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«Nino», Marcelino Asensio Morales, es un joven comunicólogo originario del municipio de Copalillo, en Guerrero, que ha emergido como una voz destacada en la defensa y preservación de la cultura indígena.

A pesar de su aun breve trayectoria en los medios, su profundo compromiso con la lengua y las tradiciones de su comunidad lo ha llevado a utilizar el poder de los medios de comunicación como una herramienta estratégica para la resistencia y la reivindicación de los pueblos originarios. Su labor refleja una pasión genuina por proteger y difundir la riqueza cultural que define a su pueblo.

La historia de Nino Asensio

Marcelino Asensio, conocido en su comunidad como Nino, nació en Copalillo, cabecera municipal de un pueblo con profundas raíces náhuatl, donde la lengua materna se transmite de generación en generación.

Es hijo de Leonardo Asensio Casimiro y Cristina Morales Carrillo. Desde pequeño, Nino creció escuchando las historias de su gente en náhuatl, pero también vivió las limitaciones y barreras que la discriminación impuso sobre su cultura.

«Mis papás y mis abuelos nos pedían que no habláramos náhuatl fuera de casa», recuerda. El racismo que enfrentaban al salir de su comunidad era palpable, pues los que no hablaban el español con fluidez eran objeto de burlas.

Nacido en este entorno, Nino experimentó el contraste de su cultura indígena con las exigencias del mundo exterior. La familia migró a Morelos para trabajar en el corte de caña y jitomate, lo que les permitió sobrevivir mientras sus hijos, incluidos Nino y sus hermanos, comenzaban a hablar español y a adaptarse a una nueva realidad. «Mis hermanitos fueron los primeros en hablar español en el pueblo», dice. Sin embargo, esto no fue fácil, y el proceso de adaptación fue a la vez un desafío y una bendición.

De Copalillo a Cuernavaca: un viaje hacia el futuro

La transición de un pueblo rural a una ciudad como Cuernavaca no fue sencilla. Nino estudió en su comunidad hasta la preparatoria y, al cumplir su sueño de estudiar Ciencias de la Comunicación, se mudó a la capital morelense. «Cuando era niño, veía los comerciales de Cuernavaca y pensaba que quería vivir allí», recuerda con nostalgia. Fue en la radio y la televisión donde Nino encontró su pasión por los medios, desde joven soñaba con tener un programa de radio, algo que ahora parece más cercano de lo que alguna vez imaginó.

Sin embargo, su llegada a Cuernavaca no estuvo exenta de dificultades. La brecha económica y social entre la vida rural y la vida urbana se hizo sentir. Durante sus años de universidad, Nino trabajó en Soriana para poder costear sus estudios. «A veces me dormía sin comer», confiesa con humildad, pero también con determinación. La beca que recibía de la Universidad Guízar y Valencia, situada en Acapancingo, le ayudaba, pero nunca fue suficiente para cubrir todos los gastos. «Gracias a Dios, mi papá me apoyaba económicamente, me traía cosas como una estufa y una cama, pero la situación era complicada», asegura.

Desafíos y aprendizaje en la universidad

En la universidad, Nino se enfrentó a otro reto: la diferencia en el nivel educativo. Mientras sus compañeros ya manejaban tecnologías de vanguardia, él llegaba con un conocimiento limitado debido a su origen rural. «Había una brecha generacional entre mis compañeros y yo», explica. Sin embargo, la ayuda de sus maestros fue fundamental para su integración y aprendizaje. «Me ayudaron mucho, me comprendieron y me apoyaron cuando más lo necesitaba», recuerda con gratitud.

Los días de Nino no eran fáciles. Se levantaba temprano, trabajaba largas horas en Soriana, y después caminaba por varios minutos hasta la universidad, ubicada cerca de Amatlán. El esfuerzo constante de equilibrar trabajo y estudio hizo que Nino se sintiera agotado en ocasiones, pero nunca se dio por vencido. La posibilidad de ser algo más, de llegar a los medios de comunicación, era su motor.

