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Mexicana y de origen humilde, Nancy Aguilar Tovar supo desde joven que nada la detendría. Creció en un entorno donde estudiar ya era un privilegio, pero nunca dejó de prepararse. Con disciplina y constancia, fue abriéndose paso en un sistema complejo hasta ocupar espacios clave en el Poder Judicial. Su historia no es de casualidades: es el resultado de una vida dedicada a entender, aplicar y defender la justicia.

Nancy nació el 11 de noviembre de 1974 en Tuzantlán, una pequeña comunidad del municipio de Tehuitzingo, Puebla. “Ahí hice lo que sería la primaria, en la escuela Mariano Matamoros. De hecho, lo único que tiene ese pueblo es precisamente la primaria”, recuerda.

La secundaria la cursó en la cabecera municipal. Sin embargo, a los 13 años, su vida dio un giro. Debido a una crisis de sequía que afectó severamente el trabajo agrícola de su padre, sus padres emigraron a Estados Unidos. “Nosotros, mis seis hermanos, nos quedamos encargados con la familia de mi mamá, que es del Estado de México”.

Ir tras su vocación

Un año después, se reunió con sus padres en Nueva York, donde concluyó su formación de secundaria y preparatoria en el sistema estadounidense. “Durante esos cuatro años en los que viví allá, no me gustó el estilo de vida. El clima es extremo y no había convivencia familiar”. A pesar de tener oportunidades académicas relevantes —“incluso para Harvard”, enfatiza— decidió regresar a México a cumplir sueño de ser abogada.

“Desde niña sabía que quería ser abogada. Me indignaban las injusticias, incluso en la escuela. Siempre era la que defendía al grupo.” Aunque en algún momento soñó con ser piloto aviador, eligió el Derecho como herramienta de servicio. “Mi abuela no creía que fuera posible, pero yo sabía que sí.”

Nancy recuerda que previo a dejar Estados Unidos, su familia intentó hacerla desistir de regresar a México.

“Mi tío me decía que no me esperaban nada allá, que aquí tenía todo para crecer. Sin embargo, me vine a México”.

Volver a empezar en Morelos

Al llegar a Morelos descubrió que su inscripción universitaria no se había concretado, por lo que recurrió a una opción particular, el Centro Internacional de Estudios Superiores (CIES). “Yo tenía algo de dinero ahorrado, porque en Estados Unidos trabajé como mesera en un restaurante chino, y ahorré algo”.

Combinó estudios y trabajo. Primero en el CIES y, más tarde, en el ISSSTE. Después de un tiempo, buscó ingresar a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Gracias al apoyo de la consejera Fanny Miranda Castrejón logró la revalidación de materias y su ingreso a la Facultad de Derecho.

Ahí se integró al grupo estudiantil Emiliano Zapata, convirtiéndose en la primera mujer presidenta del colectivo. “Me animé gracias al apoyo de varias compañeras, como Rosy Aguilar, y gané la votación interna”. Durante su gestión impulsaron talleres, concursos y otras actividades que transformaron la participación estudiantil.

Participó en un paro estudiantil para defender una elección interna. “El rector nos amenazó con no dejarnos titular, pero a pesar de eso, decidí seguir adelante”. Se tituló por promedio y con mención honorífica.

Su trayectoria profesional incluye cargos en la Contraloría del Estado, el Fideicomiso Lago de Tequesquitengo y el Instituto de Crédito. En todos ellos, destacó por su ética y compromiso: “Me pidieron dictar una resolución a modo, y yo dije que no, que no podía emitir una resolución que no fuera la correcta”.

Más adelante, se integró al ámbito jurisdiccional. En paralelo, comenzó a dar clases en el CIES. Su especialización en Derecho Administrativo la llevó a impartir cátedra desde temprana edad y a consolidar una carrera en el servicio público. Conoció al Dr. Miguel Ángel Falcón durante su formación, y más tarde, éste le ofreció integrarse como secretaria de Estudio y Cuenta. Posteriormente, fue nombrada secretaria particular del magistrado presidente.

“Fue un gran shock para mí, ya que nunca imaginé que me lo ofrecería”. Así continuó su desarrollo profesional, combinando experiencia en lo académico, lo administrativo y lo jurisdiccional.

Resiliencia y justicia frente a la adversidad

En marzo de 2023, formaba parte de un tribunal destacado por su eficiencia. Sin embargo, después de resolver 40 juicios solicitados por la presidencia, fue trasladada a un tribunal civil en Jonacatepec, una especialidad ajena a su experiencia en materia penal. Además, este cambio significó un fuerte impacto en su vida personal, ya que, como madre soltera, debía reorganizar su vida para atender a sus hijos y su trabajo.

Al enfrentar la decisión de someterse a una situación de injusticia o luchar por sus derechos, Nancy optó por interponer un amparo. A pesar del miedo a represalias y las advertencias de su colega Gaby Acosta, quien llevaba años enfrentando obstáculos similares, Nancy decidió defenderse de un acto arbitrario. Su amparo resultó exitoso, y la Justicia Federal falló a su favor, permitiéndole regresar a su puesto en Tlacholvaya.

