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En la recta final: la esperanza de la continuidad

(Primera parte)

La esperanza es como la fe, no se ve pero se siente, se vive. Cuando una persona tiene esperanza, tiene aliento de vida y cree que su futuro puede ser mejor. En muchas ocasiones, nuestras circunstancias nos han hecho perder la esperanza. Pero también puede ser lo contrario; nuestra circunstancia puede ayudarnos a mantener una actitud de esperanza. En estos momentos, para muchos, México está lleno de dolor y sufrimiento. Vivimos en un país quebrado y quebrantado, donde los problemas y el dolor parecen ser más grandes que la vida misma. Sin embargo, la percepción de muchos es contraria; para ellos, la esperanza significa que aunque las cosas no estén bien, todavía podemos mejorar. Sí, vivimos en dos Méxicos muy distintos. En uno, la esperanza se basa en el cambio de liderazgo político; en el otro, la esperanza radica en la continuidad.

Las elecciones primarias de las coaliciones partidistas para elegir a su candidata o candidato presidencial están llegando a su fin. Y en la recta final, todo indica que se cumplirán tres objetivos presidenciales: que Claudia Sheinbaum, su candidata, lidere la coalición del partido en el gobierno; que la elección presidencial se dispute entre dos mujeres, excluyendo a Xóchitl Gálvez de la postulación opositora para la Ciudad de México; y que la elección se convierta en un plebiscito, donde los electores decidan el próximo año por un “sí” o un “no” a la autodenominada cuarta transformación.

Esta semana, por cuestiones de espacio, analizaré la situación de la coalición Morena-PT-Verde y haré lo mismo con la coalición PAN-PRI-PRD en un próximo artículo. De acuerdo con análisis de encuestas serias publicadas hasta ahora, la constante es que Claudia Sheinbaum superará por más de dos dígitos a su competidor más cercano. En las mediciones de Jorge Buendía, quien ha realizado 10 encuestas semanales, destaca que las cifras son prácticamente las mismas que al principio. Claudia inició con 34 y ahora tiene 36; Marcelo empezó con 24 y ahora está en 22; y Adán, que arrancó en 4, llegó a 11 y luego se mantuvo en 9. Es evidente que la base de Morena apoya a Claudia y que Adán no pudo disputar este electorado como se esperaba, en parte debido al crecimiento de Noroña (PT). En cuanto a los independientes o no partidistas, Claudia aventaja cómodamente a sus rivales. Marcelo no pudo conquistar este segmento que auguraba que podría competir debido a su identificación con MORENA. Con respecto al segmento de aquellos con afinidad hacia otros partidos, recordemos que las encuestas se realizan a la población en general; los datos indican que Claudia también lidera. Sin duda, la gran sorpresa en este segmento es Manuel Velasco, quien acumula hasta 12 puntos porcentuales, situación que lo convirtió en una pieza clave para que Claudia liderara entre los opositores.

Estadísticamente, es crucial entender que la probabilidad juega un papel determinante. A estas alturas, es muy difícil que alguien pueda superar a Claudia. Aquellos que nos dedicamos a esta actividad sabemos por experiencia que las tendencias electorales son difíciles de cambiar y que se necesitarían tragedias verdaderas para que se produzca un vuelco excepcional. Claudia ganará en al menos 25 estados, en las 5 circunscripciones electorales. Solo hay dudas en la circunscripción 2, y lo hará con una ventaja de dos dígitos. Marcelo fue un buen contendiente y lograr más del 20 por ciento es un logro digno de reconocimiento. Adán Augusto se dio a conocer, se convirtió en una figura nacional y sale fortalecido hacia el futuro, ya que llegará con dos dígitos de intención y con una estructura que no tenía al inicio de este proceso. Manuel Velasco se convirtió en una sorpresa que lo coloca en una posición privilegiada, incluso por encima de su desgastado partido. El Verde tiene un futuro prometedor con el rostro de Manuel. En cuanto a Ricardo Monreal, después de convertirse en uno de los favoritos de la oposición, la base morenista le cobró el costo de su moderada rebelión, que incluso podría haberlo llevado a ser el abanderado de la oposición.

La recta final de cualquier campaña puede ser decisiva, aunque no parece ser el caso en esta ocasión. Al final de las campañas, el manual dice que es importante movilizar a la base electoral, persuadir a los indecisos, controlar la narrativa y enviar mensajes finales contundentes. También se deben tomar decisiones audaces para motivar a los abstencionistas y cambiar el sentimiento general del electorado, entre otras estrategias.

Respecto a estas últimas acciones, Claudia parece ser la dueña de la base social de MORENA, ya que logró convencerla de que es la heredera natural del legado obradorista. La emoción final está de su lado, y ese electorado parece estar convencido de que ella puede continuar la labor presidencial. En cuanto a la persuasión de los indecisos, que es más una intención racional que emocional, los últimos anuncios y mensajes son importantes. No parece que haya sorpresas en esta etapa. Marcelo parecía estar decidido a esta estrategia final, pero el enfrentamiento terminó en un mero escarceo.

En la era digital actual, controlar la narrativa es esencial, y las plataformas de redes sociales son herramientas fundamentales. Llegar a miles de electores rápidamente es posible en el mundo en el que vivimos, y crear una percepción de credibilidad y autenticidad en un candidato es crucial. Veremos si las redes sociales ayudan a alguno de los contendientes, pero parece que la imagen de Claudia ya está bajo control en ese sentido. Marcelo, que comenzó con gran creatividad, no logró mantener el ritmo y perdió fuerza. Observemos si Manuel Velasco, al ser el precandidato más joven, es capaz de dar un salto aprovechando sus relaciones con influencers jóvenes y la frescura de su imagen para atraer nuevos simpatizantes.

Las últimas lecturas para mover el sentimiento del voto se llevaron a cabo esta semana. Para esto, es importante comprender los segmentos electorales y definir los mensajes finales. No parece haber alguna propuesta de gobierno espectacular por parte de ninguno de los contendientes. Otro aspecto crucial es preparar un control de daños eficiente en caso de que surja algún ataque final y tener la habilidad y la tranquilidad para sortearlo. Solo Marcelo podría intentarlo en el último momento, en un “todo o nada”, ganar o romper. Claudia seguramente está preparada; la pregunta es si Marcelo se animará. Mi impresión es que es tarde y que Movimiento Ciudadano ya no es una opción viable para él.

Ante lo que parece un triunfo inminente de Claudia, la esperanza en su candidatura presidencial se centra en la continuidad. ¿Qué hará con electores como el segmento cristiano que basa su esperanza no en las personas, sino en Dios? En este segmento electoral, que refleja la diversidad del país, hay electores que se mueven por la emoción, pero muchos más lo hacen por la razón. Miles de nosotros creemos, al igual que el patriarca Abraham, que hay un fundamento para luchar “contra toda esperanza”, pero creyendo y trabajando, todo es posible en la vida. Dado que nuestras convicciones nos impulsan, muchos de nosotros no estamos de acuerdo con lo que está sucediendo en el país. Somos una comunidad que no está acostumbrada a la apatía y que admira a quienes, por su fe y paciencia, trabajan para heredar las promesas. Muchos de nosotros no estamos convencidos de la paradoja de la “continuidad con cambio”; queremos un cambio real y una verdadera transformación de la vida política nacional. Veremos si Claudia será capaz de cumplir nuestras expectativas y ofrecernos una verdadera esperanza, porque la continuidad por sí sola no nos es suficiente.