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Hugo Barberi Rico 

“La figura de Emiliano Zapata Salazar ha sido utilizada desde siempre. Lo mismo ha sido un Zapata negro para los anarquistas, que un Zapata rojo para los comunistas, un Zapata verde para los priístas, un Zapata azul para los panistas, un Zapata amarillo para los perredistas; ahora Zapata se tiñe de marrón para los morenistas. También hay un Zapata ‘punk’ y uno con pasamontañas. Es decir, Zapata es una imagen apropiada por todos, interpretada por todos, asociada siempre al acto de libertad y de rebeldía, sin embargo, hay una gran ignorancia entorno al ideario que encabeza el Emiliano Zapata del Ejército Libertador del Sur, en torno al primer lema que se planteó en el Plan de Ayala, publicado el 28 de noviembre de 1911, y que era ‘Justicia y Ley’”, comentó el historiador, escritor y periodista, Jesús Zavaleta Castro.

Añadió que precisamente se ocupa la imagen del Caudillo del Sur, incluso por el actual gobierno federal, sin que se cumpla con la esencia plasmada en ese Plan de Ayala, que a la postre se sintetizó como: “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, cuatro principios fundamentales del proceso ideológico de la historia nacional que siguen siendo una asignatura materia pendiente.

Después de la muerte de Emiliano Zapata, legalmente el 10 de abril de 1919, “el campo ha sido explotado, usufructuado económica y políticamente y cada día ha ido perdiendo la esencia que tenía como uno de los ejes de la economía nacional”, añadió.

La producción agrícola y pecuaria en la actualidad requiere de insumos, equipamiento, de tecnología y lo cierto es que la mancha urbana crece en función de los intereses políticos de quienes gobiernan y en contra de quienes han vivido del campo y quienes alimentan al país.

Afirmó que el ideario del Ejército Libertador ha sido utilizado con fines políticos ajenos a quienes lucharon y murieron por los ideales buscados.

Zavaleta Castro, dijo que es momento de reflexión sobre la historia nacional y local, de aquellos personajes que han sido encumbrados en el panteón nacional y que en ocasiones no representan lo que el discurso cotidiano ha construido, lo que el ideario colectivo ha definido.

Es necesario, advirtió, repensar estos personajes en la perspectiva de su naturaleza humana, de su aporte a la historia nacional o regional y en esta perspectiva poder comprender sus ideas, sus objetivos, sus sueños y particularmente su contribución a la historia.

En cuanto al “choque” del ideal zapatista con el poder político en México, Jesús Zavaleta, comentó el hecho de que en la actualidad disminuyen la imagen de este jefe revolucionario, exaltando a otros personajes extraordinarios de la historia como Pancho Villa, Juárez, Hidalgo y Lázaro Cárdenas, una tendencia “de imposición personal de unavisión de la historia…”.

El historiador jojutlense, recordó puntual que mientras corrientes revolucionarias planteaban la propiedad privada como uno de los ejes para un nuevo país, el Libertador del Sur, con el Plan de Ayala, puntualizaba “la reivindicación de los derechos de los pueblos sobre sus tierras, aguas y montes”. En el municipalismo planteaban que las decisiones se tomarían a partir de la consulta, no manipuladas, con los pueblos y los salarios de funcionarios serían establecidos por la comunidad, los contratos de cualquier servicio público (alumbrado, agua) fuesen aprobados por la comunidad y no por la autoridad en turno.

“Lo cierto es que el ELS, como ninguna corriente, generó propuestas de diversa índole, fundamentalmente la emisión de decretos, de leyes, que buscaron construir un mundo ideal. Fueron impulsores, más que ninguno, del ideario que surgió como propuesta en la Soberana Convención Revolucionaria (SCR) que se instaló en Aguascalientes en octubre de 1914 y que en Jojutla, culminó sus labores al publicar sus reformas político-sociales de la SCR, el 18 de abril de 1916. 

Finalmente, todo este ideario ha sido ignorado desde la postrevolución inmediata y Zapata, sigue siendo un elemento discursivo, que no tiene coincidencia con la realidad; utilizado por todos, un producto de explotación, de usufructo político, aunque también económico, por quienes son enemigos del ideario que plantearon los revolucionarios surianos; que son incongruentes de lo que dicen y hacen”, concluyó.