Un personaje de la vida cotidiana en Cuernavaca, me hizo recordar y se lo agradezco, la lectura que hice de los textos en ese extraordinario Tríptico.
Nuestro crítico afirma contundente, sin escrúpulos, sin más: “el Rector de El Colegio de Morelos, después de una serie de ataques (renunció), en lo que nosotros llamamos periodicazos sin responsables porque las notas no están firmadas. Qué falta de valor civil y qué grave que un medio informativo se preste a este tipo de ataques, los cuales en el fondo pueden ser resultado de una instrucción de una autoridad o de un graquista resentido al que todos conocemos…” y después se dedica a enaltecer al gran rector Juan de Dios González.
Ortografía y sintaxis sin comentarios. Vayamos a mi relectura, que me recordó nuestro “profundo” crítico, defensor de lo indefendible. Aquí, Ortega y Gasset: “El intelectual de pura cepa no necesita de nada ni de nadie.”
“… si se quieren grandes hombres, no se les pidan virtudes cotidianas”. Aquí precisamente la descripción aguda: nuestros personajes, el renunciado y su defensor, contienen uno solo; como no hay grandes obras su virtud es su propia defensa sin verdades. No sé quién mandó a quién, pero es asunto menor. Nuestro crítico defiende lo que recibió; así sin escrúpulos tanto el que otorga y como el que recibe.
Sigue Ortega Gasset “…no debe extrañarnos la afición a la farsa, mintiendo descaradamente… nos sobrecoge siempre ese ‘don’ de la mentira”.
No hay cómo regresar el huevo al cascarón
El asunto es sencillo y nos coloca en una disyuntiva de vida. La búsqueda de la verdad es un continuo ir y regresar, y expresar esa verdad, decirla, “aunque le despedace”. Aquí no hay para donde hacerse.
Si el renunciado, defendido por nuestro crítico, es un gran hombre, su obra hablaría por él; su verdadera contribución, llevar al desastre al COLMOR, está a la vista en los textos que publicamos en estas páginas.
No hay anónimos, y sí muchos autores con nombre y apellido (más abajo algunas estadísticas).
Valor civil, eso es ni más ni menos de lo que carece quien renuncia y quien lo defiende.
“… la verdad es que ni la mentira cuesta nada al político, ni la veracidad al intelectual.”
Estamos frente a dos políticos o frente a dos intelectuales. Ninguno de los dos. ¿Qué son entonces? No lo sé. Lo que queda claro es que los escrúpulos y el valor civil no son cosa suya.
Genio Político
“Impulsividad, turbulencia, histrionismo, imprecisión, pobreza de intimidad, dureza de piel, son las condiciones orgánicas elementales de un genio político”.
Aquí nada de nada: murió a “periodicazos” como mosca, como bicho rastrero. Es posible morir así, si eres indeseable; político no es, mucho menos genio. Y su obra que busca la verdad, la profundidad, el cuestionamiento, la del intelectual de cepa, tampoco, de eso mejor su defensor (¿otro político? ¿otro intelectual?) no habla, no lo refiere, no lo recuerda.
Se dice que las notas son “anónimas”, que conllevan “falta de valor civil y qué grave que un medio…” etc. dice nuestro crítico severo. Hay que decir la verdad, aunque ésta despedace.
La pasión por la verdad a medias o cómo ocultar la realidad
Entre el lunes 19 y el lunes 26 de agosto de 2024, se incluyeron 33 publicaciones relativas a El Colegio de Morelos.
Diecinueve de ellas, es decir 58%, fueron suscritas por sus respectivos autores. De éstas, once fueron publicadas en las secciones Sociedad/Opinión y cinco, en Correo Ciudadano. Tres más correspondieron a creaciones de los moneros.
Diez publicaciones (30% del total) fueron escritas y publicadas bajo la responsabilidad de La Jornada Morelos, que dedicó al Colegio tres editoriales y una Zafra. Las otras seis fueron suscritas por la Redacción.
Finalmente, cuatro notas, las cuales representan 12% de las publicaciones, fueron escritas por autores o fueron resultado de entrevistas a autores que solicitaron reservar su identidad. Esto no son anónimos.
Cabe señalar que, además de estas 33 publicaciones, se realizó una caricatura animada, creación de los moneros.
“Llamar las cosas por su nombre es imponer la legalidad”, y dar el crédito a quien lo merece es un mínimo de civilidad
Entre otros de los autores que participaron con sus opiniones y artículos son: Antonio Sarmiento (Investigador en el Área de Matemáticas de la UNAM, Campus Morelos), María Isabel Saro Cervantes (QFB, Maestra en Ciencias de la Educación, Sexóloga Clínica, Máster en Anticoncepción, Salud Sexual y Reproductiva), Braulio Hornedo Rocha (Filósofo Matemático Pensador), Daniel Martínez Castellanos (Subdirector Editorial de LJM), Alicia Castrillón y Moya (Doctorada en el COLMOR), Antonio Ayala (Alumno del CIDHEM y del COLMOR), Adrián Lautaro García Salgado (Maestrante en Historia del COLMOR), Germán Iván Martínez, Emiliano Canto Moyen (exdocente de Antropología Política en el COLMOR), Efraín González Hidalgo (Pedagogía en el COLMOR), Alicia Esther González Lira, Eliseo Guajardo Ramos (Exalumno del Doctorado en Enseñanza Superior en el CIDHEM en transición al COLMOR), Héctor Zetina Vega, reporteros de LJM, los moneros Miguel Ángel y Omar.
Si hay pruebas que se demuestre
Lo del “graquismo” o autoridad que nos ordena, ni caso tiene; así, con nadie ni a la esquina. Pero tampoco con quien ni adiós dijo.
Enrique Balp Díaz
En cursivas, las transcripciones de Ortega y Gasset (para que no se hable ni de plagios ni anónimos)