La intervención Zapatos Rojos, arte y memoria colectiva contra las violencias, fue seleccionada por la comunidad universitaria como el clamor de paz con que concluyó la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Se trata de una réplica de la instalación de la artista visual Eline Chauvet en Ciudad Juárez (2009) que mantiene significado y vigencia porque las violencias contra las mujeres se han agravado en los tres lustros pasados, especialmente en Morelos.
Zapatos rojos, nació como un proyecto de arte público en respuesta a la urgente necesidad de visibilizar los feminicidios que azotaban a esa ciudad, tristemente conocida como la «capital mundial de la misoginia». La primera instalación (la de Eline) constó de 33 pares de zapatos donados por mujeres juarenses, y con el tiempo, el impacto de la obra se ha extendido a diversas regiones de México, como Mexicali, Sinaloa, la Ciudad de México, así como a nivel internacional en países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Noruega, España, Italia y ahora en Morelos.
La instalación llega a la UAEM como una propuesta de la Unig en conjunto con la Facultad de Artes, con el propósito de visibilizar y repudiar la violencia ejercida contra las mujeres, enfatizando aquellas de la comunidad universitaria. Cada par de zapatos rojos, simboliza el dolor, la indignación y el enojo frente a las violencias de género, cada par, representa a una mujer víctima de feminicidio o de violencia, simbolizando su ausencia y la voluntad ciudadana por erradicar esta problemática.
La directora de la Facultad de Artes, Juana Bahena Ortiz, entre las palabras que ofreció sobre la instalación, destacó la relevancia de esta obra al señalar que Zapatos Rojos se ha convertido en “un símbolo de lucha contra la violencia de género”. Con cifras alarmantes, Bahena Ortiz recordó que, según la ONU Mujeres, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual. En México, diariamente son asesinadas nueve mujeres, y más del 43% ha enfrentado agresiones por parte de sus parejas. “Esta exposición nos invita a reflexionar y a crear conciencia a través del arte, utilizando el color rojo como símbolo del dolor, la indignación y la resistencia”, afirmó.
La instalación, que recorrerá diferentes espacios del campus Chamilpa, contó también con la participación de estudiantes artistas, quienes presentaron un performance en torno a la obra. Karina Hernández expresó: “Es algo muy fuerte; nadie está exento de vivir situaciones así. Este tipo de iniciativas son necesarias para visualizar lo que enfrentamos día a día y que podría sucedernos a cualquiera”.
Por su parte, Verónica Cisneros resaltó el papel del arte como herramienta de transformación social: “Como artistas, nuestra labor es visibilizar problemáticas. No podemos dejar de ser sensibles, porque seguir siendo indiferentes nos ha llevado al punto en que estamos como sociedad. Usar el arte para llegar al corazón de las personas es fundamental”.
La estudiante Shakty Aguirre añadió que este proceso, tanto artístico como personal, les permitió reflexionar profundamente sobre su realidad como mujeres: “El arte no solo muestra nuestras tradiciones, sino también nuestra cruda realidad. Como mujeres y artistas, estamos constantemente expuestas. Este tipo de proyectos nos ayuda a generar visibilidad y a unirnos para enfrentar estas situaciones”.
Zapatos Rojos continuará itinerando en la UAEM, en las escaleras de la torre de rectoría y el 27 de noviembre en la Facultad de Artes con la participación de dos artistas más. Esta instalación colectiva fue gracias a la partición de las mujeres de la comunidad universitaria, que participaron con un par de zaparos rojos, como un recordatorio permanente de la urgencia de erradicar la violencia de género, una causa que el arte transforma en un grito colectivo de esperanza y resistencia.
Con el performance Zapatos Rojos, las estudiantes de la UAEM denuncian y llaman a terminar con las violencias contra las mujeres. En la imagen las artistas Karina Hernández, Verónica Cisneros y Shakty Aguirre. Foto: Jazmin Aguilar
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