loader image
GIF con Audio, Redirección y Control de Sonido
Anuncio

 

GIF con Audio, Redirección y Control de Sonido
Anuncio

Suplemento feminista de La Jornada Morelos

Denisse Buendía Castañeda

GIF con Audio, Redirección y Control de Sonido
Anuncio

Desde lo violeta de la sororidad, le damos la bienvenida a Una-o-Varias, un suplemento feminista que surge de la entraña de Morelos, inspirado en la potencia creadora y transformadora de las mujeres de nuestro estado.

Este espacio se concibe como un acto de resistencia y, al mismo tiempo, como una celebración del conocimiento y las experiencias de las mujeres, quienes, desde la escritura, reconfiguran términos y realidades con una perspectiva feminista, interseccional y profundamente sorora.

GIF con Audio, Redirección y Control de Sonido
Anuncio

En el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Una-O-Varias germina con el propósito de contribuir a una epistemología feminista que nos permita cuestionar y transformar lo que entendemos por conocimiento y saberes, en un trabajo colaborativo entre Feministas Aliadas por el Arte (FAA) y la Secretaría de las Mujeres-Morelos

Este suplemento reconoce que las mujeres, al escribir, tejen una red de saberes que resiste y desafía los discursos dominantes. Desde la investigación, el arte, la creatividad y el artivismo, las colaboradoras de Una-O-Varias trabajan para resignificar conceptos, abrir nuevas rutas de pensamiento y reimaginar un mundo en el que todas las mujeres vivamos en libertad.

La escritura en Una-O-Varias no es solo un medio de expresión, sino un acto de creación de realidades, donde los conocimientos de las mujeres se sitúan en el centro y se exploran desde sus múltiples dimensiones. Aquí, la palabra escrita es una herramienta que permite abrazar lo diverso, lo colectivo y lo plural.

Invitamos a todas y todos a recorrer las páginas de este primer número, donde nos aventuramos con el cómic poético de ilustración digital “Tendremos paz” de Marissa Delmar Marin, que desde la frontera de lo estético y el lenguaje artístico nos brinda una pieza de indignación frente a los feminicidios que han marcado ya la vida cotidiana del país. La reflexión de Blanca E. Rivera del Río con su texto Una Matria Propia, que nos pregunta ¿Por qué la idea y el deseo de una Matria propia? y sobre nuestra historia y memoria política-social. Qué escenario tienen los cuerpos y las decisiones de las mujeres con la llegada de Donald Trump en la carrera presidencial de Estados Unidos un texto de Larisa Escobedo y cerramos con la potencia de Alma Karla Sandoval y su texto: Mujeres y gobernanza

Una-O-Varias es un proyecto que celebra el poder de la palabra feminista, que honra el valor de la escritura como una forma de pensar, de sanar y de transformar. Confiamos en que este espacio les permita no solo informarse, sino también encontrar inspiración y compañía en esta travesía hacia la libertad. Invitamos a todas a ser una o varias, y a sumarse a la construcción de una Morelos donde la violencia no tenga lugar y donde las mujeres seamos protagonistas de nuestro propio destino.

Una Matria propia; Idea y deseo

GIF con Audio, Redirección y Control de Sonido
Anuncio

Blanca E. Rivera del Río

¿Por qué la idea y el deseo de una Matria propia? Como mujeres seguramente más de una ocasión no nos identificamos con la idea de “Patria”, ni con el lenguaje patriarcal que atraviesa no solo nuestra vida cotidiana, incluso íntima, sino nuestra historia y memoria política-social. Ya que la patria es un concepto que privilegia la figura masculina para representar simbólicamente al Estado, y ello ha contribuido a invisibilizarnos como sujetas políticas, y también a no sentirnos identificadas con una patria que conquista y coloniza, lo anterior a través de una historia llena de guerra, destrucción y asimilaciones culturales forzadas.

Vale la pena reflexionar desde la noción de Patria como idea y como poder simbólico y entonces subvertirlo. Al subvertir la Patria, podemos inscribir a la Matria como una idea y deseo, y desde allí establecer sus diferencias y en su caso, la emergencia y promesa de la segunda.

Como idea, la Matria privilegia una identidad femenina para representar simbólicamente una Nación o un Estado plurinacional, es decir, hecho de muchas naciones, pues nuestros pueblos indígenas son incluso naciones en sí mismas, con sus historias de resistencias, su propia memoria y sus propias formas políticas y culturales de existir y, sobre todo, han sido protagonistas y testigos de sus propios nacimientos. Y aquí damos en otra clave de la Matria: habría que cambiar la idea de nombrar y otorgarle el derecho de existir solamente a quien conquista y coloniza, y rebatir la percepción de que solo el Estado puede tutelar y ser cabeza de las naciones, encarnando la figura del Padre-patriarca: “Cabeza de familia”; un solo ente, un solo estado.

