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(Nuestras raíces)

La riqueza de nuestra tierra

(Totoncayotl tetech to tlalli)

Sayuri Irma María Terán Carrasco*

Su nombre significa “Cerro de las Flores”, proveniente de las palabras náhuatl, xōchi ‘flor’, tepē ‘cerro’, yc ‘en’.

Este hermoso Pueblo Mágico es rico en tradiciones, gastronomía, cultura, arquitectura e historia. Goza de un excelente clima, paisajes rústicos y espacios naturales. Vamos con un poco de historia de este hermoso municipio.

“El fenómeno geológico de Xochitepec”

Fue tal que inspiró los Opúsculos científicos y literarios de Santiago Ramírez (1880). En dicha serie monográfica se narra día a día el nacimiento de manantiales de aguas sulfurosas, los cuales actualmente abastecen el viejo balneario de Palo Bolero.

El cura de la parroquia de San Juan Evangelista en esa fecha, Francisco García, desde muy temprano abrió las puestas de la iglesia para recibir a los Xochitepequenses asustados por los ruidos en la tierra durante la noche. Es probable que esta fortuita y nueva comunión entre párrocos y feligreses haya sido una de las causas de que en 1881 se terminara la construcción de la cúpula de la iglesia, en la forma con que se le conoce hoy en día

Los tatas o huehues más longevos daban su versión de lo ocurrido con la vieja leyenda de los cerros anudados. Esta dice que la causa por la que el cerro de Atlacholoaya es de poca altura es porque debajo de la tierra está amarrado con un “lazo mágico” que lo une con el cerro del Tepozteco, y como este es más fuerte que aquel, lo jala y por eso pierde altura. Con ello, los viejos tatas daban a entender que los tremores de tierra y el nacimiento de manantiales se originabana varios kilómetros de distancia, en las faldas de la Sierra del Chichinautzin, así como en las del Popocatépetl y en las del Tepozteco.

Por otra parte, también habláremos de nuestra gente nativa y de varios significados:

Xochitepec alberga un significado polisémico que va del “xochitépetl”, entendido en cosmovisión nahua como “hermosura concentrada», esfuerzo de hermosura”, “fundamento divino”, “comunión fundamental”, “morada de Xiutecuitli, Xochiquetzal, Chicomecóatl, Piltzintecutli o Xippe”, al “Cerro de las Flores”, esta última forma es la etimología latinizada más convencional, sin olvidar los apelativos que se le han atribuido desde la poética, como “cerro de la vida”, “cerro de las musas”, “edén tlahuica” y, más refinadamente, “en donde se pulen los grandes iniciados”.

O se le llama simplemente Xochitepec, un lugar que antaño se dejó sentir y que hoy es necesario revitalizar, dando a conocer su crisol de microhistoria y geografía.

Desde mi perspectiva cultural es muy importante conservar nuestras raíces y claramente informarnos, ya que en nuestro pensamiento y sentimiento influye donde crecimos. De esta manera floreceremos como sociedad y para nuestras futuras generaciones. Como Xochitepec, en Morelos tenemos 36 municipios (contándolo), de donde podemos sacar increíble información de nuestra hermosa cultura y así mismo cuidarla para nuestro futuro. Agradezco mucho por esta información tan valiosa donde así como aprendí y fue fructífera, la sea para nuestros lectores. Por su puesto, gracias a La Jornada por este hermoso espacio.

*Jefa suprema de Xochitepec de la Gobernatura Indígena del Estado de Morelos y estudiante de Derecho

Mujer de rasgos tlahuicas originaria de Xochitepec modela una pieza textil de la colección de ropa de la modista neoyorkina Cornelia Tuttle Hamilton (Tuttle Hamilton, 2006). Imagen cortesía de la autora.