(Nuestras raíces)
Matlactlihuan Ome Tecpatl «12 Pedernal»
Manuel P Gómez Vázquez
Hemos transitado ya las 18 veintenas o celebraciones que componen el año, ahora estamos en el ciclo Matlactlihuan ome Tecpatl “Doce Pedernal”.
Las particularidades de este año que inició el 11 de marzo al atardecer son tres y están relacionadas con su numerología y los símbolos.
En primer lugar está el signo del año correspondiente a “Tecpatl” (pedernal), el cual desde el pensamiento Anahuaco, tiene significados realmente profundos que ya describiremos.
En segundo lugar está el numeral 12 que está relacionado con Tlahuizcalpantecuhtli, “el lucero anunciador”.
En tercer lugar tenemos la energía a la cual estará dedicada este año que es Itztli, la obsidiana.
Desde el pensamiento de nuestros ancestros, el Tecpatl o cuchillo de obsidiana, se consideraba un elemento sumamente sagrado, de tal manera que se han encontrado numerosas ofrendas en las cuales esos objetos están presentes. También los vemos plasmados de una manera muy clara en diversos códices y finalmente hasta hoy día quien conoce los Tollanes o “grandes ciudades” de los pueblos originarios del centro del país, se dará cuenta que al visitar los antiguos centros ceremoniales es posible encontrar hasta en los caminos pequeñas navajas de obsidiana regadas por todos lados. ¿Qué hace que la obsidiana y particularmente los cuchillos tengan semejante relevancia?, bien, adentrémonos a mirar la realidad desde la mirada de los Toltecas.
El Tecpatl o cuchillo de obsidiana ha estado siempre relacionado con la luz, por lo mismo se considera que una navaja de obsidiana es como un rayo luminoso que se desprende desde Tonatiuh “el hacedor de calor y energía” que hoy llamamos Sol. ¿Esto tendrá algún sentido lógico?, claramente visto desde la Toltecáyotl por supuesto que sí!!
Una navaja o cuchillo de obsidiana al ser un cristal volcánico refleja la luz del Sol que hasta podría deslumbrarnos, pero más allá de eso consideremos que un cuchillo por donde pasa su filo divide los tejidos en dos partes, por lo tanto de una forma meramente simbólica los rayos solares que llegan a la tierra desde Tonatiuh crean las dualidades. A la manifestación de la realidad dualizada la nombramos Ometéotl, la esencia dual integrada.
En otras palabras los rayos solares sobre la tierra crean el día y la noche, lo masculino y lo femenino y obviamente la vida y la muerte. Un cuchillo así como proporciona el tonal (energía) para que haya color y movimiento también corta y termina con la vida.
Es esta la razón por la cual los corazones humanos tienen como destino el cuchillo que no es más que albergar en su interior la luz de la vida y la muerte que en algún momento sucederá. En este sentido, cuando observamos en las piedras y códices los cuchillos de obsidiana penetrando los corazones es una simbología que afirma que del cielo se nos da la vida pero también de allá nos la cortan.
En otras adscripciones el Tecpatl es el arma de los guerreros. Entendamos que desde el pensamiento Tolteca un guerrero es considerado aquella persona que ha decidido adentrarse en el camino de ser dueño de sí mismo, que es la batalla más difícil de todas, entonces el guerrero necesita los pedernales filosos para abrirse camino y adentrarse en las profundidades de su ser interno.
Consideremos que este año estará dedicado a Itztli, la obsidiana, la presencia viva y concreta de Tezcatlipoca, el espejo que humea. Por lo tanto éste será un año en el cual la obsidiana se manifestará con sumo rigor lo que nos obligará a adentrarnos en el conocimiento profundo de nuestra personalidad, quien no consiga hacerlo padecerá las penurias de la vida material que en su naturaleza es transitoria, finita y superficial.
¿Por qué el espejo humea? definitivamente es porque contiene en sus adentros un fuego ardiendo. Recordemos que Tezcatlipoca es el reflejo de nuestro Ser interno, en otras palabras somos organismos duales con un cuerpo material y biológico ligado a la naturaleza, pero en el interior de cada uno de nosotros hay un calor interior que anima cada una de nuestras células compuestas de minerales, agua, oxígeno y oxidación, o sea los cuatro elementos.
Finalmente el número 12 está asociado a Tlahuizcalpantecuhtli “El protector de la región de la Luz” simbolizado en el oriente con Venus matutino. Es el lucero que anuncia que está por terminar la noche y que pronto emergerá Tonatiuh para entregarnos un nuevo día, una nueva oportunidad de crear nuestra realidad.
Tlahuizcalpantecuhtli es considerado el gemelo de Quetzalcóatl “la serpiente preciosa” que con sus ondulaciones genera las vibraciones que crean los colores y las formas. A él lo podemos identificar en los códices por sus enormes lanzas de luz, o sea son flechas luminosas que penetran tan profundo que llegan hasta tocar el Ser interior de todos los seres que poseen vida y movimiento.
Es así como podemos fundamentar que este año 12 Tecpatl será un tiempo en el que se manifestará con intensidad la Luz y la obscuridad, sin embargo para quienes no estén atentos y descarten la ardua labor de adentrarse en el conocimiento profundo de sí mismo padecerá las penurias de un mundo material que es insaciable, lleno de pasiones, defectos y limitaciones. Y de la misma forma quien esté listo para apropiarse de los pedernales y las flechas encontrará una gama amplia de posibilidades para encender una luz que alumbre su camino.
De acuerdo a lo que vaticinan nuestros saberes ancestrales, respecto a este ciclo que hoy vivimos, se esperan grandes cambios y manifestaciones tantos naturales, como políticas, económicas y sociales; algunos de ellos nos pueden parecer dolorosos o incluso desastrosos, pero tenemos que recordar la filosofía de nuestros antepasados que todo lo que se destruye, es para la construcción de algo nuevo que está por venir; así como se queman los campos y por desgracia se produce devastación, es la manera de limpiar todo lo que ya se tiene que ir y de los escombros renace la vida, sirviéndose de abono todo eso que fue destruido, es decir tiene que morir lo viejo, para dar nacimiento a lo nuevo, esa es la esencia misma de la vida, la cual es un constante cambio, para nuestra visión del mundo la muerte final no existía, sino que era un constante morir y renacer. Por eso debemos tomar con calma estos acontecimientos, para adaptarnos a las nuevas realidades y los nuevos retos, es momento de hacer un balance de nuestra existencia y dejar ir todo lo que es pasado, para dar la bienvenida a lo va a llegar. Ánimo la transformación puede ser dolorosa pero es necesaria e inminente.
Que la luz brille en su estado de conciencia y permita su crecimiento pleno.
Ometéotl.