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La UAEM, más allá de escándalos y crisis

• El próximo rectorado recibirá una universidad saneada financieramente y con mejor presupuesto

• Hasta el último año de su rectorado se lograrán superar los pasivos universitarios

• Terremoto y pandemia marcaron su gestión

• Sin plan político, regresará a la academia

Viviana Gutiérrez y Germán Muñoz. La Jornada Morelos

El tráfico por Avenida Universidad es pesado, colectivos y autobuses de carga multiplican por tres la sensación de distancia que hay entre Heroico Colegio y la entrada de la Universidad, en donde cabalga José María Morelos. Y no es temporada alta, que empieza hoy el 23 de enero, cuando regresen a clases los estudiantes y habrá por ahí, de ida y vuelta, 350 mil viajes de una multitud solo para dar clases, tomarlas o trabajar en la UAEM, en su campus Chamilpa, el central, en donde se ubica Rectoría.

Por el momento -a poco menos de una semana del inicio de clases- la Universidad comienza a desperezarse; ya hay actividades en ella, pero solo son administrativas, y eso se nota en los negocios de Avenida Universidad que a estas horas -8 y media de la mañana- permanecen vacíos o cerrados pero que, a partir de la próxima semana, las fondas, papelerías, centros de copiado, tiendas de conveniencia, de cómputo y hasta las librerías, estarán a reventar. 

La Universidad le da vida a Chamilpa y, gracias a sus egresados y actividades, a buena parte del estado y otras entidades vecinas pues la Universidad Autónoma del Estado de Morelos es prácticamente una universidad regional pues en sus diversos campus se prepara un buen número de jóvenes de los estados vecinos.

No es poco que una universidad pública, que eliminó prácticamente cualquier tipo de cobro a su estudiantado hace apenas siete años, le dé cobijo a casi el 14 por ciento de la demanda del estado en educación media superior y a poco menos de la mitad (el 40.2 por ciento) de educación superior. En el 2018, cuando iniciaba el rectorado de Gustavo Urquiza, se cuantificaba su matrícula en poco más de 43 mil estudiantes, por los que recibe alrededor de 40 mil pesos al año de presupuesto, mientras que otras universidades -las “nacionales”- pueden llegar a percibir más de 100 mil pesos al año por cada uno de ellos.

Es cierto que la UAEM experimentó recientemente un crecimiento explosivo -llegó a duplicar su matrícula durante la pasada administración-, la demanda así lo exigía,  pero la economía universitaria no lo soportaba. Este fue uno de los retos que enfrentó la actual administración de la Universidad, que concluye este año -por cierto , en 2023 laCasa de Estudios celebra su septuagésimo aniversario- con una matrícula prácticamente saturada, como muchas universidades públicas.

Aun así, las de educación superior no son cifras muy favorables para México en cuanto al acceso, pues solo la pueden cursar 4 de cada 10 jóvenes de 18 a 23 años lo que es muy poco si comparamos el mismo parámetro con otros países, incluso latinoamericanos como Argentina o Chile, en donde son siete de cada 10 los jóvenes que tienen la oportunidad de cursar estudios profesionales.

La Torre de Rectoría, deslumbrante u oscurecida, según se vea, desde el norte o desde el sur, respectivamente, es la genuina imagen de la actual UAEM: ha logrado remontar graves déficits -Urquiza promete dejarla en diciembre con una economía sana, y eso, ciertamente es mucho decir- y es perseguida por fantasmas del pasado, particularmente la llamada Estafa Maestra que mantiene desde 2021 prófugo de la justicia a su antecesor, acusado de peculado.

Con deudas catastróficas, sindicatos combativos, pandemia, terremoto, una carga presupuestal interna galopante, la UEAM ha logrado que presupuestalmente no se olviden de ella y actualmente goza de la confianza del gobierno estatal y del Congreso, pues ambos -dentro de su particular pugna por el presupuesto- han colocado a la Universidad como prioridad. Cualquier vecino podría decir que la educación es, por fin, algo importante en Morelos. Ojalá. Pero no: la ley los obliga a dotar a la Universidad por lo menos del 3 por ciento del PIB estatal, lo que no se ha cumplido todavía.

