
* Con tecnificación y gobernanza, se revirtió el estado crítico del agua subterránea en el oriente de Morelos.
* En 2007 hubo déficit de 3.3 millones de metros cúbicos de agua; en 2023 regitró superávit de 0.5 millones

* Para rescatar el acuífero Tepalcingo-Axochiapan, se entubaron 150 mil metros de canales: Juan Carlos Valencia
Antimio Cruz
Sin desplazarse hacia atrás, el agua fluye y rellena todos los huecos, avanzando siempre hacia adelante. En Morelos, el aprovechamiento de aguas superficiales está prácticamente vedado o prohibido porque esas cargas líquidas están reservadas para generar electricidad, después de que todos los ríos y arroyos morelenses escurren hasta el río Balsas, donde sirven para mueven las hidroturbinas de las presas Infiernillo y La Villita, en Michoacán.
Entonces, Morelos depende fundamentalmente de sus aguas subterráneas y de miles de pozos que extraen el agua para todas las actividades domésticas, urbanas, agrícolas e industriales, de los 2 millones de habitantes permanentes y el medio millón de visitantes que llega cada fin de semana.

Por todo lo anterior es importante, valiosa y alentadora la historia del acuífero de Tepalcingo-Axochiapan; un gigantesco cuerpo de agua subterránea, que mide 330 kilómetros cuadrados (km2) y abastece a todos los municipios de la región oriente de Morelos. Ese cuerpo de agua dulce logró pasar de un estado de sobreexplotación, a un punto de equilibrio y, ahora, a un sutil superávit. No fue un éxito que se haya conseguido en un solo año; ni siquiera en un solo sexenio: es una historia que mostró buenos resultados desde el día que se puso en marcha, pero ha tardado 18 años en consolidarse.
En 2007, en el acuífero Tepalcingo-Axochiapan presentaba una sobreexplotación de 3.3 millones de metros cúbicos (m3) anuales. Es decir que sus pozos extraían una cantidad mucho mayor de agua de la que naturalmente se filtraba por el suelo. En la actualidad, el último informe público de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de 2024, informó que el acuífero presenta un leve superávit de 527 mil metros cúbicos anuales.
Este es el resultado de un largo proceso de tecnificación y gobernanza, que ya buscan replicar otros tres acuíferos del país: Calera, en Zacatecas; Apan, en Hidalgo, y el acuífero de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
¡No hay agua!

La escasez de agua es el segundo tema que más preocupa a las mujeres y los hombres de Morelos; sólo detrás de la inseguridad. Así lo refleja la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2024), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. El 30.5 por ciento de quienes fueron encuestados en Morelos dijo temer que llegará a carecer totalmente de agua.
Este dato es importante para entender por qué es imperativo mantener saludables los cuatro grandes acuíferos que aportan agua limpia a los habitantes de Morelos: 1) el acuífero de Cuernavaca; 2) el acuífero de Cuautla-Yautepec; 3) el acuífero de Zacatepec, y 4) el acuífero de Tepalcingo-Axochiapan. De estos cuatro, el de Yautepec-Cuautla esta “en condiciones de sobreexplotación”; los de Cuernavaca y Zacatepec están en superávit pero “han ido disminuyendo su disponibilidad de agua”, y el de Tepalcingo-Axochiapan está “en equilibrio administrativo”, como se puede leer en las páginas 217 y 218 del Plan Estatal de Desarrollo 2025-2030, de la actual gobernadora Margarita González Saravia.
El profesor Juan Carlos Valencia Vargas, quien fue Director General del Organismo de Cuenca Balsas, de la Comisión Nacional del Agua, entre 2007 y 2012, participó en el diagnóstico de la crisis que vivía el acuífero de Tepalcingo-Axochiapan y en el diseño de la estrategia de rescate.
En conversación para los lectores de La Jornada Morelos Plaza explicó que, en 2007 los municipios del oriente de Morelos estaban en una situación crítica porque necesitaban agua, para trabajos agrícolas y para poblados, pero no había disponible. Esto afectaba a Jonacatepec, Jantetelco, Tepalcingo, Axochiapan, Zacualpan y Temoac.

“Agua superficial no se les podía otorgar porque está reservada para la generación de energía eléctrica, y agua subterránea no, porque el acuífero ya estaba en condiciones de sobreexplotación”, apunta Valencia Vargas.
En ese momento se entendí que sólo había dos opciones para recuperar el acuífero: 1) infiltrar más agua y 2) reducir la extracción de agua.
“En los dos sentidos se trabajó en ese momento. La alternativa de infiltrar más agua obligaba a la construcción de pozos de absorción, pero se vio muy limitada porque en ese momento no existía una norma que nos dijera cómo se podía hacer. Y ante la inexistencia de una norma, las autoridades que nos aprobaban esos proyectos, simplemente los atrasaban porque no tenían una norma legal para autorizarlo”, dice Juan Carlos Valencia, quien además de ser profesor de Ingeniería, también es director de la consultoría AQUATOR.
La otra alternativa era extraer menos agua, de manera que Conagua hizo un análisis de quién estaba extrayendo agua en el acuífero Tepalcingo-Axochiapan y encontró que poco más del 80% del agua que se extrae para la agricultura, es decir, para la producción de alimentos. El segundo gran usuario es el uso público-urbano o agua potable, con aproximadamente el 18% y el tercer uso era el uso industrial, pero en una cantidad muy pequeña en esa región, de menos del 2%.

