

En el corazón de Cuernavaca, podemos encontrar una exposición pictórica que absorbe atención y provoca colocarse en el imaginario el mundo prehispánico; se trata de la obra “Mi memoria, mi historia”, presentada en tres partes: “transmutaciones”, “vestigios” y “codex, teoría de orígenes”, es arte presentado por Luz Paniagua, una joven artista visual morelense.
De acuerdo con Luz Paniagua, su obra fue realizada con pigmentos naturales, que se utilizaron en códices mexicas y mayas, es decir, del México antiguo, como granacochinilla, cempasúchil, sacatlaxcalli, entre otros, extraídos y llevados a la pintura, misma que presenta en un ambiente amable, ordenado y entre otras obras artísticas que muestra el lugar, el conocido restaurant “El Motivo”, ubicado frente a la entrada principal de la Catedral de Morelos, en el primer cuadro de la Eterna Primavera.

En propias palabras de Luz Paniagua, extrajo los pigmentos y los llevó a la pintura o al textil o a la gráfica e, incluso, también los ha llevado a la escultura.
Y en efecto, se pueden apreciar en tres muros del pequeño restaurante, acogedor y entre paredes guindas, con variadas luces cálidas y entre limpieza y orden.
“En la primera parte, en el primer muro, se llama ‘Transmutaciones’, el segundo muro es ‘Vestigios’ y el último muro que está cerca de la cocina es ‘Codec, Teorías de Orígenes’, que espero las disfruten. La información completa está en los ‘QR’ que están abajo del título de la exposición”, comentó la misma creadora, quien también es profesora del Centro Morelense de las Artes.
Uno de los cuadros artísticos presenta lo que puede ser un plano que muestra lo que podría verse como la civilización que rodeaba a las pirámides, entre calles y construcciones que se difuminan entre luces y colores. Es acompañado del pensamiento:

“Precioso collar, preciosa pluma, preciosa piedra verde, preciosa pulsera, preciosa turquesa, fuiste creado en el lugar de la dualidad, el lugar arriba de los nueve cielos. Tu madre, tu padre, Ome tecutli, Ome ciuatl, la mujer celestial, te formaron, te crearon, te enviaron”. Libro VI del Códice discursos rituales pronunciados por las parteras mexicas sobre el nacimiento de recién nacidos y sobre el corte del cordón umbilical.
“De pronto salimos del sueño, solo vinimos a soñar, no es cierto, no es cierto, que venimos a vivir sobre la tierra. Como yerba en primavera es nuestro ser. Nuestro corazón hace nacer, germinan flores de nuestra carne. Algunas abren sus corolas, luego se secan”. Techihuitzin Cayalchiuhqui.
Cabe referir, que la presentación de la obra se dio en un ambiente de misticismo en el que figuró una “ceremonia del cacao”, misma que llevó un momento de reflexión con los ojos cerrados, a media luz de velas colocadas en cada mesa, en el que se recordó el valor de la cultura prehispánica y sus tradiciones profundas en espíritu, en el que los conductores informaron que desde los tiempos de la cultura maya, por ejemplo, llamaban al cacao, la medicina para abrir el corazón, para abrir chacras, en donde la intención, dijeron, era retomar el balance entre los seres humanos y la naturaleza, un rezo, dar la gratitud, como lo dijo un viejo sabio, dar gracias a los árboles de donde salieron las semillas, al sol, al agua, a las personas que intervinieron en el proceso de este cacao. Hicieron tomar la bebida tibia, con sorbos pequeños mientras se escuchaban los mensajes, los pensamientos, la oración. Pero también agradecieron a los que hicieron posible dicho evento.
En la inauguración hubo poesía, meditación con filosofía de yogui, música y canto, así como la gratitud para todos los que hicieron posible la exposición que hoy en día figura en este rincón agradable de Cuernavaca.

Luz Paniagua