Urquiza tiene confianza de que no solo se alcanzará la meta presupuestal de ley sino que, algún día, cuando se logre la educación universal y todos los jóvenes tengan una alternativa educativa, cambiará el rostro de nuestro estado,habría menos problemas sociales, menos inseguridad y violencia. “La educación transforma la vida de los jóvenes, les da una oportunidad en su vida”, dice el Rector.

Por lo pronto, la insuficiencia de recursos, marcada por una matrícula generosa, por el congelamiento del fideicomiso para jubilaciones y pensiones -elemento grave para una población académica que obviamente envejece- y, desde luego, por un encarecimiento constante de los costos de operación, han llevado a la Universidad a una falta crónica de recursos, que se manifiesta cada año cuando se tienen que liquidar aguinaldos de inusuales 90 días -cuando en la mayoría de universidades se pagan entre 40 y 45 días- lo que ocasiona que, ya de manera ritual, la Universidad tenga que solicitar una ampliación presupuestal para el pago de prestaciones y, en enero, negociar los contratos colectivos con los dos sindicatos Universitarios.

Hay dos cosas que institucionalmente le preocupan Urquiza:que se mantenga el saneamiento financiero de la Universidad y que la matrícula, cuando crezca, lo haga mesuradamente. Personalmente, dice, su conflicto reside en qué hacer cuando deje el rectorado -cubículo o jubilación- pues, subraya, no tiene plan político alguno.

Cuernavaca, a los pies de la Universidad

El rector recibe al director de La Jornada Morelos en el último piso de la Torre de Rectoría, en unas oficinas funcionales, cómodas pero no ostentosas, en donde por doquier se aprecia discretamente el escudo universitario, pero sin colores, en calcomanías de nylon en las puertas o biselado en cristal en placas tan breves que se pueden ocultar tras una flor, como sucede en la recepción. El color se reserva para la planta baja, en donde un mural de varios metros de altura presenta una alegoría del conocimiento, el desarrollo y el amor a la tierra, que preside una galería, por ahora vacía.

En la sala de juntas de la rectoría, hacia el sur, se abre un amplio balcón desde donde se ve gran parte del campus universitario y, más allá, hundido en el valle, casi toda la ciudad de Cuernavaca. Es una atalaya privilegiada y podría ser un sitio destacado para cualquier paseo turístico. Privilegios del rectorado, de los que aun goza Urquiza.

“Hace poco más de cinco años recibimos nuestra universidad en una situación muy delicada en el aspecto económico y político -comenta- recibimos la Rectoría en 2017, poco después del terremoto. Varios edificios sufrieron importantes daños, empezando por el principal, que era un espacio icónico aquí en Chamilpa. En el campus Jojutla también hubo daños, en Puente de Ixtla…”, por lo que una de las primeras acciones que tuvo que hacer el nuevo rector consistieron en gestiones para que la Universidad recibiera ayuda del Fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Urquiza recibió una Universidad en ruinas, metafórica y materialmente. 

El rectorado anterior se vio involucrado en el gran escándalo de desviación de recursos llamado “La Estafa Maestra”, que se encargaron de reprocharle legisladores federales desde su primera solicitud de recursos.

Después llegó el Covid. La Universidad, como muchos otros centros en donde había concentración humana, se vio obligada a cerrar temporalmente sus puertas. Se tuvo que recurrir a la tecnología para la impartición de clases, los docentes intentaron aprender a usar Teams o Zoom, y más de 4 mil estudiantes desertaron.

A pesar de recordar todo eso, el Rector no pierde la sonrisa: la UAEM logró superarlo. La comunidad universitaria, estudiantes, docentes y trabajadores, nunca flaquearon. Y hoy hasta hay una oferta especial para que los estudiantes desertores por la pandemia se reincorporen a las aulas.

Una Universidad nueva

Tras el sismo de 2017 la UAEM se renovó materialmente y con el Covid, tecnológicamente. Pero la Estafa Maestra la modificó más profundamente. Comenta Urquiza que con el apoyo del Colegio de Directores y de la Junta de Gobierno, se establecieron nuevas medidas de transparencia en el uso de los recursos y hoy, dice, son pocas las instituciones cuya operación administrativa y ejercicio del gasto sea más observado. “Cada recurso es transparentado “.

