

Memorias de un antiguo pueblo chinampero
(Segunda Parte)

Fernanda Isabel Lara Manríquez
Para los años sesenta las políticas hídricas que siguieron los actores gubernamentales con efecto de dar paso a la urbanización y, por ende, a la construcción de avenidas para la circulación de automóviles, dieron lugar al entubamiento de Río Churubusco y también a la clausura de los pozos artesianos con los que contaban los habitantes de San Juanico Nextipac; entre otras muchas fuentes de abastecimiento naturales de agua alrededor de la Ciudad de México y del entonces Distrito Federal.
En el caso de Río Churubusco, ya sólo se trataba de aguas de desagüe, sin embargo, había cierto apego por parte de la población de Nextipac hacia el río, sobre todo de parte de las niñas y los niños que jugaban a sus orillas, o de quienes recuerdan transitar sus orillas en burro para el comercio de alfalfa. No obstante, desde el siglo XVIII su caudal no tenía usos sociales de riego, pues como se mencionó en la entrega anterior, los rancheros y hacendados despojaron de sus riberas al pueblo.
El entubamiento de Río Churubusco puede comprenderse como un proceso que se dio en cuatro etapas, tal como se registró a través de la documentación encontrada en el Archivo Histórico del Agua y en el acervo del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX). La primera etapa se dio en 1960 en un fragmento para construir Circuito Interior; la segunda, en 1961 para un fragmento de la avenida Río Churubusco; la tercera, de 1970 a 1972 en el espacio cercano a la Central de Abastos y; la cuarta etapa en los años 1973 a 1974 que sería el tramo del río y su cruce con Calzada Ignacio Zaragoza.

En cuanto a los pozos artesianos, algunos expedientes del Archivo General Agrario señalan que para 1937 San Juanico Nextipac contaba con 23 pozos, 12 perforados por los colonos y otros 11 perforados por los dueños de la Hacienda La Soledad (ahora colonia Sector Popular), para uso público. Conforme los expedientes de SACMEX, en la Ciudad de México para el año 1960 había 241 pozos artesianos, de los cuales 170 se encontraban en operación, 12 estaban agotados, 5 parados provisionalmente, de 3 no había información, y 211 se encontraban ubicados en las secciones hidrológicas de la Ciudad de México y Xotepingo. Serían 971 pozos particulares, cuyos usos eran mixtos, entre agrícola, industrial y doméstico.
Así, de continuidad con esas mismas políticas públicas de desecación orientadas a la urbanización en los años sesenta y setenta, para el año 1964 se clausuraron dos mil pozos artesianos en predios particulares que extraían 1.2 metros cúbicos y se cambió a red de distribución al tiempo que se tomó la medida de impedir nuevas perforaciones de pozos. 1964 también sería el año en el que iniciaría el pago por una tarifa de agua para quienes anteriormente contaban con su uso libre, lo cual permitía el florecimiento y mantenimiento de las culturas del agua de la Cuenca del Anáhuac, así como la existencia de chinampas en Iztapalapa.
San Juanico Nextipac, ribereño de Río Churubusco y Canal de la Viga, es tan solo uno de los tantos pueblos originarios de la Ciudad de México que ha sido paulatinamente despojado de sus recursos hídricos no sólo para dar paso a la urbanización de mediados de siglo pasado a la actualidad, sino también para ahora conformarse en territorios de interés para su acaparamiento en pro del cartel inmobiliario, presente en diversas alcaldías de todos los colores partidistas.
Cruce de Rio Churubusco (aún con agua) y Canal de la Viga (ya pavimentado), 1958. Fundación ICA.

Recientemente, para el año de 2018 se inauguró la Parte B del Centro Comercial Parque Delta, territorio conformado por un predio del que nadie, ni el gobierno ni la iglesia puede comprobar su legítima propiedad pues se trataba de tierras comunales del Pueblo La Piedad Ahuehuetlán. Propiedad del mismo fideicomiso Fibra Uno, en 2020 se inaugura Mitikah en el Pueblo de Xoco, ocasionando un estrés hídrico sin precedentes, de la misma magnitud de la gentrificación ocasionada. Todo lo anterior en la alcaldía del partido azul.
Por su parte, en Iztacalco, cuyo gobierno ha estado a cargo del partido guinda, los barrios originarios sufren también de despojo, gentrificación y desplazamiento forzado por la presión no sólo del cartel inmobiliario sino también de la industria refresquera. En el sexenio anterior se vio un intimidante incremento de las construcciones a cargo de diversas inmobiliarias y concesiones de grandes cantidades de agua del subsuelo a cierta refresquera, en tanto los barrios originarios como La Asunción y Santiago identifican una intensa disminución de recursos hídricos.
La historia presente, la del siglo pasado y la cruenta ocupación de los españoles en el Valle del Anáhuac y diversos espacios de nuestro país, nos deja de reflexión, en alusión a la reciente celebración del Día Mundial del Agua, cómo se ha transformado, mermado y explotado nuestro territorio lacustre para dar cabida a proyectos urbanos que tienden a perpetuar la acumulación de unos cuantos sobre el despojo y la explotación de la mayoría.
También deja la preocupación, o siquiera la interrogante sobre qué se avecina como políticas públicas en materia de agua durante los próximos años si pensamos en la tendencia histórica tan vertiginosa que ha tenido en los últimos 60 años, pasando de ser un recurso de uso libre, como derecho humano que es, a establecerse su tarifa, ¿seguirá una tendencia de privatización del agua? Y si así lo es, ¿en favor de quién o quiénes sería privatizada?, finalmente ¿Qué harán los actores gubernamentales para garantizar el derecho humano al agua frente a la tendencia de acumulación del modo de producción capitalista bajo el cual continúan gobernando?
