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Otto Alberto Pérez, Omar Ocampo


Gibrán 

Gibrán es un niño de 10 años. Vende dulces desde los cuatro años en la calle, junto a sus hermanos -uno de ellos un bebé en brazos- y sus papás. Todos piden limosna a un lado de la catedral de Cuernavaca. Delgado como un palo, tez morena y ojos cafés, Gibrán lleva una camiseta blanca y shorts de mezclilla rasgados, con una bolsa de paletas de chile en la mano derecha y una cajita de madera con cambio en la otra. 

El niño dice no ir a la escuela, apenas y sabe leer unas cuantas palabras. No considera necesario aprender, pues dice que terminará pidiendo dinero en las calles al igual que sus padres. Le gustan los dinosaurios, no titubea en pedir que se le compre una estampa de dinosaurio en una papelería.  

No le gusta separarse de sus hermanas. No las deja vender solas, porque dice que se las pueden llevar y ya nunca regresarlas: percibe la situación de inseguridad del país. 

Su papá huele a alcohol, no a cerveza, alcohol, de esos que compran de a litro en una farmacia. Su mamá parece ida, disociada, como si toda su vida llegara hasta el momento en el que se encuentra. 

Lupita

Lupita tiene nueve años. Vende artesanía hecha a mano en el centro de la capital morelense. De manos pequeñas y uñas mordidas, lleva una falda verde, blusa de manta y cabello largo y suelto. Ofrece artículos hechos por su madre a los transeúntes, una señora que vende bolsas por la Plazuela del Zacate. Si no le compran pulseras pide dinero, pero no acepta comida, porque a su papá no le gusta. Vende un anillo de 10 pesos, morado, de chaquira, con un corazón en medio.  

Dice que le gustaría ir a la escuela para acudir a la celebración del Día del Niño y Niña, como ha visto que lo hacen por el enrejado de la primaria que está por donde vive. Quiere usar el uniforme verde como de las niñas y cuando sea grande ser maestra. Ella sabe leer: revisa las revistas que se encuentra en las calles y los periódicos que tiran a la basura. Su mamá no le puede costear un libro, ni la escuela, por eso vende artesanías. 

“Mamá se va a enojar porque ya me tardé mucho” dice. Recibe una bolsa de dulces que regalan por la celebración. “Son como las que llevaban los niños hoy”. Agradece y corre entre la gente con su caja llena de pulseras y collares, sosteniendo la pequeña bolsa de dulces con sus dos manos, como si fuera un tesoro preciado. 

José

José tiene 11 años y vende dulces para pagar la sonda que tiene su papá en el riñón. Carlos, el padre, dice que no puede mandarlo a la escuela porque no tiene dinero para solventar los gastos: debe de pagar su tratamiento. También vende dulces en la calle, para poder alimentar a José. 

Delgado y piel morena, el pequeño dice haber ido a la escuela, sabe leer y escribir. Desea regresar a las aulas, extraña a sus amigos, pero dice que ahora su deber es cuidar a su papá, ayudarlo lo más que pueda con la venta de paletas. Dice que el Día del Niño y Niña comerán pizza, espera con ansias que sea domingo para poder ver a su mamá y a su papá juntos. Su madre vende bisutería en su casa, donde cuida de sus otros dos hermanos menores que también debieron de dejar la escuela cuando los problemas económicos llegaron a casa. 

  

Las cifras del trabajo infantil 

Así como Gibran, Lupita y José, miles de niños y niñas en Morelos abandonaron las aulas para contribuir a la economía familiar o ayudar en los quehaceres domésticos. 

La Asamblea General de las Naciones Unidas pretende acabar con el trabajo infantil en todas sus formas para el año 2025. Así se lo planteó en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 desde el año 2015, dentro de la llamada Agenda 2030, aunque se ve lejos que México y Morelos cumplan con el objetivo de erradicar el trabajo en las infancias para esas fechas. 

El 30 de abril se celebra en México el Día del Niño y de la Niña, como parte de la ratificación del gobierno de Álvaro Obregón de adherir al país a la Declaración de Ginebra sobre los derechos de los menores, víctimas de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Misma fecha en que se difunde a la ciudadanía los derechos humanos de los infantes, contenidos en el marco legal constitucional y en los tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano. 

Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 286 mil 93 infantes de tres a 11 años que radican en la entidad morelense el 15 por ciento no asisten a recibir educación preescolar, primaria o secundaria. Siete de cada 10 niños o adolescentes que trabajan en Morelos, lo hacen en el campo.   

Es decir, 44 mil 22 menores de edad dejaron los planteles escolares para incorporarse a otras actividades. Su distribución por sexo fue 22 mil 628 niños (51 por ciento) y 21 mil 394 niñas (49 por ciento), datos arrojados por el Censo de Población y Vivienda 2020 (Censo 2020).   

En México, el artículo 5º de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes define a las niñas y niños como las personas que tienen menos de 12 años de edad.  

