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El colapso de la Corriente Oceánica del Atlántico Norte

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El 9 de febrero pasado fue publicado en la revista Science Advances [1], el estudio “Physics-based early warning signan shows that AMOC si on tipping course” (Señal de alerta temprana basada en física básica muestra que la AMOC está en punto de no retorno) de René M. van Westen, Michael Klipuis y Henk Dijkstra, investigadores de la Universidad de Ultrech. Ellos elaboraron un modelo que determina con gran precisión el momento en el cual la corriente termohalina correspondiente al norte europeo (la AMOC) podría colapsar.

En dicho trabajo se muestra que la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (Atlantic Meridional Overturning Circulation, AMOC) podría colapsar si la humanidad continúa emitiendo cantidades tan enormes de Gases de Efecto Invernadero cómo los que ahora emite.

Sabemos bien que la AMOC forma parte de la corriente termohalina que recorre todos los mares del mundo llevando calor y humedad del ecuador a los polos, así como diferentes nutrientes a lo largo de su recorrido. El subcontinente europeo obtiene su clima templado gracias al calor y humedad provenientes de la AMOC. De no contar con ella, su clima sería como el que tienen latitudes similares en el continente americano: por ejemplo, la cálida ciudad de Madrid está casi a la misma latitud de la fría New York y las grandes ciudades de Noruega, Suecia, Finlandia, el Reino Unido o Rusia están a la misma latitud de las regiones deshabitadas de Canadá.

La Corriente del Golfo (Gulf stream) y la AMOC han sido estudiadas por diferentes institutos de investigación —Copernicus Marine Service, la Agencia de Administración Oceánica de los EEUU (NOAA), entre otros— desde hace décadas y, por tal razón, fue posible para van Westen et al elaborar un modelo, que refleja de manera bastante fiable lo que podría ocurrir.

El estudio indica que el fenómeno de la ralentización de la AMOC ya ha iniciado. La AMOC en nuestros días ha perdido dos terceras partes de la fuerza que tenía hace un siglo y, así lo indica el estudio, podría perder el 90% de su fuerza en un periodo de entre 25 a 50 años, es decir, ¡prácticamente mañana!

Las consecuencias de la ralentización y consecuente interrupción de la AMOC son variadas:

En primer lugar, la temperatura media de Europa caería cerca de 30 grados centígrados, convirtiendo a la región norte de tal subcontinente en parte del Círculo Polar Ártico. Dicho en términos más comprensibles: de París hacia los polos todo estará cubierto de nieve, ocasionando una enorme cantidad de refugiados ambientales provenientes del norte de Europa.

En segundo lugar, los bosques tropicales de América del Sur y África Central dejarán de tener las precipitaciones de las que ahora gozan y, en consecuencia, sufrirán un proceso de desertificación, incrementando los refugiados ambientales de tal región.

En tercer lugar, el monzón dejará de llegar a la India, afectando gravemente su producción agrícola —la cual depende, en gran medida, de sus lluvias—, todo lo cual generará una terrible hambruna y la generación de cientos de millones de refugiados ambientales.

Me permito reiterar que el estudio antes referido señala que este fenómeno ya ha comenzado y en un periodo de muy pocos años conducirá a la pérdida casi total de la potencia de la AMOC.

No es difícil imaginar las consecuencias sociales que tal fenómeno producirá: caída de la producción agrícola e industrial de casi todo el mundo e inhabitabilidad de innumerables ciudades no sólo ricas sino ahora muy pobladas, cuyos residentes serán obligados a sumarse a las crecientes cantidades de refugiados ambientales que, en nuestros días, ya genera el Calentamiento Global Antropogénico —pues nunca olvidemos que Kiribati, otrora un paraíso de las “Islas del Sur” ya ha iniciado su proceso de evacuación a causa de las inundaciones que el Calentamiento global ha generado— (continuará).

[1] Vol. 10, No. 6; DOI: https://doi.org/10.1126/sciadv.adk1189