
Morelos se posiciona entre las diez entidades del país con mayor número de casos de reclutamiento de menores por parte del crimen organizado, según un informe de la Secretaría de Gobernación. La magistrada presidenta del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA), Adriana Pineda Fernández, alertó sobre esta problemática, destacando que los grupos delictivos utilizan las redes sociales para “atrapar y engañar” a los jóvenes, ofreciéndoles falsas oportunidades laborales que terminan involucrándolos en actividades ilícitas.
Aunado a ello, el alto índice de consumo de sustancias ilícitas, el cual ha comenzado a edades mucho más tempranas, los orilla a tener que venderlas para sufragar los gastos de su propio consumo, y no solo eso, sino que muchas veces son incluso obligados a cometer crímenes como pago por las drogas.

“Hemos detectado que, en el tema de reclutamiento, es decir, ahora para que puedas sufragar los gastos consumo tienes que coparticipar en la venta de estos productos”, expuso la titular del TUJPA
Una realidad preocupante
Según el diagnóstico compartido por fuentes estatales y diversas investigaciones periodísticas, la entidad morelense enfrenta un serio problema en materia de reclutamiento de menores. Los grupos criminales se valen de ofertas laborales falsas y de mensajes engañosos en plataformas digitales para acercar a los jóvenes al consumo inicial de drogas, etapa que rápidamente se transforma en la obligación de participar en la venta de estupefacientes. “El narcomenudeo se ha convertido en el principal delito cometido por jóvenes en Morelos, y es fundamental que tanto padres, tutores como autoridades intensifiquen sus esfuerzos en prevención”, enfatizó la magistrada Pineda Fernández.
La trampa digital

La estrategia delictiva consiste en captar la atención de adolescentes mediante publicaciones en redes sociales que prometen empleos bien remunerados o actividades recreativas aparentemente legítimas. Una vez que los jóvenes muestran interés, se les expone a contenidos que normalizan el consumo de drogas, generando una dependencia emocional y económica que los vincula al mundo del narcotráfico. “Utilizan las redes sociales como una trampa; se presentan ofertas atractivas y, una vez que el joven cae en la trampa, se le introduce en un ambiente de violencia y abuso de sustancias”, explicó Pineda Fernández, resaltando la necesidad urgente de implementar campañas de educación digital y fortalecer los mecanismos de supervisión en línea.
El espectro de lo ocurrido en Rancho Izaguirre
Aunque el caso del Rancho Izaguirre, ocurrido en Teuchitlán (Jalisco), corresponde a otra entidad, la brutalidad y el nivel de manipulación que se vivieron allí sirven como advertencia. En dicho rancho, se documentó el reclutamiento forzado de jóvenes, el entrenamiento para convertirse en sicarios y la existencia de centros de adiestramiento vinculados al Cártel Jalisco Nueva Generación. “Si bien en Morelos no se han registrado casos de la misma magnitud que en Izaguirre, el hecho de que nuestro estado se encuentre en el top 10 de reclutamiento de menores evidencia que estamos muy cerca de esa línea de peligrosidad”, puntualizó la magistrada.
Llamado a la acción

Ante esta alarmante realidad, la Magistrada Pineda Fernández hizo un llamado tanto a las autoridades como a la sociedad para que refuercen los mecanismos de prevención y detección temprana. “Es imprescindible que padres, escuelas y organismos gubernamentales trabajen de forma coordinada para educar a los jóvenes sobre los riesgos de las redes sociales y fortalecer los canales de denuncia. Solo a través de una acción conjunta podremos revertir esta tendencia”, afirmó.
Diversos expertos en seguridad y derechos humanos coinciden en la necesidad de desarrollar estrategias integrales que incluyan el control de contenidos en línea, la capacitación a padres y docentes y la implementación de políticas públicas específicas para combatir el reclutamiento de menores por parte del crimen organizado.
Morelos enfrenta, por tanto, un desafío importante: proteger a su juventud de la influencia nociva de grupos criminales que, a través de engaños y manipulaciones en el entorno digital, están alterando el futuro de miles de jóvenes. La prevención y la educación se erigen como herramientas fundamentales para garantizar que los adolescentes puedan crecer en un ambiente seguro y libre de violencia.