Los municipios morelenses con mayor número de infantes que no asiste a la escuela -menores de 12 años- son: Cuernavaca (5 mil 506), Cuautla (4 mil 58), Jiutepec (3 mil 953), Temixco (3 mil 76), y Yautepec (2 mil 631), arrojan los datos del Censo 2020.  

El último censo del INEGI sobre trabajo infantil en México de 2020 revela que en el país existen 3.3 millones de niños y adolescentes que trabajan. De estos, 2.8 millones lo hacen en el sector informal. Se estima que la cifra pudo haber crecido en los últimos meses hasta en 16,5 por ciento, poco más de medio millón. 

Asimismo, existe otro estudio del INEGI que, aunque anterior al Censo 2020, detalla más información de los infantes en situación de trabajo infantil: Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019. 

En 2019, la población infantil a nivel nacional de cinco a 17 años ascendió a 28.5 millones de personas, de las cuales realizaron trabajo infantil el 11.5 por ciento. 

En el periodo 2015 a 2019 la tasa de trabajo infantil en México disminuyó de 12.4 a 11.5 por ciento. En cuanto al comportamiento por sexo, reportó una disminución en el trabajo infantil en niños, al pasar de 15 a 13.6 por ciento, lo mismo que el trabajo infantil en niñas, de 9.6 a 9.2 por ciento, reporta dicho estudio. 

Ocupación no permitida 

El ENTI 2019 estima que 2.0 millones (7.1 por ciento del total) de menores en México que trabajaban, estaban involucradas en “ocupaciones no permitidas” -población de 5 a 17 años que realiza actividades económicas que no están permitidas por la ley, ponen en riesgo su salud o bien afectan su desarrollo físico y/o mental.

En Morelos, la tasa de ocupación no permitida (o porcentaje respecto a la población de 5 a 17 años) fue de 6.5 por ciento, arroja dicho estudio. 

Trabajo doméstico en condiciones no adecuadas 

El ENTI estima que, en 2019, 1,5 millones de personas en el país de 5 a 17 años hicieron quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, es decir, trabajaron en la producción de bienes y servicios para el consumo de sus hogares en condiciones peligrosas u horarios prolongados. 

Pobreza y falta de oportunidades, propician el trabajo infantil: CCE

Para el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Antonio Sánchez Purón es lamentable que aún prevalezca el trabajo infantil, no solo en la entidad, sino en todo el país.

La pobreza y la falta de oportunidades son los problemas que detonan estos escenarios, mismos que se encuentran prohibidos por la ley, los cuales se ve con mayor frecuencia en comunidades alejadas de las zonas metropolitana, por lo que deben existir acciones específicas que den solución a esta problemática.

Si bien la postura del empresario se centra en la erradicación del trabajo infantil y la garantía de los derechos de las infancias, también indicó que “no se debe coartar la participación de aportación al sustento familiar, aunque aquí se debe vigilar que no sean sobreexplotados”.

Debemos erradicar el trabajo infantil: Macrina Vallejo

Al vivir un escenario preocupante en el estado de Morelos, donde de acuerdo con organismos como el SIPINA, del total de niñas, niños y adolescentes en la entidad, el 8 por ciento desempeña una actividad en el ámbito laboral, la diputada por MORENA, Macrina Vallejo se pronunció en contra del trabajo infantil, a fin de no violentar los derechos de las infancias.

La legisladora resaltó datos emitidos por el CONEVAL, que refieren que en México se estima que el 11.5 por ciento de los menores de edad realizan actividades laborales, acciones que no están permitidas por la ley, pues afectan el desarrollo y merma el derecho de vivir, en plenitud la infancia.

Al representar a las comunidades indígenas, Macrina Vallejo dijo que el problema se agrava en sectores con mayor vulnerabilidad, pues si bien no gozan de las mismas oportunidades de desarrollo, educativas y de salud, entre otras, también el derecho a una infancia plena les es coartado.

“Debemos eliminar el trabajo infantil en todos lados; sin embargo, es una condición que afecta a grupos vulnerables como las comunidades indígenas. De acuerdo con datos del CONEVAL, el año pasado existió una disminución porcentual, pero aun así son escenarios que se deben erradicar y garantizar que nuestras infancias vivan esta etapa de manera plena”.

  

Violencia infantil en Morelos 

Los infantes de Morelos son de los que más violencia reciben en el país, según informa la Red por los Derechos de la Infancia en México.  

Morelos figuraba como la quinta entidad con más personas de 0 a 17 años hospitalizadas por violencia sexual en 2021, arrojan datos de la Secretaría de Salud. 

Además, fue la octava entidad con más personas de 0 a 17 años hospitalizadas por violencia familiar y física el mismo año (datos de la Secretaría de Salud) y la doceava con más personas de 0 a 17 años víctimas de homicidio doloso y por arma de fuego ese mismo año -datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). 

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