loader image

 

La crisis amainada de Cuernavaca

 

Cuernavaca ha sido gobernada por casi todos los partidos políticos en los años que lleva este siglo y también ha sufrido horrores; de ser la ciudad a la que todos querían venir, se transformó hasta el 2021 en una masa de concreto abandonada por sus autoridades y que dependía de la organización de grupos vecinales para hacer que pasaran cosas.

Desde el dos mil, la ciudad ha sido administrada por José Raúl Hernández Ávila, Adrián Rivera Pérez, Norma Alicia Popoca Sotelo (interina a quien le estalló el problema de la recolección de basura), Jesús Giles Sánchez (quien solucionó el problema de la recolección de basura), Roque González Cerezo (interino), Manuel Martínez Garrigós (quien se peleó con la empresa recolectora de basura y generó con ello y obras públicas una deuda que apenas termina de pagarse), Rogelio Sánchez Gatica (interino), Jorge Morales Barud, Cuauhtémoc Blanco Bravo (quien omitió el pago de obligaciones particularmente con CFE), Manuel Hernández Limonchi (interino), Antonio Villalobos Adán (quien también fue omiso en pagos ante CFE -entre su administración y la de Cuauhtémoc Blanco se acumularon 300 millones de pesos de adeudos con la paraestatal-, además de que generó pasivos laborales por decenas de millones de pesos), y José Luis Urióstegui.

Todos los alcaldes mencionados enfrentaron problemas más o menos graves porque, a pesar de su tamaño, Cuernavaca es una ciudad muy compleja. Algunos como Hernández Ávila y Giles Sánchez, afrontaron la adversidad con mucho mayor éxito al que tuvieron Martínez Garrigós, Blanco Bravo o Villalobos Adán, cuya sucesión, aún con la más o menos competente administración de Jorge Morales Barud, hundió a Cuernavaca en la peor crisis de su historia reciente en términos financieros, administrativos, jurídicos y de seguridad y servicios públicos.

La actual administración recibió un ayuntamiento quebrado, en una crisis de seguridad, a oscuras y sin agua (no por la sequía, sino por cortes de energía a los pozos que afectaban el servicio). Los bloqueos por falta de agua, las denuncias recurrentes de corrupción, los crímenes, la violencia y, sobre todo, el alejamiento entre el ayuntamiento y la comunidad a la que debía servir, y la desconfianza ciudadana complicaban la gobernabilidad en la capital del estado.

Fue la Cuernavaca tradicional la que dio el triunfo a José Luis Urióstegui Salgado en el 2021. La confianza se recuperó casi de inmediato como lo refleja el aumento, desde el primer año, de la recaudación de impuesto predial y servicios municipales. Se apostó a la tecnología y aunque muchos de los problemas persisten casi ninguno se ha dejado sin atender.

Las graves crisis de Cuernavaca, seguridad y agua potable son atendidas. Pese a no estar en el cuestionadísimo Mando Coordinado, y de la ola de violencia y crimen que azota a todo el estado, la contribución de los cometidos en Cuernavaca a los índices delictivos de Morelos se mantiene por debajo de la de otros municipios. Axochiapan, Cuautla, Yautepec, Emiliano Zapata, Temixco, Jojutla, Xochitepec, Tepoztlán, Ayala, Zacatepec, y Tlaquiltenango, tienen tasas de homicidios dolosos muy superiores a la de Cuernavaca. Por supuesto que las tasas delictivas en Cuernavaca son mucho más altas de lo deseable, pero también lo es que se ha notado un mayor control de la incidencia delictiva del que permite el esquema de Mando Coordinado, entre otras cosas por la obligación del Ayuntamiento de Cuernavaca de invertir en su policía. La capital del estado es el único municipio que ha invertido en equipamiento y modernización de su policía y los resultados, empiezan a reflejarse en los datos.

En materia de agua potable, otro dolor de cabeza para la gente de Cuernavaca se ha invertido en el equipamiento de pozos, se han reemplazado 23 kilómetros de tubería de agua potable y ya no hay cortes de servicio eléctrico en ninguna de las 120 fuentes de abastecimiento de agua potable para la ciudad. Así que el estiaje, que ha sido especialmente agresivo durante los dos últimos años, no resultó en problemas tan graves y constantes de surtido de agua en la ciudad, el servicio es mucho mejor que hace dos años, igual que pasa con el alumbrado público y la pavimentación. Cuernavaca no está como quiere, pero ha mejorado sustancialmente en los últimos dos años y eso tendría que reconocerse a la actual administración que en dos años ha abatido rezagos de nueve, pagado deudas, recuperado espacios públicos y mantiene un promedio de 30 obras públicas simultáneas en la ciudad.

De los alcaldes que ha tenido Cuernavaca en los últimos 24 años, José Luis Urióstegui podría no ser el más espectacular, el más simpático, pero ha resultado el que se requiere en las circunstancias que padece la ciudad y eso hay que reconocerlo como una de las decisiones más inteligentes del electorado capitalino en por lo menos quince años.

* * *

Por cierto, con problemas de agua, de tránsito, y apenas tres mil cuartos de hotel útiles en Cuernavaca, ese Centro de Convenciones que alguna coalición propone como único proyecto novedoso para la capital de Morelos parece más una ocurrencia para incautos que una propuesta política seria. Parece una de esas ideas que confirma le teoría de que muchos políticos son personajes que van cargando un costal de compromisos disfrazados de soluciones para las que buscan problemas muchas veces inexistentes.

La apuesta para el desarrollo económico en Cuernavaca debe ser mucho más integral, incluir al turismo, el comercio, la industria inteligente, la salud, la educación; y para todo ello, hace falta reforzar la infraestructura. Seamos serios.

@martinellito

martinellito@outlook.com