La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó inicialmente -el 30 noviembre de 1981- que cada tercer martes de septiembre se conmemoraría el Dia Internacional de la Paz. Posteriormente, el 7 de septiembre de 2001, ese foro mundial donde están representados todos los Estados Miembros, declaró el 21 de septiembre como el día dedicado a fortalecer y promover los ideales de la paz a través del respeto de 24 horas de no violencia y alto el fuego. Por tanto, tal celebración hace referencia al derecho humano a la paz que implica, por una parte, la cesación de conflictos armados y, por la otra, a la erradicación definitiva y total de la violencia en todas sus modalidades.

Respecto del primero de los objetivos que se buscan con esta conmemoración, La Carta de la Naciones Unidas, firmada el 26 de junio de 1945 al término de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, establece la imperiosa necesidad de preservar a las nuevas generaciones del flagelo de la guerra y reafirmar los derechos fundamentales de la persona a través del respeto a la dignidad humana a partir de principios universalmente reconocidos como la igualdad de derechos, la creación de condiciones propicias para el mantenimiento de la justicia y el respeto a las obligaciones internacionales contraídas por los Estados Nacionales, a fin de mantener la paz y la seguridad internacionales, así como promover el progreso económico y social de todos los pueblos.

Este año el tema es “Acciones para la paz: nuestra ambición para los “Objetivos Mundiales”, para enfatizar la estrecha relación entre el fomento de la paz y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Se trata de una exhortación a la acción concertada que reconoce la responsabilidad individual y colectiva en la promoción y fomento de la paz tanto a nivel nacional como internacional.

Respecto de la erradicación definitiva de la violencia en el mundo, debe decirse que ésta se hace patente, entre otras razones, ante la ausencia o un débil Estado Democrático y Constitucional de Derecho (Estado de Derecho) caracterizado por la constante violación a los derechos humanos; la indiferencia de las autoridades ante los fenómenos delincuenciales, de corrupción, e impunidad que van desgastando el tejido social; la pobreza, la desigualdad social y la injusticia para ciertos grupos sociales, particularmente de aquellos que se encuentran en una situación especial de vulnerabilidad, lo que propicia su exclusión del desarrollo social para acceder a mejores condiciones de vida.

En el caso de México, duele e indignan los hechos de violencia cotidianos dados a conocer por los medios de comunicación social. Son ejemplos recientes los homicidios de personas servidoras públicas en Guerrero y el secuestro de una alcaldesa de Michoacán por el crimen organizado; también la información contenida en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021 (ENDIREH 2021) sobre la situación de la violencia que viven las mujeres en el país,

en el sentido de que el 70.1% de las mexicanas mayores de 15 años han experimentado a lo largo de su vida al menos una situación de violencia psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y/o discriminación. En este sentido, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de enero a diciembre de 2022 se registraron en México, de manera preliminar, 32,223 homicidios, siendo a nivel nacional la tasa de 25 homicidios por cada 100 mil habitantes; en el mismo periodo de 2022, de las defunciones por homicidio registradas, 67.6 % se cometió por disparo de arma de fuego; 9.7 %, por arma blanca y 7.4 %, por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación.


La espiral de violencia que se presenta en diversas regiones del país, nos lleva a la imperiosa necesidad de construir con carácter permanente una cultura de paz basada, de acuerdo con la Declaración sobre una Cultura de Paz de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 6 de octubre de 1999, en: a) El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación; b) El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional; c) El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales; d) El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos; e) Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presente y futuras; f) El respeto y la promoción del derecho al desarrollo; g) El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres; h) El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información; i) La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones; y animados por un entorno nacional e internacional que favorezca a la paz.

Se requiere, por tanto, de una imperiosa cultura de paz en todos los ámbitos de la vida que transforme conciencias, conductas y actitudes a partir de la observancia irrestricta del Estado de Derecho, la eliminación de discursos que polarizan y dividen a la sociedad y la atención de las necesidades de los diversos sectores poblaciones a fin de mitigar la desigualdad y exclusión social.

* Profesor universitario y especialista en derechos humanos

Para resaltar:

Se requiere, por tanto, de una imperiosa cultura de paz en todos los ámbitos de la vida que transforme conciencias, conductas y actitudes a partir de la observancia irrestricta del Estado de Derecho, la eliminación de discursos que polarizan y dividen a la sociedad y la atención de las necesidades de los diversos sectores poblaciones a fin de mitigar la desigualdad y exclusión social.