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81 años de “La Toma de la Alhóndiga de Granaditas”

 

Más de 7 mil 500 personas presenciaron el pasado 16 de septiembre, la puesta en escena de alrededor de 150 actores de Teatro Campesino, quienes hicieron posible la edición número 81 de “La Toma de la Alhóndiga de Granaditas” en la comunidad autóctona de Tetelpa.

El estruendo ensordecedor de los diversos cañones, de la pirotecnia que también simula el bombardeo registrado en el lugar, los gritos de consignas y maldiciones de ambos bandos, la trayectoria del “polvo” de más de 4 mil proyectiles arrojados, el fuego y la acción constante de los actores, recrean durante una hora y media una verdadera batalla campal, una pequeña muestra de los variados enfrentamientos registrados en la época de la independencia.

Tetelpa, es un lugar originario que ya existía como pueblo desde hace alrededor de 400 años en que ya lo registran documentos antiguos, muchos años más que su cabecera municipal, Zacatepec, que fue creado en 1938. Es un pueblo unido en el que los lugareños mantienen diversas tradiciones, como la escenificación del viacrucis cristiano, como una obra de teatro popular, y diversas danzas, entre ellas, la más reconocida como “Danza de los Tecuanes”. También adaptó como una obra de teatro de pueblo esta escenificación de “La Toma de la Alhóndiga de Granaditas”, a lo que en forma coloquial le llaman en la región como “los tamalazos”, desde hace ya 81 años.

La historia de La Toma

En los años 80, dicha representación era llevada al cabo en la parte baja del templo católico del lugar, pero posteriormente fue llevada a los campos de futbol ubicados en las faldas del Cerro de La Tortuga, cerca de la colonia Plutarco Elías Calles del mismo poblado, donde año con año se pueden observar la visita de miles.

Se divide en tres escenas o en tres feroces ataques a la “alhóndiga”, que inician con el grito de ¡Viva México! del personaje de vida a Miguel Hidalgo y Costilla, en donde los más de cien “independentistas” se lanzan en contra de los “realistas” resguardados en la alhóndiga, una edificación hecha con polines de madera y carrizo, ramas de palmas, mismos que dejan pasar con facilidad las decenas de tamales de ceniza que les lanzan. Contestan los realistas que portan trajes amarillos con rojo y que sostienen también la bandera de España, regresando conforme pueden los mismos tamales, pero también activando sus cañones que lanzan pedazos de estopa o de costales, mismos que aun cuando son apuntados hacia arriba para no hacer daño, el estruendo hace que se cimbre la tierra a más de 50 metros a la redonda.

Se desborda la pasión

Se vive la pasión del momento, porque además de los cañones, se activan los diversos explosivos o pirotecnia que silban y se activan como pequeños misiles, mientras los ánimos se caldean y quienes actúan como autóctonos, vestidos con calzón de manta, cotón y sombreros de “pico”, prominentes, lanzan maldiciones contra los “españoles”, su monarquía y su virreinato, acompañados de los “tamalazos”.

Acuden hombres, mujeres y niños y se distribuyen alrededor de la zona solo por tres flancos, a fin de lograr encontrar un lugar favorito para presenciar el espectáculo.

La venta de bebidas embriagantes también hace acto de presencia, tanto como de antojitos. Es parte de la fiesta del pueblo, ya que justamente es la fiesta grande de la comunidad tetelpense, misma que conserva la tradición de cada 16 de septiembre invitar a sus familiares y amigos a convivir de mole o cochinita, los principales platillos de la fiesta.

Sin “Pípila” no hay “Toma”

La “cereza del pastel” en el teatro campesino es la intervención de Juan Castillo Popoca, quien encarna al minero Juan José de los Reyes Martínez Amaro, el personaje conocido como “El Pípila”. Con una tabla en la espalda que dice “El Pípila”, imitando el pedazo de piedra que el personaje histórico cargó en la espalda para evitar las balas enemigas de los españoles. Antorcha en mano, se dirige a la “alhóndiga” y prende una serie de “cuetes” instalados en la edificación de madera y carrizo para que se arme el caos para los actores “gachupines” que se hayan dentro, quienes también reciben otra descarga de “tamalazos”, les “llueven”.

