

“Koinobori y papalotiza colectiva” fue un evento en defensa del agua y de la tierra y una manera de resistencia contra la amenaza minera que persiste, además de una manera de reforzar la convivencia y visibilizar para valorar el entorno que aún se tiene y se sigue luchando por conservar.
Este evento se llevó a cabo en la loma de Xochitepec “Loma Bonita”, vecina al Cerro El Jumil que fue declarada zona de conservación hace más de dos años. Actualmente este escenario natural se encuentra en riesgo, pues según la página del colectivo “Morelos sin mina”, entre 2007 y 2009 “se entregaron 7 concesiones mineras para extraer oro en el estado de Morelos”. Dichas concesiones abarcan 15 mil hectáreas pertenecientes a los municipios de Temixco, Miacatlán, Xochitepec, Coatetelco y Cuernavaca.

Una zona que forma parte las concesiones es la del cerro «Colotepec”, la cual se encuentra frente a Loma Bonita y a lado del cerro “El Jumil”. Este último cerro, es importante para el patrimonio cultural, ya que según información obtenida del suplemento #558 “El Tlacuache” del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en 2010 se encontraron basamentos provenientes de organizaciones prehispánicas, los cuales aún se estudian por investigadores del INAH, así como vestigios de una muralla de piedra caliza que supone la existencia de una fortaleza xochicalca que data del periodo Epiclásico (650-900 d.C.).
Además, los daños también se reflejan en la naturaleza y vida humana, ya que la revista “La Biodiversidad en Morelos” afirma que el proyecto de explotación de oro y plata en el cerro “Colotepec” puede generar daños en el entorno natural. La revista también plantea un panorama devastador: “De un paisaje natural con cerros, cañadas y bosques, se pasa en pocos años a un paisaje desértico, sin vegetación y con grandes cráteres, que alteran los cursos de agua superficial, lo cual propicia la acumulación de sedimentos en sus cauces, y afectan la calidad y uso de sus aguas”.
El colectivo “Morelos sin mina” se ha mantenido alerta, debido a que afirman que la empresa “Esperanza Silver” reactivó sus actividades al realizar la etapa de exploración de dos de sus concesiones, lo que significa que la siguiente etapa es la de la explotación la cual podría afectar a más de 200mil personas que habitan en los 10 km cercanos.
Por ello resultan importantes eventos en estos territorios, como el de los papalotes, ya que de no tener entornos como este, no se podrían realizar este tipo de actividades: Para que los papalotes vuelen es necesario utilizar una especie de palitos que no pesen tanto pero que a la vez sean resistentes, como los que se dan de algunas hierbas en loma bonita. Para este evento, se recolectaron estos palitos y se limpiaron para poder utilizarse.
Participantes del programa “Actores sociales de la flora medicinal en México” del Centro INAH Morelos apoyaron este evento con algunos materiales para realizar los papalotes y los “Koinoboris”, como papel china, tijeras, pegamento, plumones, etc. Esta actividad constó de dos etapas: La primera; el taller en la casa de biocultura de Loma Bonita, donde enseñaron a realizar los papalotes y “Koinobori”, y la segunda; donde se realizó la elevación de estos con ayuda del viento, y donde también se entregaron los premios al papalote que voló más alto y al “Koinobori” más bonito.
A su vez, se realizó una documentación video gráfica también por parte del Centro INAH Morelos, a cargo de Raúl García Contreras: esto para crear cápsulas de divulgación sobre el colectivo.
Las acciones de resistencia también buscan formar comunidad y visibilizar el entorno al que se busca proteger de la amenazante presencia de industrias depredadoras. Foto: Malu Medina
