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Crónicas morelenses

Héctor Rosales

En esta oportunidad quiero compartir con las y los lectores algunas ideas acerca de la importancia que tiene el cine como expresión artística para mostrar temas de gran relevancia para nuestras sociedades. Nuestra aproximación a dos películas de realizadores mexicanos estrenadas en el año 2022 la hacemos a partir de dos de los proyectos de investigación que están en curso en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Bardo. Falsa crónica de unas cuantas verdades, de Alejandro González Iñarritu nos ofrece múltiples facetas para dialogar desde el proyecto: La identidad nacional mexicana como problema político y cultural. El personaje central de la película es un periodista mexicano que vive con su familia en Estados Unidos; en un viaje a México para recibir un reconocimiento sufre una crisis que lo mantiene inconsciente, precisamente en la zona intermedia que los budistas nombran como “bardo”. Lo que se nos muestra en la película son algunas de las imágenes delirantes del periodista, obsesionado por una interculturalidad no resuelta que tiene todo que ver con la historia de México, como el trauma de la guerra del siglo XIX donde se perdió la mitad del territorio, la herida provocada por la conquista de México y en particular por la destrucción de la ciudad de México-Tenochtitlán. En una de las escenas más alucinantes en el zócalo de la ciudad de México se observa una montaña de cuerpos y en la cima de ellos Hernán Cortes en diálogo con el periodista y el rompimiento de la ficción para mostrar que todo lo que se muestra es un montaje. Otra de las escenas más dramáticas es cuando el periodista camina en algunas calles del Centro Histórico donde toda la gente cae al suelo para producir una metáfora muy potente acerca del fenómeno de las desapariciones forzadas en el México contemporáneo.

Si bien parte de la crítica ha señalado la relación entre la película y los datos biográficos de González Iñarritu y el privilegio que tiene un cineasta consagrado para mostrar sus obsesiones más íntimas, desde una perspectiva sociológica más amplia, podemos reconocer algunos de los temas que han configurado la identidad nacional mexicana como un conjunto heterogéneo de hechos históricos, símbolos y memorias. En particular, la relación de México con Estados Unidos reproduce una situación de subordinación política y económica, de allí el fenómeno de la migración y el envío de remesas de los mexicanos que son hoy en día una realidad incuestionable. 

Pinocho, de Guillermo del Toro, ganadora recientemente del Globo de Oro, nos permite recordar algunas premisas que forman parte de nuestro proyecto sobre las culturas populares. Esta película retoma algunos elementos de la historia original, para proponer una narrativa muy potente donde el dramatismo se justifica por la crudeza de los contextos en el que tiene que vivir los personajes. El inicio no puede ser peor: Gepetto trabaja en la reparación del Cristo de la iglesia con la ayuda de su hijo Carlo. Una bomba destruye el templo y Carlo muere. Gepetto se deprime y se emborracha. En una noche de tormenta, inmerso en un estado delirante construye un muñeco de madera. A lo largo de la historia Pinocho deberá aprender lo que significa la amistad, la honestidad, el amor y la filantropía.

La historia de Pinocho transcurre en el contexto del ascenso del fascismo que derivará en el Segunda Guerra Mundial. ¿Cuáles son los elementos que le dan actualidad a esta historia? La popularidad de Pinocho se debe, por una parte, a que forma parte de una tradición literaria arraigada en nuestros imaginarios sociales, y por la otra al tratamiento potente y original que le da Guillermo del Toro. En su versión nos conduce a través de múltiples peripecias donde veremos cómo Pinocho va aprendiendo a ser humano, con toda la complejidad que esto implica. El sentido de la vida se adquiere a través de múltiples lecciones, en términos psicológicos, hasta que se asume también el sentido de la muerte.

Esta película formará parte, sin duda, del acervo fílmico más importante de nuestra época porque demuestra cómo puede retomarse una historia de las clases populares, para construir las fábulas que necesitamos en las sociedades del presente.

El cine es de los lenguajes más importantes para dialogar desde las investigaciones sociológicas sobre las culturas populares y la identidad nacional.

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