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Pancho Vázquez, como le decían sus vecinos y correligionarios, campesino ambientalista, fue muerto por estas fechas hace un año. Igual que él, Samir Flores, también campesino ambientalista, fue baleado en febrero, pero éste en 2019. Los dos buscaron la protección de las leyes y de la justicia para defender sus tierras y su agua, aquí en Morelos.

Las muertes de ambos campesinos están marcadas por las sombras de la corrupción y por su incansable oposición a la construcción de la termoeléctrica de Huexca, parte del Proyecto Integral Morelos (PIM).

Francisco Vázquez Domínguez, integrante del Consejo de Vigilancia de la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (Asurco), fue asesinado en el municipio de Ayala, un día después de que encabezara una reunión en Chinameca para promover la destitución de su cargo al presidente de la Asociación, quien, con unas 50 personas había intentado de desalojar a los ejidatarios de Ayala que mantenían tomadas las oficinas de Asurco y a quien la organización Ejidos de Ayala en Defensa del Agua acusan de recibir diversos beneficios a cambio de eliminar las protestas ejidales.

Samir Flores Soberanes, indígena integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDT), y del Congreso Nacional Indígena (CNI), con fama de ser uno de los grupos más combativos entre las resistencias indígenas en defensa del territorio, perdió la vida el 21 de febrero de 2019, en el municipio de Amilcingo: tocaron a su puerta y lo balearoncuando la abrió.

Desafortunadamente, Morelos tiene una larga lista de ambientalistas asesinados, como Isaac Herrera Avilés, de Jiutepec, abogado ligado a las luchas sociales en defensa del medio ambiente, muerto en su casa el 23 de marzo de 2020,quien fuera una pieza clave para impedir que la inmobiliaria Casas ARA construyera 400 viviendas sobre el único pulmón verde que existe en el centro de Jiutepec y cuya muerte han exigido esclarecer la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), la Unión Europea, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y hasta el Departamento de Antropología de Universidad Autónoma Metropolitana, sin resultados, como en el resto de los casos.

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) identifica más casos de ambientalistas morelensesasesinados: 

José de Jesús Sánchez García, quien ejerció la defensa del bosque en el Parque Lagunas de Zempoala siendo guardaparque en esa área protegida. Luego de una semana de haberse denunciado su desaparición, fue localizado sin vida el 23 de marzo de 2021.

Rodrigo Morales Vázquez, activista ambiental defensor del agua y del Corredor Biológico Chichihuatzin frente a la contaminación de sus mantos freáticos, fue asesinado el 2 de septiembre de 2021, y

Alejandro García Zagal, defensor del agua, fotógrafo y activista social, asesinado el 7 de septiembre de 2021, también por arma de fuego, en su domicilio de Cuernavaca.

Pero esto no solo es un problema de Morelos, en su último informe, correspondiente al 2021,  el CEMDA identificó al menos 108 eventos de agresión en los cuales se perpetraron alrededor de 238 agresiones contra personas defensoras ambientales de la tierra y el territorio en México, lo que, para entonces, representaba un aumento del 66.15 por ciento en el número de eventos de agresión y un incremento del 164.44 por ciento en el número de agresiones respecto al año 2020.

Las muertes de todos estos ambientalistas comprometen a los que nos quedamos a conservar nuestra naturaleza y a no consentir que se dañe el futuro de las generaciones que vienen. Un año sin este tipo de seres humanos quizá sea mucho tiempo.

Zafra

De un diagnóstico acertado tanto de los avances como del retraso y error, se puede superar la pequeñez. ¿Qué vendrá hoy?

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