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«Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver».

Willard Motley, Knock on any door

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“Yo me gusta la mar sin ciclones”, me dijo Lucia, con su acostumbrada e involuntaria manera de hacer poesía, y que en realidad era consecuencia de su abigarrada práctica del español. Escucharla era una delicia y con frecuencia yo me perdía en ese bosque sonoro, de tal manera que no me preocupaba si había entendido o no lo que me quería decir. Esto, a ella, le parecía casi una ofensa. “Mi habla busca luces en tu cabecita hueca”.

Nos conocimos en algún verano ya perdido en el nunca jamás, cuando ser joven no tenía la menor importancia. Lucía venía de un suburbio de Chicago, dispuesta a pasar tres meses en Cuernavaca, buscando las huellas de Willard Francis Motley y tratando de perfeccionar su muy estrambótico español.

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Willard Francis Motley fue un escritor afroamericano que comenzó de niño, a los trece años, su travesía por el periodismo y la literatura. Ser comunista y gay en los Estados Unidos de los años 40´s fueron condiciones que lo llevaron a buscar en México un territorio de libertad. Vivió casi 15 años en Cuernavaca. Al igual que Lucía, nació en un suburbio de Chicago, quizá por eso ella se obsesionó buscando las huellas mexicanas de Motley.

“Willard es fantasma que escapa de sus sueños”, me decía Lucía, luego de una jornada extenuante que nos ocupó la búsqueda de su casa. No la encontramos. Primero nos dijeron que cuando llegó a Cuernavaca, en 1952, su primera casa estaba en el viejo camino a Ocotepec. Motley no era alguien que podía pasar desapercibido. El color de su piel y su carácter extrovertido lo delataban. Una anciana del Barrio Tlanihuic, señora Simona Barrera, nos habló de un hombre “negrito y gracioso”, que todos los jueves pasaba a tomarse un atole de ciruela y a fumarse varios cigarros, con poca plática, aunque ciertamente enigmática, contando de sus experiencias en el cine de Hollywood. Pero no supo decirnos donde había vivido Willard. “Motley se sueña para esconderse”, me decía Lucia.

En su novela más célebre, Knock on any door, Motley se desborda narrando la vida de Nick Romano, un monaguillo italoamericano que se vuelve devoto de la delincuencia, en parte por la pobreza en que nació, pero también como consecuencia de un sistema penal que perfecciona sus mañas de gánster. Casi cincuenta mil ejemplares convirtieron en best seller a esta novela, publicada en 1947. “Toca en cualquier puerta” es el título que le conviene en español, pero la traducción con la que circuló fue Llamad a cualquier puerta, que también sirvió para nombrar la película, adaptada en 1949 y protagonizada por el notorio y singular Humphrey Bogart.

Lucia Kienzle era una pariente lejana del muy mentado cineasta norteamericano Nicholas Ray, que en realidad se llamaba Raymond Nicholas Kienzle Jr., y cuya fama fue fundada por Rebelde sin causa, protagonizada por James Dean. Knock on any door es otra de las suyas. Lucía no creía en casualidades. Decidió venir a Cuernavaca, sobre todo, rastreando una novela de Willard Motley que hasta la fecha permanece inédita: My house is your house. “Un día esa casa, mi casa”, me decía Lucía, sonriente.

En el Panteón Municipal de la Leona, colonia Carolina de Cuernavaca, Morelos, hay una tumba cuya inscripción es:

Willard Francis Motley

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July 14, 1909

Chicago, Cook County, Illinois, USA

March 4, 1965

México City

Willard Motley / Imagen cortesía del autor

Raúl Silva de la Mora