de ambos días constituyen una referencia de lo que se está trabajando en el estado de Morelos en tanto búsqueda de un pensamiento que haga frente a prácticas de siglos de colonización. Es decir, abrir, mediante el rescate de saberes de los pueblos originarios, el posicionamiento de ontologías que habrían intentado aniquilarse con los procesos de invasión.
De esta manera, la mesa 4 expuso con una amena serie de ponencias los temas “Cacao-chocolate y deseo material-espiritual: corporeidad y eros alimentario en Mesoamérica, colonización y descolonialidad”, a cargo de Ángel Méndez. “Kanantayel Lum K’inal y los cuidados de la vida existencia, reflexiones de la poética zapatista y las mujeres”, por Mariana Mora. Y “Ars Erótica mesoamericano versus el dispositivo colonial del confesionario en el trabajo de Sylvia Marcos” por parte de Xochiquetzal Salazar.
Xochiquetzal es psicoanalista, artista feminista y miembro de la casa de estudios Sylvia Marcos y del colectivo Escucha, entre muchas otras actividades relacionadas con el arte y la cultura. Reitero que todas las ponencias presentaron temas sumamente valiosos en relación con prácticas de emancipación, o bien, diríamos, de la búsqueda de procesos de subjetivación o de producción de realidades menos opresoras y libertarias. Sin embargo, destaco algunos puntos que puso sobre el templete Salazar y que, a mi parecer, son absolutamente relevantes si intentamos pensarnos a la luz de una ontología alternativa de eso que llamamos el devenir mujer.
Anteponiendo el concepto italiano affidamento, que refiere un reconocimiento más allá de la sororidad, Xochiquetzal hace una distinción y pone de relieve el trabajo de Sylvia Marcos, quien se encuentra acompañándonos en el auditorio. El affidamento sería el reconocimiento y valoración del trabajo de otras mujeres, que aparte de acompañarnos abre el sendero para el tránsito de las demás. Prevalece la confianza, la admiración y el cuidado mutuo entre mujeres. Así, Xochiquetzal expone, bajo su propia tónica, conceptos clave del pensamiento de Sylvia Marcos en lo que denomina la “Ars erótica mesoamericana” en oposición al dispositivo colonial implantado en el cuerpo de las mujeres y como modo de asegurarse una especie de sujeción de la sexualidad.
A ese respecto, la palabra relacionada y muchas veces mencionada fue “epistemicidio”, toda vez que implantar dicho dispositivo en las mujeres a partir de los procesos de evangelización supuso también aniquilar toda una cosmogonía, saberes y prácticas que no estaban revestidas de la culpa y castigo que sí se sellaron con el pensamiento judeo-cristiano.
Por el contrario, pensar y rescatar los saberes de la Ars erótica mesoamericana supondría descolonizar el ser, el deseo y la erótica. Visto a la luz de Foucault, señala Xochiquetzal, se pensaría en esgrimir la verdad ya no mediante procesos clínicos, científicos (a través de discursos oficiales, pedagógicos que normalizan a los sujetos, pero que suponen una práctica de la modernidad capitalista, occidental y colonial). Más bien, la Ars erótica está implicada en la experiencia de la sexualidad, en la extracción del placer, de sus marcas experimentales y corporales. Pensaríamos entonces, continúa, en el dominio absoluto del cuerpo como goce único, en olvidar el tiempo, en el exilio de la muerte y de la angustia. A su vez, estas prácticas nos permitirían repensar o restituir el sentido de las fuerzas cósmicas implicadas en el erotismo de los pueblos originarios, donde este era representado como una fuerza vital del cosmos; el cuerpo era la materialidad de los placeres, pero también el protagonista de la trama cosmogónica, lugar de las dualidades y panteón de las figuras de las diosas.
Todas estas referencias, señala Xochiquetzal, las encontramos como propuesta en el pensamiento e investigación de Sylvia Marcos. A quien de ahora en adelante será obligado leer en esta apuesta por el rescate y generación de realidades más amigables con el sentido de libertad, pero también de reconciliación con la unidad y con el cosmos.
*El Colegio de Morelos / Red Mexicana de Mujeres Filósofas