Actualmente la UAEM conforma su presupuesto con el 33 por ciento del erario estatal y el 67 por ciento del federal, por lo que es inevitable que en su observación se involucren las instancias federales.

“Hemos sido muy cuidadosos, ya con la experiencia que ha tenido la Universidad en años anteriores, y desde un inicio,nos propusimos transparentar el uso hasta del último centavo que nos llega de la federación o del estado y cada tres meses entregamos la cuenta pública, al gobierno estatal y al Congreso. Cada diciembre se entregan también los Estados Financieros al Congreso de la Unión, a las Comisiones de Vigilancia y Educación a quienes la Auditoría Superior informa de cualquier observación que hubiere.

“Tenemos dos órganos de vigilancia: el órgano interno de control y la auditoría externa, ellos le rinden cuentas a la Junta de Gobierno, no dependen de la Rectoría, y nos tienen vigilados de cerca. También tenemos a la Auditoría Superior de la Federación que no nos falla cada año y cuando nos hacen observaciones las solventamos. Y también tenemos a la ESAF, creo que somos una de las instituciones con mayor vigilancia en el uso de los recursos”.

Todo esto es apoyado desde la Rectoría porque “me quiero ir tranquilo”, sostiene Urquiza. Incluso la gente ya tiene una nueva imagen de los funcionarios universitarios  “porque no han visto al rector haciendo derroches, ni fiestas y solo han visto que la Universidad trabaja”.

Hace algunos años, otra fuente de ingresos eran las aportaciones de los estudiantes, pero desde el 2016 seeliminaron. Hoy los estudiantes solo pagan servicios y el costo de su credencial, por lo que la UAEM se considera una universidad gratuita.

Además, Urquiza promete eliminar el déficit financiero de la Universidad. Ya casi lo logra, afirma. El mayor pasivo lo representa una deuda con el IMSS por alrededor de 320 millones de pesos, pero ya se gestionó -y se obtuvo- “un recurso adicional por parte del gobierno estatal y lo queremos para iniciar el convenio con el Seguro Social. Ya quitando ese pasivo, casi puedo asegurar que la Universidad tendrá finanzas sanas para el próximo año: sin pasivos y con un presupuesto mucho mejor que el que teníamos”.

“Hemos reducido el déficit financiero que enfrentamos desde un principio y ya solo nos falta una cuarta parte para remontar esta situación. En estos once meses no voy a bajar la guardia para que la Universidad logre sanear sus finanzas, esa es una meta para estos once meses”.

Pero restará un problema que no puede solucionar la actual administración de la Universidad: la ausencia de un fideicomiso para pagar las jubilaciones de un cuerpo docente que envejece. “Ese es un problema que tienen todas las universidades y otras instituciones pues no está contemplado en el presupuesto. Ese es un tema bien delicado. El problema es que no hemos tenido un capital semilla para el fideicomiso, aunque los sindicatos están dispuestos a retener parte del salario de los trabajadores para una aportación que se alimente el fideicomiso”.

Aunque existe un rubro en el presupuesto federal para atender esta situación, se encuentra congelado desde hace algunos años y no se ha logrado persuadir al Congreso Federal para que lo reactive. Por lo que, por lo menos en este año, el último de Urquiza al frente de la UAEM, quedará como pendiente.

En cuanto a la academia, por primera vez la Autónoma de Morelos logró acreditar como programas de calidad la totalidad de sus planes de estudio a nivel licenciatura, lo que significa que son reconocidos, que están actualizados.

Como sucede en todas las Universidades, los planes de estudio de la UAEM son evaluados por la Secretaría de Educación Pública a nivel superior y por el CONACyT, para los de posgrado, cuyo nivel de calidad está acreditado en un 90 por ciento.

Aunque es un logro de su rectorado, esto no es nuevo para Urquiza, pues en la administración anterior, cuando era Secretario Académico, la UAEM consiguió la acreditación en calidad del 94 por ciento en licenciatura y el 85 por ciento en posgrado. 

