La flor de pericón o yauhtli, es una planta nativa de México con usos medicinales recomendada en infusión para tratar el dolor abdominal, la diarrea, disentería y vómito, además tiene efectos ansiolíticos y sedantes; es usada también como tintura natural que imprime un tono mostaza en los tejidos. Pero también, si sus ramilletes se tejen en forma de cruz, sirve para alejar al demonio de los hogares, los sembradíos, los negocios y hasta los automóviles.
Por estas fechas, la cruz de pericón (que se coloca el 28 de septiembre en las puertas y ventanas, las siembras y los frentes de algunos autos), empieza a adornar a todos los pueblos de Morelos y de otros estados como México y Puebla.
La leyenda dice que, como San Miguel Arcángel se va de fiesta, la cruz debe colocarse desde el 28 para que el demonio no aproveche la momentánea ausencia y se meta a las casas, provoque vientos que tiren las altas plantas de maíz, o cause algún otro mal.
El pericón se trae de los cerros o se compra con artesanos locales, que estos días han colocado sus vendimias en calles y mercados.
Como el pericón de las cruces debe estar fresco, empieza a recolectarse desde el 25 de septiembre, cuando aparecen las primeras cruces armadas por las manos de campesinos morelenses.
Para el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la tradición de las cruces de pericón en Morelos “es una representación de la identidad biocultural que remite a la memoria social de nuestros territorios”.
Y a lo mejor para la mayoría de los morelenses no es un asunto tan técnico, en cambio, reviste una tradición religiosa tan arcana que la vuelve obligatoria, parte de la comunidad, como el respirar.
Dora Sierra Carrillo, de la dirección de Etnohistoria del INAH, lo escribió así en El yauhtli, planta sagrada de Tláloc y San Miguel: “El yauhtli o pericón es una planta con una larga historia entre los pobladores del centro de México, tanto en el campo terapéutico como en el mágico-religioso; en el pasado estuvo asociada a Tláloc y a los tlaloque, así lo registran las Fuentes documentales y lo constatan los datos arqueológicos”.
Y luego anota: “Actualmente tiene un fuerte vínculo con San Miguel Arcángel, como lo refieren los testimonios etnográficos, incluyendo el personal; ambas relaciones se establecen siempre dentro del marco de las concepciones sobre la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, los fenómenos atmosféricos y los ciclos estacionales”.
La flor de pericón está asociada a la cultura morelense y, como las de Tláloc y San Miguel, hoy es su fiesta.
La colecta del pericón. Foto: Archivo Marco Barberi
La cruz de pericón en los sembradíos. Imagen: INAH
La cruz de pericón aleja de los hogares al demonio. Foto: Archivo Marco Barberi