Nino inicio su trayectoria en medios de comunicación de Cuernavaca

En medio de la pandemia de 2020, Nino decidió buscar una oportunidad en los medios locales de Cuernavaca. Fue un proceso lleno de incertidumbre, donde la perseverancia y las puertas cerradas no fueron obstáculos, sino señales de que, eventualmente, la oportunidad correcta aparecería.

«Toqué puertas en todos los medios, pero en la mayoría me dijeron que no», recuerda Nino, quien en ese entonces apenas terminaba su carrera universitaria en Comunicación.

«Fue hasta que llegué a lo que era ADN Informa, que me dijeron que sí. Fue una puerta pequeña, pero ya estaba adentro. Lo importante es que ya estaba dentro», comenta, con la tranquilidad de quien sabe que cada paso que dio en su trayectoria, por más incierto que fuera, lo ha llevado a donde está hoy.

Desde sus prácticas y servicio en ADN (ahora Informate y +) , Nino se quedó en el medio, donde ha logró consolidarse no solo como parte del equipo durante cuatro años, aprendió no solo el proceso interno del medio sino también a reportear en distintas fuentes.

A principios del 2023 junto con sus jefes pensó en la posibilidad de impulsar un proyecto de noticias en náhuatl, pero se quedó en un sueño.

Fue en marzo de este 2025 que el proyecto noticias en náhuatl se concretó con una transmisión semanal y ha generado un gran impacto dentro de la comunidad.

«El programa en náhuatl nació como una oportunidad que no podíamos dejar pasar. La gobernadora tiene como bandera el apoyo a los pueblos indígenas, y el presidente Andrés Manuel López Obrador también tiene iniciativas que promueven la inclusión de las lenguas originarias», explica Nino, quien se encarga de traducir, escribir el guion y aportar su voz al proyecto.

Aunque la producción es un trabajo en equipo, Nino es quien se asegura de que el contenido sea fiel a las raíces culturales de la región. El programa, que dura entre tres y cinco minutos, incluye noticias relevantes, y ha alcanzado hasta 70,000 reproducciones, lo que demuestra el interés que ha generado.

El éxito de este proyecto también se debe a la dedicación que Nino ha puesto en cada episodio, cuidando los detalles de la traducción y la subtitulación, para garantizar que el mensaje llegue a toda la comunidad. «Lo traducimos todo y lo subtitulamos en español. Aunque yo hablo en náhuatl, lo importante es que el mensaje llegue claro a todos», menciona.

Hoy, Nino Asensio continúa en Infórmate y +, con el compromiso de seguir creciendo en el ámbito profesional. Aunque aún no se han concretado convenios de patrocinio para el programa en náhuatl, está claro que lo más importante es que, con el esfuerzo de todo el equipo, este proyecto sigue resonando con un público cada vez mayor.

Su historia no solo refleja las dificultades de iniciar una carrera en tiempos de crisis, sino también la importancia de dar voz a las comunidades que a menudo no tienen espacio en los medios tradicionales.

«No sé qué depara el futuro, pero sé que estoy haciendo lo que me apasiona y que este proyecto es solo el inicio», concluye Nino, con la esperanza puesta en lo que vendrá.

Voces que resuenan en náhuatl

Uno de los momentos más significativos de su carrera fue cuando tuvo la oportunidad de entrevistar a la gobernadora Margarita González Saravia, en su campaña, y lo hizo en náhuatl. «Le pregunté cuál iba a ser el plan de trabajo para los pueblos originarios de Morelos», recuerda.

La respuesta de la gobernadora fue prometedora, pero la experiencia de hacer la pregunta en su lengua materna, y de recibir una respuesta en español, marcó un hito en su carrera.

“Ella quedó fascinada. Dijo que no había reporteros en náhuatl aquí en Morelos, y qué bueno que se está retomando este proyecto”, afirma.