Estos indicadores académicos, dice Urquiza, han sido esenciales a la hora de negociar recursos para la UAEM, aunque se reconoce en desventaja: hasta hace poco, universidades que no ofrecían el bachillerato, recibían recursos como si lo dieran y otras con nombre o fama de “nacionales” pueden recibir hasta el 300 por ciento más de presupuesto por estudiante, aunque solo tengan 10 mil estudiantes más que la UAEM. Pero este es un problema en los criterios federales.

El acoso a las jóvenes estudiantes, nada nuevo

Aunque la UAEM no tiene problemas que son típicos en otras universidades públicas como vandalismo, robo o tráfico de drogas, sobre todo tras el regreso de la pandemia el acoso sexual se reveló como un problema universitario. 

En realidad, este problema no es nuevo en ningún lado, pero ante el creciente número de quejas, la Universidad creo una nueva dependencia: la Unidad de Atención a Víctimas que, por la demanda, se ha enfocado en la atención de mujeres. Aunque no son ellas siempre las víctimas, ni los profesores o trabajadores los victimarios. La UAEM ha cesado a siete docentes por acosar a estudiantes, pero también ha dado de baja a algunos estudiantes por la misma razón.

“Yo no estoy de acuerdo en la versión de que no se ha hecho nada al interior de la Universidad, sí hemos tomado acciones, porque no podemos ser omisos -dice Urquiza- Hemos tenido siete ceses de profesores, que ya no tienen relación laboral con la Universidad y esto se ha derivado de investigaciones que hemos hecho y en los que resulta que el profesor sí ha tenido responsabilidades y cometió un agravio en contra de nuestras estudiantes, y lo mismo en los casos de acoso entre estudiantes.

“Este es un problema en todas las universidades, se considera relativamente nuevo porque antes no se denunciaba, por eso es importante fomentar la cultura de la denuncia, pues muchas veces se teme que pudiera haber represalias por parte de alguna autoridad. Yo garantizo que no va a haber represalias y que es importante que denuncien. Nosotros no vamos a permitir ningún acoso”.

Pero la Unidad de Atención a Víctimas de la UAEM también ha recibido críticas y Urquiza dice estar dispuesto a revisar y mejorar sus protocolos incluso con el auxilio de los grupos que los han observado. “Ese es un compromiso: no vamos a permitir ese tipo de actos al interior de la Universidad, no seremos omisos. Nos falta mejorar nuestros protocolos pero estamos abiertos a las sugerencias para depurarlos. Y que se tomen acciones”.

El futuro de Urquiza y de la UAEM

Para el Rector, como académico y funcionario, solo hay dos alternativas: abandonar su oficina en el séptimo piso de la torre y su balcón privilegiado para regresar a su cubículo de profesor-investigador, “me vence más la parte académica, es la que me gusta más y, con salud, creo que lo podemos seguir haciendo bien”. La otra opción es la jubilación.

Pero aún le resta casi un año como cabeza de la UAEM. “El trabajo es el inmediato y, de aquí a diciembre, lo que se va a hacer es intentar cerrar bien el rectorado: la parte académica no la vamos a descuidar en ningún momento y, en la parte financiera, hacer todo lo posible aprovechando el respaldodel Gobernador, que tanto ha apoyado a la Universidad -subraya Urquiza- igual que la Secretaría de Educación Pública, que nunca nos han dejado solos”.

Todo esto “para que la Universidad termine bien financieramente y que la persona que me vaya a sustituir, no llegue igual que yo -es lo que menos deseo- sino que llegue de manera tranquila y siga el proyecto de que la Universidad siga adelante y que siga creciendo en cuestión de matrícula. El crecimiento se debe dar sobre todo en el nivel superior”.

El próximo año, el nuevo rector -o rectora, como acota Urquiza, pues la convocatoria que se publicará en septiembre no hace distinción de género- recibirá una Universidad saneada financieramente, sin pasivo y con un mayor presupuesto, y con una nueva imagen ante los morelenses, los gobernantes locales y las autoridades federales.

Con todo y carencias y crisis, “nuestra Universidad ha sido esencial para Morelos en los últimos 70 años, siempre ha demostrado su compromiso social y siempre lo seguirá haciendo”, compromete el Rector.

 

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