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San Miguel anda de fiesta, que Dios nos agarre confesados, dice la tradición que obliga a poner cruces de pericón, pero también y mucho más a festejarle su día al arcángel con el que muchos tuvieron su primer contacto en las pastorelas de la niñez con ese personaje cuya flamígera espada (un enorme reto de producción) podía echar al demonio que buscaba tentar a los pastores en su camino a Belén.

Una estatua de una persona

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San Miguel Arcángel. Escultura en Madera. Museo del Virreinato. Foto: INAH

¿Y quién es ese Arcángel San Miguel?

Acompañado o no por su legión de ángeles, el arcángel Miguel para el cristianismo es el responsable de combatir a Satanás (“el seductor del mundo entero”). La figura de San Miguel aparece como acompañante de las luchas religiosas desde Constantino, y después la liturgia cristiana le asignaría el cuidado de los enfermos.

La figura de San Miguel Arcángel llegó a México con las dos tareas, la lucha contra el demonio y el cuidado de los dolientes; idea a la que contribuyen las apariciones que documenta la Iglesia Católica desde la Edad Media. Una de las visiones del arcángel se dio en Tlaxcala en el siglo XVII. En 1631 un indígena tlaxcalteca de los primeros conversos al cristianismo iba en procesión cuando tuvo la visión del arcángel quien le pidió construir un santuario en el lugar donde brotó un manantial de aguas curativas.

En su artículo, El Arcángel San Miguel y su importancia en la Religiosidad Popular, el antropólogo y director del centro INAH Morelos, Víctor Hugo Valencia Valera, destaca que en la religión católica “la representación del Arcángel San Miguel sobresale por mucho en relación a las diversas santidades que ha promulgado el catolicismo, tanto por la importancia, lugar y espacio que esta religión le brindó desde su creación en el discurso católico, como por lo que las propias comunidades y sociedad han dado a este personaje”.

Valencia advierte que el poder de San Miguel Arcángel es muy grande “como máximo patrón de la Iglesia, solamente inferior a Dios y a la Virgen, “San Miguel es entre los espíritus celestiales el más amado, por eso se le llama privado de Dios y supremo ministro de la Santísima Trinidad”.

Escultura de una persona

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Escultura en piedra del arcángel. Museo del Virreinato (Foto: INAH)

El arcángel en la religiosidad popular

La imagen de San Miguel, para el antropólogo, se ubica a través de cuatro siglos en que se le ha mostrado como vencedor del mal y derrotando al diablo. “La aprobación mayoritaria de esta divinidad en nuestras comunidades indígenas y hoy mayoritariamente mestizas tiene que ver incluso con su adopción y vivencias que desde su cosmogonía prehispánica ya tenían y ubicaban entre divinidades malas y divinidades buenas y protectoras y que fue muy bien aprovechado por las órdenes religiosas mendicantes que arribaron al nuevo mundo americano y en donde el Arcángel San Miguel rápidamente fue adoptado”, anota Valencia Valera.

El antropólogo también hace un resumen de las alabanzas, sacrificios, danzas, homenajes, ajuares, vestidos, y la imagen protectora con sus atributos insoslayables espada, lanza, palma, balanza, “que nunca faltarán con todo y que se le brinden como plegaria y ruegos colgándole a su cuerpo atados de mazorcas, de frutas, de plantas, de imágenes, para pedir su fertilidad y regalos de virtuosidad, pero fundamentalmente porque se les inculcó y se les convenció de que es el Arcángel más cercano a Dios y seguro comunicador del creador celestial y del universo”.

Valencia recuerda que las invocaciones al arcángel son peticiones para la suficiente cosecha, erradicar plagas y males naturales, solicitar o detener las lluvias, “con la seguridad de que las plegarias llegarán a buen destino para detener o apoyar en los peores males que al hombre le pueden suceder”.

Cerámica de San Miguel Arcángel. Museo del Virreinato. Foto: INAH

¿Y dónde hay fiestas de San Miguel Arcángel?

Tlaxcala, Orizaba, Puebla, Ciudad de México, Guanajuato, Nayarit, Campeche, Veracruz, Oaxaca, y prácticamente todos los estados del país tienen parroquias y pueblos que celebran el 29 de septiembre a San Miguel Arcángel como su patrono.

En Morelos, una de las más coloridas fiestas del 29 de septiembre es la de mojigangas en Zacualpan de Amilpas, poblado que hace una fiesta que reúne a los pueblos de los altos de Morelos desde hace más de seis décadas. En la mojiganga participan comparsas con máscaras de cartonería que representan al Arcángel a demonios, figuras animales, reyes indígenas para encaminar a la Virgen del Rosario a quien se dedica esta fiesta en particular.

Imagen que contiene parado, grupo, gente, colgando

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San Miguel en la Mojiganga de Zacualpan de Amilpas. Foto: Especial

En Cuernavaca, el poblado de San Miguel Acapantzingo celebra al arcángel con misas, fiestas, juegos, y una kermés. La pequeña parroquia del poblado se abarrota de fieles para llevar ofrendas y peticiones al santo patrono, no faltan los chinelos, el baile y la pirotecnia.

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La fiesta en San Miguel Acapantzingo.

En la zona oriente de Morelos son tradicionales los festejos de San Miguel en Atlatlahucan y Anenecuilco. Mientras que en la zona sur las fiestas más tradicionales son en Jojutla, Zacatepec, y Tlaltizapán, donde la de San Miguel es la “fiesta grande” del pueblo, y la gente lo celebra con actos religiosos y comidas comunitarias, manteniendo su añeja tradición.

Un dibujo de un edificio

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Campanario de la Iglesia de San Miguel Arcángel de Anenecuilco. Foto: Casa de Cultura