A lo largo de los años, las entrevistas en náhuatl se han repetido, y ahora es una práctica habitual que el periodista recurre a este idioma cuando el tema lo amerita, como en sus entrevistas a la presidenta Claudia Sheinbaum.

En cada oportunidad, el joven periodista ha mantenido su compromiso con su lengua y cultura.

«Es un tema generacional, porque a él le tocó cuando todavía había mucha discriminación. Yo estoy viviendo otra época», comenta, refiriéndose a las barreras que enfrentó en su camino y cómo ahora, más jóvenes como él, están tomando la palabra.

El trabajo que realiza no solo es un acto de perseverancia personal, sino también una forma de reivindicación cultural. “Me siento orgulloso de lo que soy, de mis raíces, de mi cultura”, dice con convicción. Aunque en ocasiones algunos colegas lo miran con sorpresa, él se mantiene firme en su propósito de visibilizar a las comunidades indígenas a través de los medios.

Este joven periodista ha logrado no solo abrirse paso en un mundo competitivo y difícil, sino también mantener la lengua y cultura de su comunidad vivas en un espacio de gran alcance. Y aunque el camino aún está lleno de retos, él sigue adelante, con la convicción de que su trabajo está haciendo una diferencia para los pueblos originarios de Morelos.

“Al principio fue complicado, pero ahora ya me reconocen. Ya me identifican. Estoy aquí para hacer mi trabajo y para seguir visibilizando nuestras voces”, detalla.

El desafío generacional de la discriminación indígena

A los 34 años, este joven ha recorrido un camino lleno de retos y satisfacciones. Su vida se ha visto marcada por su identidad indígena, la cual ha decidido llevar con orgullo al enfrentarse a la discriminación y en su lucha por los derechos de los pueblos originarios de Morelos.

Cuando se le pregunta sobre su experiencia luchando contra la discriminación, recuerda cómo, en su juventud, muchos de sus esfuerzos se vieron opacados por los prejuicios hacia las comunidades indígenas. «No es por juzgar, pero más bien es eso. El tema es generacional», dice con una tranquilidad que refleja tanto su experiencia como la madurez adquirida con el tiempo.

«Yo me siento orgulloso de lo que soy, de mis raíces, de mi cultura. Pero es un tema generacional», continúa, señalando cómo los retos que enfrentaron los más viejos no son los mismos que los de su generación. Mientras observa la evolución, se convierte en parte de la solución, visibilizando y defendiendo lo que antes muchos callaban.

La larga lucha por la visibilidad y el reconocimiento de los pueblos originarios

En su andar, ha tenido el respaldo de su gente y la admiración de muchos. «La mayoría me ha felicitado, pero otros se sorprenden porque no es común ver a alguien que levante la bandera del náhuatl», comenta sin pretensiones. Reconoce que la discriminación aún persiste, pero que, al menos en su caso, no ha sido un impedimento para crecer. Para él, la lucha por los derechos indígenas ha sido el vehículo ideal para reivindicar sus raíces y su cultura.

El camino no ha sido fácil. Desde sus primeros pasos, enfrentó la dificultad de los conectores y la falta de recursos, comunes en comunidades marginadas, pero siempre con la idea de que el esfuerzo valdría la pena. «Venir de un pueblo tiene muchas limitantes personales», afirma. Las dificultades no lo desanimaron, al contrario, lo impulsaron a mejorar, a encontrar sus propias formas de adaptación y a destacarse en un campo en el que las barreras eran muchas.

A pesar de los obstáculos, ve con optimismo el futuro de la visibilidad de los pueblos originarios. Ha logrado hacerse de un nombre propio, impulsado por la necesidad de que las voces de los pueblos originarios sean escuchadas, especialmente a través del náhuatl, el idioma de sus ancestros. «Sí, ya todo ha cambiado, ya estamos en otros tiempos», dice, visibilizando el crecimiento y el cambio en su comunidad y en el ámbito profesional. A su vez, es consciente de que no está solo en esta lucha. «Hay más personas de comunidades originarias que ya están alcanzando niveles nacionales, y eso me enorgullece. Cada vez hay más personas que se animan a hacer lo mismo.»