“Para regular la extracción nos enfocamos en la tecnificación del riego agrícola, pero antes habíamos iniciado operativos para detener la perforación de pozos clandestinos o para clausurar aquellos que no tenían un título de concesión. De hecho, tuvimos un par de eventos en los que personal de Conagua fue retenido por usuarios de pozos irregulares y hubo una ocasión en la que tuvo que intervenir la Secretaría de Gobernación para que pudieran ser liberados”, narra Valencia.
Eliminar las pérdidas
Como el diagnóstico de 2007 señalaba la mayoría del agua del acuífero de Tepalcingo-Axochiapan se usaba para la agricultura, las autoridades y el personal técnico tenían muy claramente establecido dónde tenían que impactar. Así lo recuerda también el señor Pablo Tapia Nájera, productor de granos básicos y hortalizas en el municipio de Tepalcingo, quien hace 17 años fue uno de los primeros en involucrarse en los trabajos de rescate, junto con sus compañeros del Pozo # 6 de la Unidad de Producción Emiliano Zapata.
“Nosotros somos aproximadamente 250 productores que sembramos maíz elotero, frijol ejotero y algo de jitomate en invernadero. Y sí se puede decir que estábamos trabajando con un sistema muy primitivo, que es el riego por gravedad en canales de tierra. Esto lo que hace es que uno prende la bomba del pozo, se llena de agua el canal de tierra y la gravedad lleva el agua a la parcela donde se va a regar. Ahí se una compuerta para que entre hasta el terreno. Nosotros, los canales más largos que tenemos son de unos 600 metros desde el pozo, y luego el agua entra a la parcela”, indica don Pablo, quien entró en contacto con Conagua y con la Comisión Estatal del Agua porque era presidente de un grupo de productores.
“Con los canales de tierra se perdía mucha agua porque una parte se absorbía por el suelo del canal y otra parte se evaporaba por que el canal es abierto y hace mucho calor en esta zona. También se desperdiciaba porque había que llenar el canal cada vez que se regaba porque cuando se apagaba la bomba, el agua seguía corriendo y se iba. Después, empezamos con los trabajos de tecnificación o uso de tubería en los canales. Ahora ya sólo echas a andar la bomba, abres la compuerta y la tubería ya está cargada de agua”, detalla Tapia Nájera.
Conducción y distribución
Juan Carlos Valencia, quien además de Ingeniero tiene el grado académico de Maestría, cuenta que para el trabajo de tecnificación se contaron primero todos los pozos del acuífero Tepalcingo-Axochiapan, que sumaron 250. Luego se seleccionó a los que podrían tener más impacto en el ahorro si eran intervenido; que fueron 68 (42 pozos fueron modernizados y 26 fueron rehabilitados)
“Además de la intervención en 68 pozos, en poco más de ocho años construimos 150 mil metros de tuberías y logramos duplicar la eficiencia en el uso de agua. Para explicar con más claridad, digamos que cuando se usaba riego por gravedad en canales de tierra, de cada 100 litros de agua que se extraen del pozo, sólo 32 llegan a la planta y el resto se pierde por evaporación o filtrado. Con la tubería logramos que de cada 100 litros extraídos del pozo, lleguen a las plantas 62 litros; casi duplicamos la eficiencia”, apunta el director de AQUATOR.
El trabajo no se detuvo al terminar una administración federal o estatal. Desde 2007 ha continuado. Primero tardaron ocho años en revertir la sobreexplotación anual de 3.3 millones de metros cúbicos de agua; después lograron cuatro años de punto de equilibrio y desde hace pocos años están en “equilibrio técnico”, con pequeño superávit.
Sin desplazarse hacia atrás, el agua fluye y rellena todos los huecos, avanzando siempre hacia adelante.
RECUADRO 1: Éxito morelense sirve como modelo a otros acuíferos El rescate del acuífero Tepalcingo-Axochiapan es un ejemplo que debe seguirse en el país. La agencia diplomática Cooperación Técnica Alemana (GIZ) así lo ha considerado y por eso está trabajando ahora, junto con la Conagua, para revertir la sobreexplotación de acuíferos en CDMX, Zacatecas e Hidalgo. También se han obtenido recursos de empresas privadas como Grupo Modelo y Coca-Cola de México mediante el proyecto Aguas firmes. En esos proyectos participa el Maestro Juan Carlos Valencia, con la experiencia morelense, a través de la consultora AQUATOR. El caso más avanzado es el del acuífero Calera, de Zacatecas, donde llevan año y medio trabajando y ya han generado un mecanismo de gobernanza que es un Comité de Gestión para la sustentabilidad del acuífero. Ahí están representados el gobierno federal, el estatal, dos municipales, así como productores agrícolas, industriales, universidades y colegios de ingenieros. |
RECUADRO 2: Todo Morelos está en la cuenca del Río Balsas El río Balsas es uno de los más largos del país. Mide 800 kilómetros de longitud, pero reúne el agua de los ríos y arroyos presentes en 117 mil kilómetros cuadrados de 420 municipios, en 8 estado de la República. Solamente el estado de Morelos tiene el 100% de su territorio dentro de la Cuenca del río Balsas, pero esa cuenca abarca grandes regiones de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Guerrero, Estado de México, Michoacán y Jalisco. |
