De ocho hermanos, Zenón es el menor; hijo de José Román Bello y Oralia Moyado García, nació el 19 de diciembre de 1970 en el IMSS de Zacatepec; vivió en Tlaquiltenango.

En su larga travesía por las aulas solo hay un prietito en el arroz: Reprobó segundo de primaria por no saber leer, cosa que generó una duda que nunca tuvo respuesta: ¿cómo es que pasó de primero a segundo? De ahí en adelante nunca dejó de obtener buenas calificaciones.

Terminada la preparatoria estudió medicina en la capital poblana. En el Hospital La Raza (IMSS de la Ciudad de México) cursó la especialidad. Tiene maestría en Alta Dirección. En el jojutlense Hospital Meana Sandoval se encargó de la Jefatura de Enseñanza.

Pensando en que algún día se jubilaría, le pegó la manía chacharera de ir comprando poco a poco fierros y utensilios añejos, así como herramientas y equipo, por ejemplo, una planta eléctrica para soldar e instrumentos como gubias.

Ya casado y con familia, en la calle Ingenio El Potrero de Zacatepec compró una casa vieja de mampostería. A tres meses de haber terminado la remodelación y darle un toque de casona colonial, la casa de sus sueños quedó inhabilitada por el sismo de 2017. Reconstruyó. En un nivel superior al que accede por una escalera metálica de caracol, acondicionó lo que sería su taller cuando llegara la prevista jubilación.

Pero en 2020 cayó la mortífera pandemia con su cauda de confinamiento. Fue entonces que empezó a desempacar lo acumulado y asoma un recuerdo de la infancia: los caballos y toros del jaripeo vistos en el corral que hacían a un costado del convento de Santo Domingo. Así se gesta “Caballo Coqueto” su primera escultura en soldadura y luego, él, Zenón, como caballo sin rienda, en encierro compulsivo y obsesivo, ya no parará de unir, con imaginación, piezas metálicas. Después, conocedor de la anatomía humana pasó a esculpir madera. También plasma en piedra.

—Voy rápido porque creo que empecé tarde y que se me va el tiempo —explica.

A su espacio de trabajo lo bautizó como “EL TALLER DE LAS EMOCIONES”; ahí, en estos tres años de intensa producción ha habido risa, llanto, enojo, alegría, tristeza. Es el reducto en el que canaliza sus deseos, pensamientos, emociones, donde sucede la catarsis. Por ello es feliz y por las tantas cosas que le ha regalado la vida.

Zenón cuenta con la valiosa ayuda de su fiel escudero, el buen Paulino Morales Flores.

A sus numerosas obras las considera como hijitos y no quisiera venderlas, pero le han aconsejado que, como los hijos, tienen que aprender a volar.

De lo producido en estos tres años trata su primera exposición en la Galería Municipal de Jojutla. Para montarla contó con la calificada ayuda de Edgar Assad y Carlos Salvador Subdías.

Vale la pena visitarla.

Imagen que contiene persona, hombre, parado, sostener

Descripción generada automáticamente