
Mercedes Pedrero
¿QUÉ ENTENDEMOS POR TRABAJO?: “Entendemos por fuerza de trabajo al conjunto de las condiciones físicas y síquicas que se dan en la corporeidad, en la personalidad viviente de una persona y que ésta pone en la acción al producir valores de uso de cualquier clase” (definición ajustada de Marx, El Capital, p. 121).
La definición nos lleva a entender que “trabajo” abarca al remunerado o no.
Como sólo hasta recientemente el trabajo No Remunerado se ha considerado como tal, la primera parte de este artículo se refieren a ello. Y por el 139 aniversario de los Mártires de Chicago este 1°de mayo, por la ejecución de trabajadores luchando por la jornada de ocho horas. Para cerrar se aborda el trabajo remunerado.
Dentro del trabajo no remunerado sus componentes principales se encuentran en “el cuidado”, directo cuando es cara a cara y el indirecto identificado como trabajo doméstico. Al cuidado directo sumado a traslados, los hombres, a la semana le dedican 17hr con 37′ y las mujeres 26hr con 19′; al doméstico con actividades de mantenimiento, ellos le dedican 8hr con 49′ y ellas 20hr con 59′. La mayor limitación de ellas en tiempo para trabajo remunerado es evidente. Incluso es causa trayectorias laborales interrumpidas de muchas mujeres.

Las encuestas de uso el tiempo han mostrado que los hijos le dedican al trabajo no remunerado una tercera parte de tiempo al que le dedican las hijas; algo similar sucede con las nietas y nietos, o sea, miembros del mismo hogar. El cambio se debe iniciar desde casa. Es urgente el establecer un Sistema Nacional de Cuidados que además de la familia incluya a la comunidad, el mercado y por supuesto al mismo Estado.
Trabajo Remunerado
La consecuencia del tiempo dedicado al trabajo no remunerado se refleja en las tasas de participación en actividades para obtener ingreso. Para hombres 75.9% y 45.9% para mujeres; además de diferencia de tiempo que le pueden dedicar, la jornada promedio para ellos es de 43hr con 17’ frente a 35hr con 38′, lo que es la causa principal de que ellos tengan un ingreso superior de 23.17%, porque los ingresos por hora sólo la diferencia es 4,7% (37.15 vs35.41). Sólo las superan con un peso con 75 cts. por hora.
Las tasas de desempleo son 2.4% y 2.7% respectivamente: Estas últimas tasas merceden comentarse por la celebración que recientemente hizo la Presidenta por ser de las más bajas del mundo; ciertamente así es, pero si especificamos su definición vemos que no hay nada que celebrar. Por convenios internacionales se tiene adoptar la definición de la OIT, debiendo cumplir tres requisitos: 1) estar buscando trabajo, 2) estar disponible para hacerlo y 3) no haber realizado ninguna actividad que le deje ingresos; el detalle está en la tercera condición que no se pueden registrar como desempleadas aquellas personas que realizan servicios precarios (como limpia para brizas) a cambio de unas “monedas”.

En realidad, para la población mexicana, el panorama del mercado laboral es desolador, se enfrenta a una gran precariedad laboral actual que se proyecta hacia el futuro.
En la población ocupada se pueden distinguir tres grupos: 1) trabajadores independientes cuya proporción ronda al 30%, 2) trabajadores subordinados sin prestación alguna con un 35% y 3) el otro 35%, trabajadores subordinados que tienen acceso a salud y prestaciones sociales, dentro tendría que tener derecho a una pensión económica de retiro; sin embargo para alcanzar ese derecho de forma vitalicia se deben cubrir, al menos, 24 años de aportaciones que exige la ley (1,250 semanas de cotizaciones) al fondo de pensión.
Al realizar análisis longitudinal[1], a través del tiempo, el tercer grupo que se consideraba bien posicionado (35%), se observa que al pasar 15 meses, sólo un 21% conservaron su derecho a pensión de retiro. Lo que se traduce a sólo el 7 por ciento (21% del 35%original) de la población ocupada total que puede aspirar a tener protección para su vejez, derivada de vida laboral.
Esto es especialmente grave ya que el 84% de los ingresos de los hogares provienen del trabajo. La desigualdad económica indiscutible, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto (ENIGH) muestra que el 10% más rico de la población absorbe el 37% de total de los ingresos y si se suma el decil siguiente, el 20% más rico alcanza el 53% del total de los ingresos. La contraparte, la mitad de los hogares de los más pobres, en conjunto solo recibe el 19% del ingreso total.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) apunta que actualmente 7 de cada 10 personas en el país tienen un ingreso laboral inferior al costo de la canasta básica familiar. Por lo tanto, la mayoría vive el día a día no tiene la posibilidad de ahorrar para un futuro, y quienes pudieran ahorrar, las condiciones bancarias no garantizan que los ahorros conserven su valor, el interés que llegan a pagar está por debajo de la inflación.
Esta situación ha sido resultado del combate sufrido en contra todas las luchas de los trabajadores, desmantelamiento de los sindicatos independientes, normatividad laboral perjudicial para el trabajador, injustos precios en el intercambio comercial, evasión de impuestos, y actualmente agravado por el cambio tecnológico con el acceso desigual y manipulación del mismo, etc.
Con las condiciones de desigualdad, la elevadísima concentración del ingreso (la participación del pago al trabajo se reduce día a día), se puede acudir al origen de ello, lo que justifica una REFORMA FISCAL, seguida de una reforma laboral que favorezca a los trabajadores. La concentración del ingreso se ha dado por reglas aprovechadas por los inversionistas, como monopolios. La REGLAS pueden cambiar si hay voluntad política en favor de los trabajadores.
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El maestro en Demografías Social de la UNAM, Fernando Rodríguez López realizó el análisis longitudinal de 28 trimestres de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-INEGI). ↑
