

Hace casi 27 años falleció en Cuernavaca la poeta, novelista y escritora mexicana Elena Garro: una mujer que a pesar de las dificultades que pasó en su vida, logró escribir en un mes una de las novelas más populares en México. En el marco del Día Internacional del Libro recordaron a esta figura de la literatura mexicana, con la edición de Cátedra, Letras Hispánicas de su obra “Los recuerdos del porvenir”.
El conversatorio sobre esta novela -y sobre su autora- contó con la presencia de Ángel Esteban, quien es catedrático de la Universidad de Zaragoza, España, acompañado del periodista y médico Paco Guerrero Garro, sobrino de Elena Garro.

La charla se centró, en un primer momento sobre esta versión de la novela, sobre la que Ángel Esteban es uno de los dos editores. En el lugar, aprovechó para explicar sobre algunos aspectos que lo llevaron a tomar una obra de esta autora.
Una mirada académica con sentido social
La edición cuenta con 100 páginas de introducción. Contiene 5 capítulos, en los que, además se habla de la vida de la autora y su contexto histórico y social, su infancia, su viaje a Europa, su regreso a México tras 20 años de matrimonio, y sobre la tragedia de 1968, entre otras cosas.
Para el catedrático, resulta interesante el hecho de que las personas no recuerdan a Elena Garro cuando preguntan por grandes escritores mexicanos, y en lugar de eso nombran a su esposo Octavio Paz: “Cuando hablamos del boom, decimos ‘Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera Infante…’ Podemos seguir hablando y seguir diciendo los nombres nada más de hombres, pero no hay ninguno de mujer”.

Ángel Esteban se pregunta “¿Dónde estaban las mujeres en el boom?”. Para él, actualmente estamos viviendo “el boom de la literatura femenina y las mujeres”, “el boom de los estudios de género”, pero en la literatura, es algo que debió haber sucedido hace años, ya que la publicación de esta novela se realizó en 1963, y justo en 1967 explota “el boom de los escritores mexicanos”, algo que evidencia los sesgos literarios e intelectuales que el machismo causa.
Tanto a Elena Garro como a Elena Poniatowska o a Rosario Castellanos se les ha reconocido muchos años después del boom, tema que Ángel Esteban trata a fondo en uno de los capítulos del libro, donde revisa los años de publicación de sus obras, los premios que ganaron, y los rasgos sociales contextuales que predominaban. Debido a que el año en que se escribió la novela fue aproximadamente 1952, y como vivimos en diferentes épocas, el Dr. Esteban explica que, para hacer esta edición, “hay que pensar, hay que ponerse en la mentalidad de ella y en el momento en que la escribió ella”.
Para Ángel Esteban es destacable cómo escribe Elena: “no es lo que dice sino cómo lo dice”, afirma que, para él, ella es “un genio” porque esta novela de 300 páginas la escribió en un mes después de que la operaran de mielitis, y sin haberse realizado alguna corrección de su escrito.
Un anecdotario para conocer más sobre la gran escritora mexicana
Paco Guerrero Garro compartió las memorias que construyó mientras convivía con su tía, en donde llama la atención la relación de Garro con su esposo Octavio Paz. Las dificultades con las que Elena lidiaba, las cuales nunca fueron impedimento para que ella escribiera y creara. Además, prácticamente gracias a él es que hoy en día podemos disfrutar de “Los recuerdos del porvenir”, ya que salvó la novela la cual fue arrojada a la chimenea de su casa: “No es mérito mío; el destino me puso en ese lugar y en ese tiempo, y pude vivirlo”, explicó Guerrero Garro.
¿Pero, qué pasaba en la vida de Elena?
Paco cuenta que ahora se da cuenta del machismo que su tía vivía por parte de su esposo Octavio, pero en ese tiempo era muy joven para darse cuenta de todos los detalles. “El machismo de Octavio no veía la sensibilidad de mi tía, no veía la manera en que sufría.” Explica que Elena nunca tuvo un lugar para escribir: “Escribía en su cama, en un sillón, en una silla, en un comedor. No tenía archivos. Nunca tuvo un espacio para escribir como lo tenía Octavio.” Los escritos de Garro nunca se realizaban con copia, solo los realizaba a través de “una máquina de escribir que le había regalado Tomás Córdova”.
Sobre el día que salvó la novela, comentó: “Ese día tenía yo un examen de patología clínica. Estaba oyendo una gran gritería en el cuarto de mi tía. No de Octavio, sino de mi tía; Octavio nunca le alzaba la voz: sus insultos eran quirúrgicos, sencillos, eran directos a la yugular, o sea, con esa inteligencia que tenía, podía insultar directo al corazón. Entonces sale Octavio rápido, por primera vez vi salir en saco y sin corbata. Llega Josefina preguntando qué pasó: sale mi tía en camisón, tira el escrito al fuego y regresa corriendo a su cuarto. Entonces yo instintivamente lo saco y lo guardamos”.

