El arte, una de las formas de expresión humana, fue el recurso principal para concientizar a las personas este 25 de noviembre ya que se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. El escenario principal fue la plaza Cultural 19/S/17 ubicada en el edificio principal de la UAEM donde presentaron Zapatos Rojos, como una de las 70 actividades que se realizaron en la universidad como demanda de la comunidad por una vida libre de violencia para las mujeres.
Gabriela Mendizábal Bermúdez, directora general de la Unidad de Género, Igualdad y No Discriminación (Unig) de la máxima casa de estudios morelense, estuvo presente en la inauguración del evento “25 N: Acción y voz universitaria para la erradicación de las violencias contra las mujeres”, donde recordó que este día es una “oportunidad para lograr nuestro compromiso en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y libre de violencia.”
Recordó a las hermanas Mirabal, quienes fueron brutalmente asesinadas por su oposición a Trujillo en República Dominicana, ya que derivado a ese asesinato es que se conmemora este día: “A pesar de nuestros esfuerzos realizados a lo largo de los años, es una violencia compleja y multifacética; física, sexual, emocional, económica, estructural y simbólica. Se manifiesta en el ámbito privado, el ámbito público, y desafortunadamente, en las instituciones de educación superior”. Por ello, este evento resulta importante en el marco de la lucha y resistencia.
El performance fue un trabajo colaborativo que organizó este órgano en conjunto a fuera de la universidad, como la Mtra. Juana Bahena Ortiz, directora de la Facultad de Artes y la Mtra. Marcela Dorantes Garduño, directora de la Escuela de Teatro, Danza y Música (ETDM) quien dio un “mensaje de cero tolerancia a las violencias contra las mujeres”: Es “Una propuesta artística y simbólica profundamente necesaria en nuestra lucha […] Como directora de la ETDM de nuestra querida UAEM y como mujer, sé que el arte tiene el poder de transformar realidades y de generar consciencia. Esta obra que se alza como un grito visual contra la injusticia, nos recuerda la urgencia de actuar desde nuestras trincheras: desde la educación, la gestión cultural y las políticas públicas.”