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La reforestación en Morelos:
una estrategia urgente para la recuperación territorial

Fleur Gouttefanjat[1]

Josemanuel Luna-Nemecio[2]

Siendo el segundo estado más pequeño de México, Morelos alberga una de las mayores riquezas biológicas del país. Esta diversidad se explica por su ubicación estratégica en la parte alta de la Cuenca del Río Balsas, donde conecta el Eje Neovolcánico con la Depresión del Balsas y la Sierra Madre del Sur. Su relieve, que va desde las alturas del Ajusco-Chichinautzin y el Popocatépetl hasta las Sierras de Tlaltizapán, Yautepec y Huautla, propicia una gran variedad de climas y una cobertura forestal notable.

En el norte de la entidad, en municipios como Huitzilac, Tepoztlán y Tlalnepantla, predominan los bosques templados y fragmentos de bosque nublado, vitales para la captación de agua y la recarga de acuíferos que sostienen los ríos y manantiales de la región. Más hacia el centro y sur, se extiende la selva baja caducifolia, un ecosistema que, pese a su apariencia árida en la temporada seca, sostiene una importante biodiversidad y cumple funciones ecológicas esenciales.

Sin embargo, esta riqueza natural se encuentra bajo constante amenaza. Los recientes incendios forestales en Tepoztlán, que arrasaron cerca de 1,800 hectáreas de bosque, son una muestra alarmante del deterioro ambiental que enfrenta Morelos. A esto se suma la presión de la urbanización desordenada y las prácticas de tala clandestina, que fragmentan los ecosistemas y ponen en riesgo los servicios ambientales que sustentan la vida en la región.

Frente a este panorama, la reforestación no puede entenderse solo como una acción ecológica aislada, sino como parte de una estrategia más amplia de recuperación territorial. La meta anunciada por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) de restaurar 2,856 hectáreas en Morelos representa un paso importante, pero su éxito dependerá de la participación activa de las comunidades.

La organización social de base comunitaria y autogestiva es fundamental tanto para sostener los esfuerzos de reforestación como para diseñar e implementar planes de ordenamiento territorial que protejan los recursos forestales. Fortalecer las asambleas comunitarias, recuperar los saberes tradicionales y formar brigadas de vigilancia y restauración son acciones clave para garantizar que los bosques no sean nuevamente amenazados por intereses ajenos al bienestar colectivo.

La defensa del territorio, impulsada desde las comunidades, asegura no solo la conservación ambiental, sino también la afirmación de los derechos colectivos sobre los bienes comunes. La reforestación, en este sentido, se convierte en un acto de resistencia y de afirmación de la vida frente a las dinámicas de despojo.

En el marco del Día Mundial de la Tierra, el número 8 de Xoxoctic aborda la importancia de la reforestación como estrategia urgente para enfrentar la degradación ecológica y social tanto en Morelos como en otras geografías del país.

  1. Universidad Nacional Autónoma de México.

  2. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.


¡Es urgente reforestar el estado de Morelos!

Fleur Gouttefanjat

Según la Comisión Nacional por el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), el estado de Morelos cuenta con una cobertura forestal y vegetal importante y diversa: bosques templados (de pinos y encinos), bosques nublados, selva seca y pastizales. Los cuales cumplen funciones claves para el equilibrio ecológico de la región.

Sin embargo, hoy, estos diversos ecosistemas se encuentran profundamente amenazados. A nivel nacional, se estima que un 37.3% de las selvas secas han desaparecido y que un 65.7% están degradadas. Un 26% de los bosques templados desaparecieron y un 38% están deteriorados. Para los bosques nublados, la situación es aún más preocupante pues un 41% fueron destruidos y un 54% están en estado de deterioración.

En Morelos, se verifica esta tendencia existente a nivel nacional. A pesar de que se considera que un 70% del territorio de la entidad tiene vocación forestal, la CONABIO estima que un 80% de dicha cobertura ha sido destruida en las últimas décadas y que, de seguir así, podrían haber desaparecido por completo en 20 o 30 años. Las causas principales de esta situación tienen que ver con la extensión de actividades agrícolas, procesos de urbanización, tala ilegal e incendios forestales que han aquejado al territorio.

Estos procesos han afectado a los equilibrios ecológicos de toda la entidad. Por lo que es urgente emprender ya procesos de reforestación a gran escala, de acuerdo a las vocaciones ecológicas y productivas de la región, con participación popular y comunitaria.


Morelos: reforestar para sanar

Josemanuel Luna-Nemecio[1]

La reforestación en Morelos representa más que un acto simbólico de cuidado ambiental: es una medida urgente para enfrentar una crisis de salud que se agrava cada año. La pérdida de cobertura forestal, producto de incendios, expansión urbana y tala ilegal, ha reducido dramáticamente la calidad del aire, incrementando la prevalencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares en la población.

Recuperar los bosques significa mejorar la capacidad de filtración de contaminantes, estabilizar los ciclos hídricos y disminuir el impacto de las olas de calor, fenómenos que afectan especialmente a niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.

Diversos estudios confirman que el acceso a espacios verdes disminuye en un 20% el riesgo de hipertensión y en un 15% el riesgo de depresión. En Morelos, donde más del 30% de la población padece enfermedades crónico-degenerativas, reforestar es clave para mejorar los indicadores de salud. Los árboles no solo capturan carbono; promueven servicios ambientales estretégicos para la producción de salud. Apostar por la reforestación es apostar por un futuro en el que el territorio y los cuerpos humanos puedan sanar conjuntamente.

