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Viviana Gutiérrez 

Denisse Arizmendi, fundadora de la empresa morelense Bexicana, se ha desempeñado como apicultora durante seis años. A pesar de las dificultades a las que se enfrentan los apicultores, ella reconoce la importancia de su labor en la conservación de las abejas y su constante lucha contra la venta de miel adulterada.

En una entrevista exclusiva con La Jornada Morelos, Denisse explicó que hay pocas mujeres dedicadas a la recolección de miel de colmenas, apenas dos, incluyéndola a ella, en el estado. Lo más difícil es que el Gobierno no brinda apoyo para llevar a cabo esta función, que es vital para la polinización de las plantas, un eslabón primordial en la cadena de producción agroalimentaria.

El uso de pesticidas, el cambio climático y el crecimiento acelerado de las áreas urbanas han provocado que las abejas sean desplazadas de sus hábitats. Por lo tanto, es crucial que la sociedad tome conciencia sobre su cuidado y preservación, ya que sin ellas se intensificaría la hambruna debido a la escasez de alimentos.

“La labor del apicultor es fundamental para la conservación de las abejas. Estudios han revelado que si los apicultores desaparecieran, las abejas solo sobrevivirían durante un máximo de cinco años debido al crecimiento de las áreas urbanas. Estamos perturbando sus ecosistemas, desplazándolas y poniéndolas en peligro. No se les presta suficiente atención, y solo los apicultores nos esforzamos por protegerlas y fomentar su aumento”, comentó Denisse.

Uno de los principales desafíos para la recolección de miel es encontrar espacios libres de pesticidas con cultivos orgánicos para obtener un producto de calidad. Cada vez es necesario buscar lugares más alejados, lo que ha contribuido al crecimiento del mercado de miel adulterada con jarabes que contienen pesticidas y antibióticos, carentes de nutrientes y perjudiciales para la salud a largo plazo.

“Mi desafío personal es dar a conocer este producto 100% natural y sin adulterar, para que la gente reconozca el sabor de una miel auténtica y pueda consumirla de un apicultor de confianza”, expresó Denisse.

El trabajo del apicultor: amor por la naturaleza

El amor genuino por la naturaleza y el contacto directo con ella son los motores que impulsan a los apicultores en su labor, ya que desarrollan su trabajo en pleno campo. Denisse lleva a cabo su actividad en el municipio de Huitzilac, específicamente en el poblado de Tres Marías, al norte del estado. Su trabajo diario está en constante cambio y adaptación.

“Ahora es temporada de cosecha”, agregó. Dependiendo de dónde se encuentren las colmenas, se trasladan a la planta, se sacan los bastidores de la colmena y se les quita la cera de opérculo, que es la cera con la que las abejas sellan cada celda para evitar que el néctar se escape.

Luego, se colocan en una centrifugadora y se recolecta la miel, que se pasa a unos tanques sedimentarios donde se deja aproximadamente una semana para que la cera, los pedacitos de pastos de abejas y otros residuos puedan flotar y luego filtrarse y envasarse.

“Utilizamos equipos especiales para extraer la miel y evitar las picaduras de las abejas. Quitamos las cajas y los bastidores, dejando una cámara de cría principal donde la abeja reina pone sus huevos, y una cámara de alimentación con miel. Luego, se retiran todas las demás para su extracción y se llevan a la planta. El proceso depende de la cantidad de miel recolectada”, relató.

El mayor desafío es la pérdida de competitividad debido a los altos costos de producción y al escaso conocimiento sobre la miel pura.

“El trabajo es diario; si no estamos cosechando, estamos moviendo las colmenas para tener mieles multifloralesdurante todo el año. Una colmena de abejas puede albergar desde 30 mil hasta 80 mil abejas, lo cual depende de la floración, el crecimiento y la temporada sin flor. Las abejas tienen su propio sistema de crecimiento: si hay poca floración, la abeja reina deja de poner huevos para controlar el tamaño de la colmena”.

“En realidad, se pueden colocar colmenas en cualquier espacio, pero lo ideal es un área grande con flores silvestres o cultivadas. Yo tengo una colmena grande en mi casa, y tengo hijos pequeños y mascotas. Las abejas te reconocen y son muy dóciles, no te pican sin motivo”, aseguró.

En la actualidad, Denisse Arizmendi emplea a cinco personas de forma permanente y hasta 10 de forma temporal. Los productos principales de la recolección son la miel de polen y propóleo, que se utilizan para hacer una tintura que ayuda al sistema inmunológico y a enfermedades respiratorias, así como jalea real y cera de abeja para la fabricación de velas, jabones y cremas. Estos productos se comercializan a través de sus redes sociales y de boca en boca.

¡Protejamos a las abejas! Todos podemos ayudar.

“No mates a las abejas. Muchas veces, en lugar de reubicarlas, la sociedad las destruye. Si nos llaman, las reubicamos y las liberamos en el campo cuando vamos por las otras abejas, para que puedan seguir propagándose”.

Por lo tanto, señaló que es más importante tener el número de un apicultor de confianza que el del cuerpo de Bomberos, ya que debido a la falta de conocimiento, las personas las matan sin pensar en el daño que causan al medio ambiente y en perjuicio del ser humano.

También, si una abeja te “visita” mientras bebes agua, comes o disfrutas de alguna fruta, no las lastimes ni las espantes con movimientos bruscos. Simplemente ignóralas y déjalas ir por sí solas.

En Morelos se estima que mil 320 familias se dedican a la apicultura, lo que representa aproximadamente el tres por ciento de las 65 mil toneladas que se producen en todo el país. La producción en el año 2022 se mantuvo igual, sin ningún incremento significativo, a pesar del esfuerzo individual que cada productor realiza desde su trinchera. El litro de miel pura se oferta hasta en 200 pesos.

Existen apicultores en todos los municipios de Morelos, ya que basta con tener un campo natural con flores para que las abejas puedan polinizar. Sin embargo, destaca la producción en los Altos de Morelos, como Huitzilac, Tepoztlán, Ocuituco y Yautepec.

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