El desafío de la identidad indígena

Nino, reflexiona sobre la importancia de preservar la lengua náhuatl como una parte esencial de su identidad. En su trabajo y en su vida cotidiana, él mantiene vivas las raíces de su cultura.

“Es mejor que lo reciban en su idioma, ¿no? Sí, en su lengua. Por ejemplo, cuando voy a Chalcatzingo, hablo náhuatl. Y lo mismo cuando paso por Temisco o veo a mis amigas de Cuentepec, yo les hablo en náhuatl, y ellas me responden también en náhuatl”, explica Nino, destacando cómo la lengua sigue siendo un vínculo profundo con su comunidad.

Cuando se le pregunta sobre la importancia de que existan espacios dedicados a la lengua náhuatl, Nino responde: “Sí, porque no se pierde nuestra identidad, no se pierde lo que somos, nuestra historia. Si un día Morelos o México perdiera sus pueblos originarios y su lengua materna, yo creo que perderíamos una parte esencial de lo que es México. Este país se construyó a partir de las culturas madre, como los mexicas, los otomíes, y ahí radica el orgullo que sentimos.”

El periodista continúa, explicando que la historia y la fuerza cultural de los pueblos originarios son la razón por la que México sigue siendo un país rico en diversidad. “Nuestra historia y nuestro pasado, de lo guerreros que somos, es porque tenemos unas raíces tan fuertes que México sigue siendo el país lleno de una riqueza cultural, y no debemos perderlo para preservar lo que un día fuimos.”

La larga lucha por la visibilidad indígena

Además de su trabajo como periodista, Nino ha sido un crítico de la política actual en cuanto a los pueblos originarios. Para él, la lucha por la visibilidad y la dignidad de los pueblos indígenas es un proceso largo y complicado, y no siempre es bien entendido por los gobernantes. “Los verdaderos dueños de México, yo siempre lo he comentado, son los indígenas. Los pueblos originarios son los verdaderos, la raza, por así decirlo, la raza pura de esta nación”, afirma, reflexionando sobre la historia de su gente.

Sobre las políticas del gobierno, Nino hace una crítica constructiva. “Creo que debemos ser más críticos y más analíticos, como indígenas lo digo. A lo mejor tiene algo de cierto que esto de los pueblos indígenas sea una bandera que favorece a los partidos, pero también es algo que no se había visto antes: que ahora las leyes exigen a los partidos que participen las personas indígenas, las personas de grupos vulnerables, las personas LGBT, lo que no se veía antes.”

A pesar de reconocer algunos avances, Nino denuncia que, muchas veces, se usa la identidad indígena de manera oportunista. “Hubo personas que se registraron como indígenas y ganaron, pero no eran indígenas. Incluso, hay alguien que quiere ser ministro aquí en Morelos, y esa persona, desde que la conocí, siempre se apartaba de lo más posible de sus orígenes. Ahora, dice que es indígena y recibe premios por su ‘destacado trabajo por las comunidades indígenas’”.

El periodista también criticó a aquellos que pretenden representar a los pueblos originarios sin comprender realmente su realidad. “Para entender a los pueblos indígenas necesitas estar, vivir, conocer lo que realmente vive una persona indígena en el contexto social en el que está. Si no, lo puedes ver, pero no lo vas a entender desde un punto interno.”

Por último, Nino lanzó un llamado a la gobernadora de Morelos: “Yo quisiera que se enfoque en el tema de los talleres, que se abra más el campo a la educación de los pueblos indígenas, para que esa cultura que nos da, que es lo que somos, la parte de nuestros orígenes como país, se fortalezca más y no desaparezca.” Además, subraya que la discriminación sigue presente en la sociedad morelense y que aún falta mucho por hacer para erradicarla.

Estrella Pedroza