loader image

“El fútbol es un juego simple: veintidós jugadores corren detrás de un balón por 90 minutos y al final siempre gana Alemania”

Gary Winston Lineker (futbolista inglés campeón de goleo en el Mundial 86. Hoy comentarista de la BBC, censurado, corrido y reinstalado este mes por críticas a la política migratoria del Reino Unido)

*Fernando González Domínguez

Japón me recordó esa frase del goleador inglés que por cierto nunca vio siquiera una tarjeta amarilla. Caballero de las canchas se diría. Como la Alemania de entonces, la novena japonesa se hizo del campeonato del World Baseball Classic 2023 (WBC) al modo teutón: ganó todos sus juegos y en especial contra México y los Estados Unidos de América que en días consecutivos esta semana exactamente en el límite de la novena entrada los dejó tendidos en la lona. Por cierto se declaró nuestro encuentro con Japón como el mejor del torneo. ¡Vaya si lo fue! Nos sacaron el triunfo de la bolsa a golpe de bolas malas y dos dobletes perfectos después de casi cuatro horas de estar perdiendo la semifinal. Como Alemania, tal cual lo decretó el futbolista Lineker durante décadas: Japón ganó al final. (Él mismo decretó la caducidad de su frase por el triunfo inglés sobre Alemania en Wembley en 2021, después de justos 55 largos años desde la final del Mundial 66 con aquél gol fantasma que marcó el camino hacia la necesidad del VAR y el ojo de halcón en uso oficial desde hace unos pocos años). Hoy todos los deportes – incluido el beis- recurren a visores distantes que decretan decisiones importantes ante las dudas en el campo de juego. Así pasó en varios de los encuentros del WBC.

Ocurre un robo en la segunda base de un japonés y se escucha: “No se cansan de hacer las cosas bien”, en boca del narrador “Lobo” Morales que junto con Emmanuel Campa y Miguel Ramos, apoyados por Sandra Samaniego en el “color” nos entregaron una transmisión sobria, informada y sin excesos ni poses chocantes. Japón ponchó al mejor jugador de Grandes Ligas Mike Trout empuñando su arma secreta, el multiusos Shohei Ohtani compañeros ellos en los Angelinos de California. El próximo año el “Bambino del Sol Naciente “ como muchos lo consideran puede firmar el contrato más caro de toda la historia de Ligas Mayores por una cifra estratosférica que los que saben estiman de entre 500 a 700 millones de dólares.

!Abanicando la brisa! gritaría antiguo cronista, por ese chocolate ganador de la final que salió del brazo-cañón de Ohtani. A México, un tercera base de apellido literario Murakami, (sempiterno candidato al Nobel) Munetaka su nombre, el sí ganador de la triple corona de las ligas japonesas (más HR’s combinados con más carreras producidas y mejor porcentaje de bateo), designado en su país mejor jugador del año, y el más joven de esa escuadra con sus escasos 23 años nos derrotó con su batazo mortal. Con casco y gorra se me figuraba al superhéroe Ultraman, y sin ellos me recordó al personaje Takeshi de otra famosa serie de Tv nipona en “nostálgico” blanco y negro de los sesentas. El de apellido de Pre-Nobel, nos liquidó con un golpe de muñeca que el nuevo ídolo nacional Randy Arozarena cubano de origen, mexicano por elección, no alcanzó. Había atrapado todo mientras de cuando en cuando firmaba pelotas y se tomaba selfies allá en su pradera central.

Con el “estraik tri” de Ohtani a Trout les hizo ganar a los orientales también otro tri: tres millones de dólares de premio. México consiguió la mitad y creo que fue buen negocio para los empresarios y las ligas nacionales. También ganó la televisora Imagen de la familia Vázquez Raña que logró la mejor audiencia de todos sus tiempos con un volumen de tele-hogares de más de cinco millones inéditos para ese canal y ese horario. El reclamo infundado del Presidente Andrés López de poca difusión no tuvo sentido: lo pudieron ver millones de interesados con un boca a boca más que efectivo después de vencer a Puerto Rico. Los que no gustan del Rey de los Deportes no expresaron queja alguna porque un partido les bloqueara sus programas habituales gracias al señor, y a que a los genios de la comunicación oficial no se les ocurrió hacer cadena. El mandatario no tiene porqué dictarle la agenda a las televisoras comerciales como sí ocurre con la tele pública.

