Alma E. Muñoz y Emir Olivares / La Jornada
Después de que México perdió el panel de solución de controversias contra Estados Unidos, relacionado con restricciones a las importaciones mexicanas de maíz transgénico, la presidenta Claudia Shienbaum Pardo aseguró que la mejor defensa para la conservación de la biodiversidad y la salud es que la siembra del maíz blanco no modificado genéticamente se eleve a rango constitucional.
Eso, dijo, está por aprobarse en la Cámara de Diputados, como parte del paquete de iniciativas de reformas constitucionales que envió al Congreso el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Manifestó que México es autosuficiente en maíz blanco y “nosotros tenemos por obligación que conservar nuestra biodiversidad y no solamente animal, vegetal, sino genética”.
Nuestra obligación, subrayó, es conservar todas las variedades de maíz, producto de la domesticación de los pueblos originarios.
Indicó que ante la modificación de los genes, “supuestamente para mayor alimentación, hay quienes piensan que pueden tener daños a la salud. Tienen un problema adicional, que el campesino depende siempre de la semilla”.
Y el maíz blanco que se siembra en México no debe ser transgénico, precisó. Se debe ir mejorando la semilla “en los propios cultivos, no en laboratorios, a partir de las distintas instituciones públicas y con los campesinos”, indicó.
Añadió que también se debe avanzar mucho en la siembra de frijol, para reducir su importación -actualmente 300 mil toneladas.
Cosecha de maíz libre de agroquímicos. Foto Cuartoscuro / archivo