La figura de la Matria está más ligada a los nacimientos, a concebir la vida, a cuidarla y sostenerla. Concebir la Matria como idea nos lleva, de manera ineludible, a imaginar un Estado plurinacional que se sostiene más en un sentido de comunidad o comunidades que velan por los cuidados de todo ente vivo para coexistir en armonía, y de paso subvierte la idea de un Estado todopoderoso, cuyas ideas de nación, democracia y hasta dictadura, en la práctica ha conllevado a homogenizar el poder; y ya hemos visto que históricamente las mujeres, las minorías, los animales y la naturaleza, somos los grandes perdedores en estas formas de gobernar. Las conquistadas y los colonizados. El reclamo a la patria sería entonces: Todas, todos y todes, tenemos derecho de existir, pues si hemos nacido, que sea para defender y resistir la vida, pero sobre todo para vivirla en armonía y libertad.

Como deseo, regresar a los orígenes implica resignificar nuestra vida pública. La matria como tierra de nacimientos y sentimientos más vivos, nos lleva a privilegiar estos orígenes y crear desde allí. Bastará tan solo recordar que, para muchos pueblos originarios de América, entre ellos mapuches y quechuas, usaban el concepto de matria para referirse a su lugar de origen; pues nacimiento y territorio siempre están ligados. En cuanto al sentimiento como un deseo, que sean las poderosas palabras de Audre Lordé, la que nos enchine la piel: “Los padres blancos nos dijeron <<pienso, luego existo>>. La madre negra que todas llevamos dentro, la poeta, nos susurra en sueños: Siento, luego puedo ser libre […] Ahora bien, la experiencia nos ha enseñado que, además, siempre es necesaria la acción en el momento presente.”. El deseo de sentir es también una poderosa fórmula que nos inscribe en el presente, que nos motiva a actuar desde lo que sentimos aquí y ahora, y que nos convoca a encontrarnos, a dinamitarnos. La rabia como deseo. La ternura como deseo. La libertad como deseo. La dignidad como deseo. La memoria como deseo. La creación como deseo. El cuerpo como deseo. Y es que el cuerpo también atraviesa el deseo de la Matria. Solo nosotras podemos apropiarnos de nuestros cuerpos; son estos el único territorio corpóreo, geográfico y político, en el que podemos reconocernos a nosotras mismas e incluso a otras mujeres, porque no solo es un pasado en común, es también nuestro presente compartido, y nuestro futuro anhelado.

Volviendo entonces al principio, ¿por qué una matria propia? ¡Porque de todas la Matria aquí es y será!

Imagen: ProChoice

Tu cuerpo, mi decisión

Larisa Escobedo

Con el triunfo por segunda ocasión de Doland Trump en la carrera presidencial de Estados Unidos, hay un espíritu triunfalista en diversas grupos conservadores, cristianos evangélicas, antiabortistas, racistas, clasistas y en general de ultraderecha. Ello implica, además de los riesgos de transformaciones jurídicas en los derechos de las mujeres y de las comunidades afrodescendientes, migrantes y lgbtq; temores de ataques cotidianos por parte de personas violentas e incluso crímenes de odio.

En los primeros días del triunfo electoral, hubo una serie de incidentes que perturban las nociones de respeto y convivencia y que ponen a los grupos vulnerables en una situación de aún mayor vulnerabilidad. Uno de ellos, por ejemplo, fue la llegada de mensajes anónimos masivos a estudiantes universitarios afrodescendientes en lugares que fueron esclavistas, como Tennessee, Virginia y Carolina del Sur, con frases sumamente violentas como “¡Felicidades! Has sido seleccionado para cosechar algodón en la plantación más cercana. Nuestros ejecutivos esclavistas están listos para recogerte a las 6:00 am”. Otros incidentes incluyen manifestantes fuera de la universidad de Texas con pancartas con frases como “Las mujeres son propiedad” o “El sexo homo es pecado”.

Uno de los momentos más viles, fue el video publicado por el comediante ultraderechista Nick Fuentes, en el que se burló de las mujeres y del feminismo, acuso de la imposibilidad para que una mujer sea presidenta en Estados Unidos y lanzó la polémica frase “Tu cuerpo, mi decisión”. En pocas horas, muchos hombres estaban usando ese hashtag en diversas redes sociales, produciendo memes y hasta ropa con la frase, que evidentemente se refiere a la vulneración de las garantías de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

“Tu cuerpo, mi decisión” revela de manera grotesca toda la política del control de los cuerpos de las mujeres, pero también de las personas afrodescendientes, de las personas lgbtq y de las personas migrantes. Lo que quiere decir, es que la verdadera política de la supremacía blanca-masculina, implica el no reconocimiento de los demás seres humanos como ciudadanos plenos, como personas completas e incluso como seres humanos mismos. La infantilización y minorización de todo lo diferente funciona para el ejercicio completo del poder y la explotación de sus fuerzas laborales, intelectuales y reproductivas, como bienes u objetos que son susceptibles de ser apropiados, explotados y vendidos.

