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Durante la homilía del domingo, el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, defendió la concepción de la tradicional “Sagrada Familia” dentro de la sociedad, al destacar que es ahí en donde el niño nace, recibe educación, religión, lengua, tradiciones, costumbres y oficios que lo harán desarrollarse a lo largo de su vida.

Recordó que el primer domingo, después de la Navidad, se celebra a la familia, que dentro de la Iglesia Católica es una verdad originaria y fundamental que pone en el centro “la realidad del amor entre el hombre y la mujer”.

“El hecho de que Dios ponga a la familia como fundamento de la convivencia humana y como un paradigma de la vida eclesiástica exige de parte de nosotros una respuesta decidida y convencida. Hoy por desgracia las ideologías están combatiendo a la familia; hay una guerra explícita en contra de ella. La difusión de visiones muy distorsionadas y peligrosas, alimentadas por esas ideologías relativistas y difundidas insistentemente por tantos medios”, agregó.

Por lo que el también presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió estar atentos y no dejar que “lleguen esos venenos” a distorsionar la esencia y la realidad de la familia y creer solamente en el concepto difundido por la Iglesia en la que “aprendemos a ser verdaderos cristianos, donde aprendemos los valores humanos, donde aprendemos nuestras responsabilidades, a ser libres, la verdad, la puntualidad, el deseo de la paz. En esa familia hemos de creer”.

Los primeros que deben de hacerlo, agregó, son los esposos, quienes son los que deben darse cuenta que esta organización es la fuente inagotable de su propia realización y felicidad, viviendo con responsabilidad sus compromisos, compartir sus alegrías y esfuerzos.

“Quisiera recordar aquí la importancia que tiene el Estado, la política, de defender esa familia, sana, unida y que vive el amor. Es la célula de una sociedad sana y que vive en paz. Una familia descompuesta y distorsionada presenta esa propia proyección a la sociedad y la destruye”, puntualizó.

Clara Viviana Meza