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Nuestra antes primaveral Cuernavaca era una ciudad con relevante bagaje cultural, impacto de mucho peso y significado gracias a la presencia de don Sergio Méndez Arceo, Iván Illich, Gregorio Lemercier, Erich Fromm y Gutierre Tibón, entre otros.

El compromiso cristiano de don Sergio colocó a la Diócesis de Cuernavaca en el escenario cultural internacional. La renovación litúrgica de la catedral, la Misa Latinoamericana, la reflexión evangélica en relación con los acontecimientos, la Teología de la Liberación, las homilías dominicales en las que ofrecía una meditación cristiana comprometida con la justicia, lo hizo un referente en el mundo eclesiástico cristiano.

Iván Illich impulsó debates reflexivos y profundos sobre problemáticas importantes con la fundación del Centro Intercultural de Comunicación: La Educación, la Salud, el Trabajo, el papel de la Iglesia en el mundo actual. CIDOC recibía a investigadores de Europa y nuestra América, filósofos, teólogos, antropólogos, pedagogos.

Paulo Freire impartió un Seminario donde se estudió y discutió su propuesta fincada en La Educación como práctica de la Libertad y Pedagogía del Oprimido. De Iván señalemos dos de su magnífica creatividad, La sociedad desescolarizada y Némesis médica, crítica formidable a ese par de instituciones fallidas en el objetivo para el que fueron forjadas. “La Escuela es una vieja vaca gorda y sagrada”, afirmaba Iván.

Don Gregorio Lemercier fue Prior del Monasterio Benedictino de Santa María. Oración y Trabajo era la guía y la consigna del Monasterio. El P. Lemercier se percató de que, en esa comunidad, los reverendos monjes enclaustrados presentaban diversas inquietudes y angustias. Decidió entonces aplicar el Psicoanálisis a sus más de 180 monjes auxiliado por los Analistas Gustavo Quevedo y Frida Zmud. Supe también que el Dr. Erich Fromm tuvo que ver, no estoy seguro del todo.

¿Qué encontraron? Algunos monjes se habían internado huyendo de las responsabilidades civiles de un matrimonio. Otros estaban ahí escondiendo, disimulando o bien, reprimiendo, su homosexualidad. Pocos, muy pocos, mostraban real y auténtica vocación.

El periodista, escritor y dramaturgo Vicente Leñero se hospedó en el Monasterio Benedictino de Ahuatepec, donde estábamos los seminaristas, para finiquitar su obra de teatro Pueblo rechazado, justo sobre ese tema de la aplicación del Psicoanálisis para los religiosos. He aquí una escena que revela, no sin cierta crudeza, esa problemática:

-Usted me quitó mi fe, dice un monje psicoanalizado al Doctor.

-No era tu fe, le responde. Era una cáscara.

– ¡Era una cáscara, pero era mía! ¡Era mi cáscara!

Si esa iniciativa se hubiera valorado objetivamente tendríamos ahora a religiosos, monjes y sacerdotes, libres de acusaciones de abusos y pedofilia, definidos en su orientación sexual, dueños de sus decisiones y sin pudores ajenos.

El caso del Obispo de Chilpancingo Salvador Rangel, ha sido tratado con simulaciones y confusiones pretendiendo guardar discreción. El Sr. Obispo bien podría hacer una socrática reflexión de autoconocimiento y autoaceptación para ayudarse a sí mismo a reconocerse en sus orientaciones y limitaciones en un acto de auténtica humildad. Así, liberaría a Mons. Ramón Castro, Obispo de Cuernavaca y Secretario de la Conferencia Episcopal, de estar ofreciendo explicaciones que no se sustentan.

Criticar a un Obispo no es criticar a la Iglesia, por supuesto. No debe colocarse el interés general en la defensa de un motivo particular, así, se contribuye a la confusión. Si no se quiere propiciar el escándalo entonces deben afrontar con la verdad las críticas y los rumores que no han dejado de circular. Todo ser humano puede ser escuchado y comprendido independientemente de su investidura política o religiosa.

Erich Fromm, de la famosa Escuela de Frankfurt, nos dejó enseñanzas muy valiosas en textos célebres: El corazón del hombre, Tener o Ser, El Arte de Amar, Ética y Psicoanálisis, Anatomía de la destructividad humana, éste último traducido por Félix Blanco, excelente escritor colaborador de CORREO del SUR, nuestro semanario, justo donde fueron tratados y publicados estos temas.

Saboreando su café en Los Arcos, Gutierre Tibón nos comentó alguna vez que con CORREO del SUR no se manchaba ni las manos ni la conciencia. Esa era nuestra Cuernavaca, una ciudad culta, cosmopolita con gente participativa, bien informada, consciente, de muy buen humor.

¿Qué tenemos ahora? Usted juzgue.