“Es un placer enorme poder contribuir en la continuidad de esta tradición, tan representativa de mi pueblo, ya que forma parte de las tantas manifestaciones artísticas y culturales que nos dan identidad y han hecho que el nombre de Tetelpa sea reconocido en muchos aspectos y lugares”, comentó en entrevista con este medio, el actual director de la obra, Gonzalo Ortiz Ramos, quien además recordó que el precursor de esta representación fue Pablo Zavala de la Rosa, mismo que la llevó a efecto por aproximadamente 50 años y quien tomó la batuta por herencia de su padre el Sr. Zeferino Zavala, quien junto con los autores fuera el primer organizador del simulacro. “Y fue, precisamente, don Pablo quien dio la encomienda a un servidor y a sus nietos Eric Torres Zavala y Josué Zavala Paredes, continuar con la organización”, comentó el entrevistado.

Los autores de “La Toma”

Ortiz Ramos, recordó que los autores de la obra fueron los profesores Arturo de Monte Alegre y su Esposa Antonia Oropeza, quienes en 1943 eran profesores en la escuela del pueblo.

Comentó que entre los actores principales que participan están: Pablo Bastida, en el personaje de “Miguel Hidalgo”, Armando Almanza, como “Ignacio Allende”, Ricardo Bastida, como “Juan Aldama”, Ithamar Hernández, como “Mariano Abasolo”, Ximena Sánchez, como la Corregidora “Josefa Ortiz de Domínguez”, Aurora de la Rosa, quien representa a “México” y Rubi Mejía, en su papel de “España”.

“Esta obra narra parte de la historia de México, propiamente el inicio de la independencia, desde la conspiración, su descubrimiento, hasta la gesta histórica que se realizara el 28 de septiembre de 1810, en donde el cura Hidalgo, junto con sus insurgentes y sus tropas indígenas llegan a la ciudad de Guanajuato a hacer frente a los realistas, que junto con los españoles estaban resguardados en la alhóndiga de granaditas”, precisa el principal organizador.

Menciona como parte importante del teatro popular, a personajes de mujeres que representan a México en sus distintas etapas: “América”, antes de la llegada de los españoles; “España”, que representa la nación invasora; “La Patria Cautiva” que representa “a nuestros hermanos que vivieron bajo el yugo español, como esclavos y a ‘La Libertad’ que representa la victoria y la sangre derramada por todos los héroes conocidos y desconocidos que murieron en la lucha de independencia y al México de nuestros días que representa la nación soberana, libre e independiente de hoy”.

La obra terminó alrededor de las 19:00 horas, con la quema de un “torito” y se vivió lo de cada año, el caos vehicular para salir de Tetelpa, ya que por ser un pueblo antiguo tiene calles estrechas que dificultan la salida en coches, camionetas, bicicletas, motonetas, motos y transeúntes que a ratos se ven impedidos a caminar ante todos estos vehículos y la falta de banquetas, sin embargo, se notó la presencia de policías de vialidad que agilizaron precisamente el paso de los vehículos para desfogar de manera rápida a los miles de visitantes que ya no se quedaron al baile popular nocturno que sella la fiesta del pueblo.

Fotos: Hugo Barberi Rico

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“Aldama” atestigua el primer ataque a «La Alhóndiga” en el teatro campesino de Tetelpa.

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Mujeres al ataque contra los españoles en el teatro campesino de Tetelpa.

Un grupo de personas en medio de un parque

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El asalto a la Alhóndiga fue intenso.

Hombre parado en un campo

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«El Pípila», se dirige a prenderle fuego a la Alhóndiga de Granaditas.

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«Miguel Hidalgo» al frente de la «batalla».

Un grupo de personas caminando en una plaza

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Al final, ganaron los Insurgentes.

Un grupo de personas disfrazadas

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Los “españoles” se rindieron.