Sin embargo, el acoso no cesó. El presidente del tribunal solicitó todos los expedientes relacionados con sus decisiones, lo que interpretó como una persecución sistemática. Nancy decidió presentar una denuncia por acoso laboral, lo que finalmente la llevó a recuperar su posición en la materia penal, su verdadera especialidad.

Hoy, como jueza en el tribunal de enjuiciamiento en Cuautla, Nancy continúa demostrando su fortaleza y compromiso con la justicia, enfrentando los desafíos del sistema judicial con integridad y determinación. Su historia es un ejemplo de resistencia y lucha por un sistema judicial más justo.

Una carrera judicial hacia una nueva etapa política

Nancy enfrenta un giro inesperado en su vida profesional. Tras más de 27 años de servicio público como jueza, la decisión de postularse como candidata para la Magistratura Federal es un paso que podría definir su carrera, una en la que ha demostrado tenacidad, compromiso y un profundo respeto por la justicia.

A lo largo de su trayectoria, Aguilar Tovar ha sido testigo de la transformación del Poder Judicial y, ahora, se encuentra en el centro de esa misma transformación. En sus palabras, «con todos estos años, la verdad, no veía próxima la jubilación, no veía próximo el retiro», sin embargo, la reforma constitucional que afecta su puesto actual le dio dos opciones claras: «o me jubilo y me retiro, o decido ser parte de esta transformación y subirme al tren».

La idea de un cambio estructural en el Poder Judicial no le es ajena. «Con la reforma, ese puesto que obtuvimos por concurso de oposición sabíamos que desaparecería», comenta. Esta realidad la motivó a tomar la decisión de participar en la contienda electoral, a pesar de las dificultades que implica. No era su primer intento por alcanzar una magistratura, pues había concursado previamente sin éxito, pero esta vez las circunstancias parecían diferentes. «Tal vez esta pudiera ser mi oportunidad», dice.

Tras una ardua competencia, Nancy Aguilar fue electa por ambos poderes, Ejecutivo y Legislativo, en un proceso que para muchos fue sorpresivo. Hoy, está compitiendo por una de las seis magistraturas federales en materia penal y administrativa, en un proceso electoral que, a pesar de ser nuevo para ella, no ha dejado de estar marcado por retos y obstáculos. Aparece en la boleta rosa con el número 1.

Del escritorio a la calle

El proceso de campaña es un campo completamente nuevo para Aguilar Tovar, quien por años se ha mantenido al margen de las redes sociales, pero que ahora debe adaptarse a la exigencia de visibilidad que las plataformas digitales requieren. «Es muy difícil una contienda electoral con tantas limitaciones», afirma, refiriéndose a las restricciones impuestas por el INE, que hacen del proceso una lucha más compleja.

A diferencia de algunos de sus competidores, que ya están jubilados, Aguilar Tovar enfrenta la desventaja de tener que equilibrar su campaña con su rol actual como jueza. «Tengo en trámite 25 juicios. Si me voy, se anularían esos juicios, y hay personas que llevan tres años esperando que se resuelvan. ¿Cómo les digo ‘me voy a buscar un cargo y ya verán qué pasa con sus juicios’?», se pregunta, mostrando su compromiso con la justicia que ha marcado su carrera.

En esta contienda electoral, se juegan mucho más que cargos; se trata de una oportunidad histórica para las mujeres en el Poder Judicial, ya que por primera vez se disputarán seis magistraturas bajo el principio de paridad de género: tres mujeres y tres hombres. En este contexto, Aguilar Tovar se enfrenta a once competidoras más, lo que subraya la importancia de su candidatura, no solo como mujer, sino como una profesional de amplia trayectoria en el sistema judicial.

No obstante, uno de los mayores desafíos que enfrenta es la falta de conciencia sobre la elección en curso. «Muy poca gente está consciente de que esta elección está en curso», comenta preocupada. En un país donde la elección de autoridades locales y gubernamentales genera gran atención, la lucha por un cargo en el Poder Judicial Federal parece pasar desapercibida para muchos. Este desinterés por parte de la ciudadanía resalta aún más la importancia de una campaña que debe hacerse escuchar en medio de una vasta competencia.

La responsabilidad de elegir con ética y conciencia

En medio de la incertidumbre que rodea a las elecciones para la Magistratura Federal, Nancy Aguilar Tovar se enfrenta a un desafío aún mayor: educar a la ciudadanía sobre la trascendencia de un voto que podría definir el destino de muchas familias y del sistema de justicia mexicano.

A lo largo de su carrera judicial, Aguilar Tovar ha sido testigo de la desconexión entre el Poder Judicial y la sociedad. “Lo que he visto es que la ciudadanía no está capacitada para comprender la trascendencia de esta elección”, comenta. Muchos no saben diferenciar entre un juez, un ministerio público y un magistrado federal, lo que dificulta aún más el proceso electoral. En una elección que no se parece a ninguna otra, las boletas solo contienen números y nombres, sin colores, logotipos ni rostros que faciliten la identificación de los candidatos. “Las personas tendrán que conocer a los candidatos y elegir a uno por cada materia, marcando el número correspondiente. Están diciendo que cada votante tiene un promedio de 20 minutos para decidir”, señala.

