“En pleno siglo XXI, las morelenses vivimos en un sistema político electoral que nos quiere en los cabildos, congresos y cuanta tribuna de poder existe, bien sentadas, bonitas y calladitas”, sostuvo la defensora electoral Perla Pedroza, tras llamar a las mujeres políticas y de la sociedad civil a dar una nueva batalla para asegurar que toda mujer que llegue a algún espacio de poder “pueda ejercer su cargo libre de violencia” siendo respetada y tratada con dignidad para que se pueda escuchar la voz de todas”.
Lo anterior, lo sostuvo en el marco de la conmemoración de los 70 años de que las mujeres pueden votar y ser votadas.
La experta en derecho, compartió que la primera vez que votó tenía apenas siete años y lo hizo en una consulta infantil.
“Tremenda sorpresa me llevé al enterarme de lo más aterrador que jamás me había imaginado: las mujeres no siempre pudieron votar; pensé que seguramente eso había sido en la época oscura de la inquisición, pero más equivocada no podía estar, porque en México fue hasta 1953, cuando se permitió a las mujeres sufragar, así es, solo setenta años llevamos las mexicanas siendo ciudadanas”, dijo.
Agregó: “Hoy me encantaría poder decir que las morelenses, ya no vivimos en la oscuridad electoral, que hemos avanzado y que quedan por vencer los retos de lograr la paridad en las presidencias municipales y lograr una gubernatura femenina para tener representación efectiva en todos los órganos de poder”.
Pedroza, subrayó: “Pero tristemente no es así; hoy los derechos políticos electorales de las mujeres están en riesgo por una simulación de cuotas de género”.
Para dar un mayor contexto, la abogada trajo en remembranza “la lucha que dio la revolucionaria feminista Hermila Galindo, quien propuso y exigió a los hombres constituyentes en 1916 y 1917 que, en la creación de la nueva Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, se incluyera el voto de la mujer. Su petición fue ignorada, por lo que en 1918 se registró como candidata al Congreso y aunque ganó por mayoría de votos no se le permitió acceder al cargo”.
Añadió: “Su petición de que las mujeres fueran ciudadanas con derecho a votar y ser votadas, fue ignorada y desechada por hombres constituyentes que se sintieron dueños de la democracia y como respuesta al atrevimiento de Hermila, reformaron la Ley Electoral y establecieron como requisito, tener sexo masculino para poder participar en los procesos electorales”.
Perla, explicó “traigo a la vista la lucha de Hermila, porque ella sufrió violencia política en razón de género, es evidente que, al inicio del siglo, era imposible que el sistema patriarcal, reconociera el delito electoral que cometieron en su contra. La violencia política que sufrió, se tradujo en un retroceso de treinta y seis años para que las mexicanas pudiéramos votar y ser votadas”.
Considerando lo anterior, destacó “las morelenses debemos ser conscientes, de que, no solo porque en la Constitución Mexicana, este escrito el principio de paridad de género y que esto obligue a las autoridades electorales a establecer cuotas de género a los partidos políticos, para impulsar a las mujeres en la vida política, realmente la paridad está siendo efectiva”.
Puntualizó que en el Estado de Morelos la paridad de género surgió como una acción afirmativa para lograr disminuir la deuda histórica y brecha de desigualdad entre los hombres y las mujeres.
“Se idealizó que, al integrar los órganos de poder con paridad, las mujeres que llegarían a los cargos de elección popular y ejercerían sin problema sus cargos, logrando ser las portavoces de las necesidades y problemáticas que vivimos y sufrimos todas”.
Sin embargo, la defensora electoral, mencionó “esa paridad no se ha logrado, porque, pese a que en las urnas se vote por mujeres y los cabildos y congreso se integren con cuotas de género, la realidad es, que no se permite a las mujeres ejercer sus cargos, se obstaculiza su trabajo, ejerciendo violencias psicológicas, económicas, laborales, sexuales y políticas en su contra”.
Indicó que a la mayoría de las mujeres que se les asigna un cargo de elección popular, no se les capacita en el funcionamiento de los órganos que integraran, no tiene pleno conocimiento de sus atribuciones y facultades, previamente a protestar sus cargos, comienzan a ser acosadas y violentadas por los partidos políticos y los demás integrantes de los órganos de elección popular.
La experta en derecho electoral, refirió que la falta de capacitación ha generado que las mujeres lleguen a los cargos, temerosas por su seguridad y la de sus familias; por lo que no quieran denunciar la violencia que sufren y cuando se deciden denunciar, se enfrentan a un sistema judicial electoral que genera cargas procesales casi imposibles de vencer provocando que no logren evidenciar la violencia que sufren.
Por consiguiente, “las morelenses nos enfrentamos al gran reto: ser conscientes, que los presidentes municipales, síndicos, regidores, diputados, partidos políticos, autoridades administrativas, autoridades electorales y judiciales, son los hombres constituyentes de las morelenses, son ese grupo de hombres que no permiten a las mujeres ejercer sus derechos políticos electorales”, dijo.
En este contexto, Perla apuntó que la violencia política en razón de género que sufrió Hermila Galindo, costó treinta y seis años al voto de la mujer. Las morelenses debemos preguntarnos “¿cuántos años nos retrasará la violencia política en razón de género que están sufriendo las regidoras, sindicas, presidentas municipales, diputadas y funcionarias públicas? ¿Cuánto tiempo nos tomará darnos cuenta de que no existe la paridad de género en Morelos?”.
Las morelenses viven en un sistema político electoral que nos quiere en los cabildos, congresos y cuanta tribuna de poder exista, bien sentadas, bonitas y calladitas.
Se enfrenta a un reto inmenso, pero no imposible: exigir que las morelenses asignadas a un cargo público, sean capacitadas, asesoradas y contenidas por los partidos políticos, las autoridades administrativas, electorales y judiciales, que les garantice su seguridad y su derecho a votar, ser votadas y el pleno ejercicio de sus cargos.
Finalizó diciendo que “las mujeres no solo debemos exigir más espacios en las esferas de poder, sino asegurarnos que las que llegan, puedan ejercer sus cargos, siendo respetadas y tratadas con dignidad para que se pueda escuchar la voz de todas”.