Por cierto esta transmisión se suma a los pequeños esfuerzos que ya van haciendo tendencia. Programas como “Las Rapiditas” de Multimedios, o el Noticiero de Ciro, o “El minuto que cambió mi destino” de Gustavo Infante, las novelas turcas y a partir de este domingo lo que puede ser la nueva versión del viejo Siempre en Domingo bautizada como “Llegó la hora” con Mónica Noguera, compiten fuertemente con productos de las teles grandotas que a fuerza de sólo comprar franquicias y no mover formatos van perdiendo día a día audiencias masivas. También le están dando la pelea los costosos streamings que a golpe de exclusivas dominan el actual espectro de señales pagadas incluidos ya también los deportes. Véase Champions en HBO, por ejemplo. Véase también las exclusivas de Vix+ o Fox o ESPN lejos de los públicos populares que carecen de esos servicios.

De regreso al diamante en el Loan Park del condado Miami-Dade, Florida, sin ser la Serie Mundial, el WBC supo a eso, a una Copa del Mundo por tanto pelotero big liger y la variedad de 20 países contendientes como las potentes Corea del Sur y la Dominicana, por ejemplo, que se quedaron fuera muy pronto. La modesta República Dominicana incluso contrató publicidad por todo el torneo. Su pobreza es tan grande como sus peloteros. Hoy por hoy es el país con más jugadores extranjeros en la Gran Carpa gracias a su alta escuela. “República Dominicana lo tiene todo” se leía en la publicidad detrás del plato, a espaldas del home. Por cierto los dominicanos ya alzaron este campeonato hace 10 años con el genial Robinson José Canó designado MVP de entonces.

Canadá y Puerto Rico también cayeron como lo hicieron Italia, Países Bajos y Gran Bretaña que a pesar de sus fuertes economías están apenas aprendiendo el arte de la “macaneada”. Dato curioso es que Holanda ya fue dos veces semifinalista. Estuvieron Colombia, China, Venezuela, Panamá e Israel entre otros participantes. Por ello creo que el Classic sí es una auténtica Copa del Mundo. En tres años nos veremos en el vigésimo aniversario del certamen que nació por el rechazo olímpico al béisbol. En 2009 y 2017 México ha compartido ser sede de alguna etapa. Esperemos que al entrar este año al torneo como quinto y salir tercer lugar del ranking además de sus altas asistencias a juegos y audiencias numerosas, ayude a volver a recibir juegos en ese XX aniversario.

El balance de los nuestros justo es que “se la rifaron” como se dice hoy. Esos 38 peloteros mexicanos que juntos llegaron a la semifinal juntos también salieron con las emociones encontradas del dugout ( dogaut en español según la Academia) la noche de la derrota con gorra en mano para agradecer a los miles de paisanos y caribeños residentes en Florida, y turistas que simpatizaban con el TRI. También con los norteamericanos que no querían verse las caras con el coloso de oriente y nos apoyaron los nueve innings. Bien por la escuadra mexicana y su piloto tijuanense Benjamín Gil casi homónimo del exgobernador Hill, sonorense y Ministro de Guerra en los veintes del siglo pasado. Benja ya ganó la Serie Mundial; la del Serie del Pacífico cuatro veces con Tomateros; y dos más la del Caribe. Muy bien también por sus ocho coaches auxiliares la mayoría con experiencia en Grandes Ligas como Vinicio “Vinny” Castilla, oaxaqueño ilustre que posee récords de 320 vuelacercas y más de mil carreras producidas. Jugó para los Rockies de Colorado. Otro dato: México enroló a 16 no nacidos en nuestro país pero con herencia mexicana para este campeonato, Japón solo un pelotero extraterritorial, y USA a ninguno. No sobra decir que jugadores y managers tricolores ya tienen experiencia de series de otoño y anillos ganadores. Como en los Óscares del cine, para el Cy Young y el MVP empiezan a ser frecuentes las menciones de los nuestros. Enhorabuena. Por lo pronto ocurrió ayer el recibimiento de los campeones justo en la bella temporada de florecimiento de los sakuras o cerezos de la primavera japonesa como las jacarandas de nuestra geografía. Bien por ellos, bien por los subcampeones norteamericanos y bien también por los nuestros que ahora podrán firmar mejores condiciones para ese gremio bracero de oro con miras al torneo de verano de las cada vez más grandes Ligas. Ah perdón, también bien por la afición mexicana, incluido el Primer Mandatario que vivió dos tardes de ensueño con un béisbol champagne pocas veces visto. Ganó uno y perdió uno. Ojalá contemple que a veces se gana y a veces también se pierde. Los nombres de Beto Ávila, Fernando Valenzuela, Aurelio Rodríguez, Héctor Espino, Esteban Loaiza o Jorge Cantú seguro fueron evocados en alguna de las decenas de jugadas del World Baseball Classic 2023. El beísbol sí fue esta semana el Rey de los Deportes, a las cifras me remito. A veces se gana. A veces se pierde. Esta derrota nos ha honrado.

*Director General de Factor D Consultores