A pesar de los obstáculos, Aguilar Tovar no se limita a pedir el voto. En su recorrido por las colonias, también se ha propuesto informar a la gente sobre lo que está en juego. “Se les ha dado un gran poder, pero no se les ha proporcionado la capacitación para ejercerlo”, afirma. La educación sobre el ejercicio del voto es crucial, y es una responsabilidad compartida entre los ciudadanos y los candidatos. “Debe haber un periodo de capacitación y difusión de información a la gente”, recalca.

Desafíos de una carrera judicial

Uno de los puntos más críticos para Nancy Aguilar Tovar es la forma en que algunos candidatos se están presentando. Con una visión clara sobre el papel de los magistrados, afirma: “No se trata de elegir al más popular, al que tenga más títulos o al más bonito. Se trata de elegir a quien haya demostrado experiencia y, no solo experiencia, sino también honestidad y autonomía para ser un juez, lo cual no es sencillo”. Es un mensaje directo que resalta la importancia de la ética en el ejercicio judicial.

Lo que más le preocupa, sin embargo, son los perfiles que están surgiendo en esta contienda. «Hay candidatos que jamás han pisado un juzgado, candidatos políticos», señala. Y lo que más la inquieta es que estas candidaturas, sin la experiencia adecuada, podrían poner en riesgo la justicia mexicana. “Es como si les dijera: ‘Súbanse a un avión con un piloto que tiene la licencia, pero nunca ha pilotado’. Es un riesgo muy fuerte”, subraya. Para ella, la justicia no es un “hueso” político, sino una función técnica que debe ser ejercida por personas con la preparación y el compromiso necesarios.

A pesar de estas preocupaciones, Aguilar Tovar reconoce la necesidad de oxigenar el sistema judicial, permitiendo la llegada de perfiles externos. Sin embargo, hace una distinción clara entre aquellos que aportan nuevas ideas y los que simplemente buscan un cargo para beneficiarse. “No todos tienen que ser de carrera judicial, pero los que solo buscan un ‘hueso’, saltando de un cargo a otro, no deberían estar aquí”, recalca.

Nancy Aguilar Tovar también hace un llamado firme a la ciudadanía sobre la importancia de no dejarse influir por prácticas corruptas. “Nunca acepten comprar su voto”, afirma, resaltando la necesidad de tomar decisiones basadas en el bienestar colectivo y no en intereses particulares.

La importancia de la responsabilidad pública y la ética judicial

En medio de un proceso que ha generado incertidumbre, la jueza exhorta a la ciudadanía a investigar, conocer y analizar el perfil de los candidatos.

«Lo que más preocupa es que, en ocasiones, la gente se deja llevar por la fama pública», afirma Aguilar Tovar. Si bien reconoce la importancia de una buena imagen y el valor de la experiencia, también subraya que la ética y el compromiso con la justicia no pueden medirse solo por los títulos o el historial de cargos obtenidos. «Puedo presentarme aquí como la Madre Teresa de Calcuta o como el más bondadoso de los seres humanos, pero la gente tiene la responsabilidad de no creerme solo por eso», comenta.

La jueza resalta que, en la era digital, es sencillo obtener información sobre cualquier persona. «Cualquiera puede buscar en Internet el nombre de un candidato y ver parte de su historia o trayectoria», señala. Sin embargo, va más allá de lo que se encuentra en línea: la gente debe investigar. «Es crucial que la ciudadanía no solo se quede con lo que ve, sino que también valore si el candidato es un buen ser humano, si tiene valores, si su comportamiento refleja principios éticos», sostiene.

Aguilar Tovar también señala que, a pesar de la impresionante trayectoria y los títulos que algunos candidatos pueden ostentar, no todo es lo que parece. «Algunos pueden tener toda la experiencia y los títulos que se desean, pero como seres humanos son, perdón, unas basuras», afirma con contundencia. La reflexión es clara: la ética y los valores personales son esenciales para el ejercicio judicial.

Finalmente, invita a la ciudadanía a reflexionar profundamente sobre quién merece ocupar los puestos clave en el sistema judicial. «No se trata solo de los títulos o las credenciales, sino de si realmente se puede confiar en esa persona para administrar justicia», concluye. La transparencia, la ética y la humildad, según Aguilar Tovar, son elementos esenciales para quienes buscan liderar en el ámbito judicial.

Eventos estudiantiles del grupo Emiliano Zapata, en los cuales participó Nancy Aguilar Tovar, una muestra de su implicación activa en la vida universitaria.

Nancy Aguilar Tovar, conocida como -la jueza de hierro-, destacada por su ética y compromiso con la justicia

Titulación por promedio de licenciada en Derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM, realizada por Nancy Aguilar Tovar, reflejando su dedicación académica

Toma de protesta como Juez de Control, Juicio Oral y Ejecución de Sanciones de Nancy Aguilar Tovar, destacando su compromiso con la justicia

Estrella Pedroza