El peligro de estas manifestaciones de odio, que se dan en un contexto de empoderamiento sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos, de las fuerzas más violentas de la ultraderecha. Habiendo ganado la presidencia con más de tres millones de votos ciudadanos de diferencia, mayoría en ambas cámaras y mayoría de gobernaturas, los grupos radicales racistas y sexistas obtienen a su vez un amplio marco de tolerancia para hacer agresiones directas -verbales y físicas- a quien sea que se presente como un desafío a su supremacía.

Pese a que más que nunca, la realidad de México se presenta como una oposición total a la situación de Estados Unidos, no debemos olvidar nunca lo que la canción de ska de Desorden Público rezaba “el racismo es una enfermedad del espíritu, del cuerpo, el alma y la mente”. Una enfermedad altamente contagiosa, progresiva y mortal, que estará latente con sus más oscuras variantes, como la misoginia, la homofobia, el clasismo, la supremacía y la violencia.

Mimetismo por masculinización

Alma Karla Sandoval

En Cartas a una joven feminista (2018) definí el mimetismo por masculinización como la conducta de ciertas mujeres en puestos de alta dirección laboral o toma de decisiones políticas, fundantes y fundamentales. Lamentablemente, esas personas terminan imitando, para sobrevivir o no perder sus privilegios, las prácticas masculinas de discriminación que endurecen, transparentando engañosamente, los techos de cristal en vez de romperlos para permitir el avance de las otras. Muchas veces se hace con plena conciencia de estar repitiendo patrones que continúan sometiendo a las demás.

A dicho comportamiento de promesa que no se cumple, de cambio de planes a última hora, de traiciones siempre dolorosas por francamente inesperadas, también le llamo zancadilla invisible porque se suele pensar que una mujer que llega al poder si ayudará a otra. Tardamos en perder esa ingenuidad y cuando ocurre, por fin alcanzamos la mayoría de edad dentro del feminismo porque las cuotas de género que se malentienden como biológicas no son ideológicas y prescinden de toda ética. Morelos fue ejemplo en el pasado con una generación legislativa dentro de su congreso local con mayoría de mujeres, pero sin agenda feminista en verdad.

Quiero decir que la legalidad firmada no garantiza legitimidad. Mucho menos igualdad sustantiva o verdadera perspectiva de género si son las mismas voces conservadoras, entrada en años, vestidas con trajes sastre o vestidos bordados con tocados de flores, los liderazgos femeninos que importan y desde hace años han obstaculizado las asignaturas pendientes en nuestra entidad federativa: disminución de feminicidios, despenalización del aborto y presupuesto suficiente para combatir otros tipos de violencias imparables.

Se dice que este tiempo de mujeres al poder es un horizonte esperanzador y se ha festejado que muchas ocupen puestos importantes al interior del gobierno, pero a cien días del festejo, algunas tomas de decisiones, así como la actuación de ciertas secretarias han sido decepcionantes. Sigue imponiéndose el mimetismo por masculinización porque todavía no hemos aceptado cómo el ejercicio de poder de las mujeres puede ser real, sin trampas, sin hombres que las estén regenteando o moviendo hilos simbólicos como si ellas fueran títeres, ¿lo son? Para que esto no ocurra, la autoridad debe recaer en manos de gente con perfil, con verdadero liderazgo y capacidad, con solvencia moral irreprochable y no con un vergonzoso, deplorable, novena por ciento de lealtad que lo único que garantiza es la mediocridad al mando, pregúntele a Rosario Piedra Ibarra, relecta como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, decisión que, en palabras de Sabina Berman, ratifica que la CNDH no defiende a las víctimas, sino al poder.

Lo anterior, otra prueba más de que el cuerpo de mujer, desgraciadamente, no exime de ser cómplice de poderosos que oprimen jugando a que no, reaccionando ante lo que han llamado “falsas narrativas” cuando los hechos, los indicadores, los resultados y la realidad que no quiere contarse está sobre la mesa. Insisto: el órgano reproductor femenino no es garante de no ser ducha en la simulación y el solapamiento de corruptelas pasadas. No habrá lugar para ti, eso está claro, si no participas de falsas verdades construidas para favorecer a los de siempre, pero eso sí, arropada con el discurso de la prosperidad compartida.

Confieso que deseo equivocarme y que las mujeres aprendamos a gobernar como mujeres, no como machos con falda o machas con vestido temerosas de la capacidad de otras, esto es, capataces de circos en los cuales, por ningún motivo se desea que crezcan los enanos o, lo que es peor, se insista en arrodillar o mirar por debajo del hombro a liderazgos legítimos, razón por la cual deben marginarlos. No importa, reitero, si la carne de una mujer la muerde otra mujer. Eso no debería llamarse realpolitik. Eso no debería entenderse como sobrevivencia traidora en el ejercicio de la “autoridad”.

TENDREMOS PAZ • MARISSA DELMAR MARIN

La Jornada Morelos