“Al día siguiente, estaba mi tía con una tristeza, pero una gran tristeza, entonces le decimos Josefina y yo tenemos algo”. Paco Guerrero afirma que la expresión en su tía cambió completamente, se veía feliz porque no tenía alguna copia de ese escrito. Y así, se pudo publicar Recuerdos del Porvenir. A pesar de que se conoce que fue por insistencia de Octavio Paz, Paco considera que el escritor lo hizo como una forma de compensar el sufrimiento que le causó a su tía.
Guerrero Garro habló sobre algunos comportamientos que tenía Octavio con Elena, como exigirle tener la mesa puesta cuando tenían visitas, no le dejaba tener amigos más que dos hombres, quienes la visitaban desde temprano, porque de lo contrario los corría cuando llegaba en la tarde. Además, Octavio tenía amantes, con las que se “exhibía” en público, pero Elena no podía tener amantes porque Octavio se enojaba y le reclamaba.
Paco Guerrero explica que cuando Elena empezó a salir con su amante, es cuando más plena y en libertad la percibió; salían a comer y siempre regresaba con un regalo, pero era un regalo simbólico para confirmar su cariño, como un “prendedor”, un ramo de tres o cuatro flores, una caja de chocolates, un pequeño perfume, etc. Además, cuenta que en los escritos de su tía puede encontrar lo que él vio en su juventud, en cada línea hay parte de la vida de Elena, en todas sus obras contienen pequeños destellos de su realidad. Elena se encontraba en una manera de jaula con Octavio, y su escritura también era una manera de liberarse.
Para concluir esta intervención anecdótica, Paco explicó que de por sí, Octavio tenía un carácter fuerte: era muy controlador, se molestaba si las cosas la movían de lugar porque todo tenía un orden. Sin embargo, a pesar de los comportamientos que Octavio tenía hacia Elena, ella no se sentía menos que un hombre.

Para los asistentes, fue una gran manera de celebrar el día internacional del libro y los derechos de autor, al reconocer a una mujer que forma parte de los grandes escritores mexicanos. Este evento se pudo llevar a cabo con la presencia de estos distinguidos ponentes gracias a la gestión y organización del escritor y cronista Roberto Abe Camil y la historiadora y artista Cecile Camil, quienes estuvieron presentes en el evento, así como la rectora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Viridiana Aydeé León Hernández, y el director del Centro INAH Morelos, Víctor Hugo Valencia Valera.
Ángel Esteban y Francisco Guerrero Garro en la presentación de la edición de Cátedra de Los Recuerdos del Porvenir, la novela cumbre de Elena Garro. Foto: Malu Medina
Francisco Guerrero compartió pasajes de la vida de Elena Garro, lo acompañan Juan Contreras, director de Cultura de Cuernavaca y Ángel Esteban, catedrático de la Universidad de Zaragoza, España Foto: Cortesía