  1. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.


30 años creando bosques en La Mixteca Oaxaqueña

Celestino Sandoval García[1]

En la comunidad indígena de Ignacio Zaragoza, Oaxaca, comenzó en 1993 un proceso de reforestación impulsado por la preocupación ante la erosión del suelo. Con esfuerzo comunitario y sin experiencia previa, establecieron un vivero y plantaron especies como Pinus greggii y Casuarina equisetifolia.

A pesar de críticas iniciales, su éxito inspiró a otras comunidades. En el proceso, se tomaron decisiones difíciles como reducir el número de chivos, y se involucraron escuelas y profesionistas.

Con el tiempo, recibieron apoyos gubernamentales y reconocimientos como la mención honorífica en el Premio Nacional Forestal en 2000. Jóvenes de la comunidad se formaron como técnicos e ingenieros forestales y regresaron a contribuir. En 2013 se consolidó un vivero con apoyo institucional, y en 2008 se establecieron terrazas para restaurar zonas degradadas. A la fecha, la comunidad sigue siendo un ejemplo de restauración ambiental en la Mixteca.

Reforestación en la comunidad de Ignacio Zaragoza

Aplicación de poda a la reforestación

Reforestación en la comunidad de Ignacio Zaragoza, Magdalena Peñasco

Área reforestada con aplicación de podas

  1. Universidad del Mar


La triple R del suelo: remediar, restaurar y reforestar

José Guadalupe Chan Quijano

Cuando ocurre un derrame de hidrocarburos, el suelo se contamina porque los químicos tóxicos que contienen se filtran y dañan el medio ambiente, además de representar un riesgo para la salud. Para enfrentar esto, lo primero es la remediación, que busca eliminar o reducir los contaminantes usando diferentes técnicas. Este paso es clave para frenar el daño ambiental y evitar que se siga extendiendo.

Después viene la restauración, que trata de ayudar al ecosistema a recuperar sus condiciones originales. Una parte muy importante de este proceso es la reforestación: plantar árboles y otras plantas donde antes había vegetación.

Pero no se trata solo de sembrar por sembrar, sino de entender cómo funcionaba ese ecosistema antes del daño y tratar de recrearlo. Reforestar trae muchos beneficios: las raíces mejoran el suelo y retienen agua, algunas plantas pueden absorber contaminantes, y los árboles producen oxígeno, capturan dióxido de carbono y bajan la temperatura. Además, crean refugios para animales y ayudan a recuperar la biodiversidad, lo que también aporta beneficios sociales y económicos.

Evaluando especies arbóreas para la remediación, restauración y reforestación


Reforestación. Sanando Ecosistemas.

Alfredo Miranda Martínez

La reforestación es fundamental para revitalizar ecosistemas deteriorados por la urbanización y la industrialización. La intensa presión sobre los bosques y suelos fragmenta los hábitats naturales, altera los ciclos hídricos, provoca pérdida de biodiversidad y genera cambios climáticos.

A través de la reforestación se restauran la cobertura vegetal y las redes ecológicas, se captura CO₂, se reducen riesgos de desastres naturales y se recuperan suelos para una agricultura y economías basadas en prácticas sostenibles. Además, se restituyen espacios a las comunidades, se protegen saberes ancestrales, se fortalecen prácticas tradicionales y se garantiza el acceso a recursos naturales y servicios ambientales.

Reforestar es necesario para contrarrestar la explotación desmedida de los recursos naturales. Este proceso requiere planes de manejo integrales que prioricen el uso de plantas nativas, la participación activa de las comunidades locales y la incorporación del cuidado de la naturaleza como un elemento central del desarrollo y la salud colectiva, en lugar de verla como un recurso destinado a la explotación indiscriminada.

Fotos. Comunidad San Miguel Xicalco. Tlalpan. CDMX.


La reforestación en México

Elisa Duran Peralta[1]

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La reforestación es una herramienta fundamental para restaurar ecosistemas degradados y mitigar el cambio climático. Consiste en plantar árboles en áreas donde el bosque original ha sido eliminado, buscando recuperar biodiversidad, capturar carbono y restaurar servicios ambientales. En México, en 2021 se reforestaron 3,592.24 hectáreas. Sin embargo, reforestar no es solo plantar árboles: es clave usar especies nativas, considerar las condiciones ecológicas locales y asegurar el mantenimiento a largo plazo. Plantaciones de especies exóticas o monocultivos pueden dañar suelo, agua y fauna. Por ello, la reforestación debe planearse bajo principios de restauración ecológica. Para contrarrestar la deforestación, que es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático. En 2023, México perdió 183,882 hectáreas de bosque. La degradación forestal libera grandes cantidades de dióxido de carbono y fragmenta hábitats, afectando ecosistemas y ciclos globales. Reforestar bajo enfoques ecológicos es esencial para fortalecer la resiliencia ambiental y social frente al cambio global.

Figura. Localización de sitio de reforestación 2021 de acuerdo con Sistema Nacional de Información Forestal

Figura. Deforestación en la Reserva de la biosfera los Tuxtlas

  1. Colegio de Postgraduados-Campus Puebla.


Buzón Ambiental

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