Leonel Maciel
Zahira de Anda manifestando el paisaje visto a través de una gota de agua, parafraseando a la escritora, Irene Vallejo.
El pincel se desliza sobre la superficie tanto de la tela o como en el del papel, de alguna manera negándose a tocarlos por completo. El color se va vertiendo sin tropiezo alguno, creando armonías de tonalidades suaves o incluso más intensas, según lo exigido por el lienzo. Se definen, por ende, los contornos necesarios, se crea también la atmósfera plena y lasciva, de un espíritu que en ocasiones, raya la sencillez, transformándose así en un espectro intocable de poesía.
La magia de Zahira radica entre el paisajismo y el hiperrealismo, entre lo regional y lo cultura, entre la belleza y lo crudo. Su habilidad de plasmar las ideas de la mente sobre el lienzo ha logrado cautivar a la naturaleza misma, quien inexpresiva agradece la forma que es relatada en las obras de la pintora. De modo que, trabajos de esas magnitudes tan impecables, se debió a una harta faena de mejorar como artista, tomando el pincel sin miedo alguno de maniobrarlo equivocadamente, pues es Zahira de Anda la que busca crear los inmejorables resultados de su imaginación sobre los lienzos.
Maciel, Cuernavaca 024
Con información de Leonardo A. Barelli, escritor y editor mexicano
Laguna de San Valentín . Óleo sobre lienzo. 80 x 60 cm.
Colibrí tropical. Acrílico sobre madera. 50 x 40 cm.
Zihuatanejo, dónde el cielo y el mar se abrazan. Óleo sobre madera. 50 x 40 cm
La silla erguida y elegante, testigo de risa y llanto. Acrílico sobre madera. 50 x 40 cm.
La silla y el sombrero. Acrílico sobre madera. 50 x 40 cm
El pescador de la laguna. Óleo sobre madera. 50 x 40 cm
Los pescadores. Óleo sobre madera. 50 x 40 cm
Miríada de mariposa y libélulas. Acuarela. 30 x 35 cm.