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Nuestra concepción de cultura y que en este espacio hemos tratado de exponer, incluye los aprendizajes que los conglomerados humanos adquieren en su interacción, en especial, aquellos que cambian sensiblemente, los patrones de comportamientos o “habitus” que han desarrollado con el tiempo. Y ciertamente, en estos últimos meses, el periodismo en general, y el cultural, como la cultura política, están siendo parte de notables cambios en los modos y paradigmas que venían arrastrando por decenios: declina el periodismo en papel, pero aumenta vía internet, por redes sociales; los tradicionales medios (radio, tv, prensa en papel) han perdido dos tercios del presupuesto que el gobierno federal les asignaba y, tras décadas de aplaudir al presidente, se han ido a la oposición; la mentira y las calumnias, se han vuelto método de la oposición y la derecha (Castañeda invita abiertamente a mentir y a la guerra sucia).

Por si eso fuera poco, hay algo que muy pocos son capaces de reconocer, siendo por demás interesante como fenómeno social: la derecha nacional y sus aliados de otros países, ha invertido decenas de miles de dólares en difundir calumniosos mensajes contra el presidente AMLO y una de las candidatas, que han tenido el escandaloso efecto de generar un sensible aumento en las preferencias a favor de AMLO y leve aumento en la de la candidata atacada. Parece ser que apenas esta semana, la derecha mexicana, ha descubierto que “la Mañanera” (ese novedoso y efectivo vínculo informativo entre el gobierno de la república y la gran población mexicana), es la causa de que la campaña de calumnias no haya tenido el efecto que buscaban los mercadólogos pagados por mentir y calumniar.

Tal conexión de causa-efecto, deja en suspenso una tesis que sostiene el presidente: el pueblo aprende, el pueblo es “sabio”, el pueblo no se ha dejado engañar.

Destacados periodistas de otros países están dando seguimiento a estos eventos político-culturales que ocurren en México, al que consideran como un espacio en que la derecha experimenta las formas más descaradas y calumniosas, mediante textos, videos y audios, de intervenir en contra de quien lleva la mayoría de intención de votos para ocupar la presidencia del país.

Montajes, uso abusivo y torpe de paqueterías de “inteligencia artificial”, dejan trazas electrónicas que para alguien medianamente enterado de su uso en redes sociales y en internet, resultan muy útiles vías para detectar su origen, su masividad, su costo, las redes de personas, organizaciones y partidos, como de países o sus agencias, que están detrás de estas campañas con informaciones falsas, que por cierto, apuntan hacia la DEA de USA, como a la derecha de varios países sudamericanos, de Alemania y a España misma.

En estos meses hemos también atestiguado el vergonzoso desprestigio de un Krauze, un Aguilar Camín, una Guadalupe Loaeza, un Jorge Castañeda, entre muchos otros, quienes con un importante espacio ganado en el sector cultural de nuestro país, han exhibido su capacidad de encabezar, asesorar, y atacar, basados en calumnias, mentiras, imputaciones sin base, y ya ahora lo sabemos, esto puede tener relación con los millones que sus empresas “culturales”, dejaron de recibir del gobierno federal y de algunos gobiernos estatales, que les maiceaban. Ahora se vuelven censores los que se decían apóstoles de la libertad: exigen terminar con la Mañanera.

Sí, nuestra actividad periodística se está revolucionando en nuestro país, a pasos agigantados, somos testigos de esa tremenda transformación. El periodismo genuino y ciudadano, se ha ganado su espacio, digno, merecido. Debemos ejercerlo, incluso denunciando los embutes y chayotes, como las concesiones que consiguieron de gobiernos anteriores, que tradicionalmente, engordaron a medios deshonestos y a sus ídolos ahora caídos, expuestos.