Gastronomía tradicional

tercera de cinco

 

Caldo maragato

Este bol y guisado fue uno de los que tuvimos oportunidad de compartir en grupo. Cocinado con todo tipo de fiambres: carne de res, puerco, embutidos, aves, una pócima cocinada a fuego lento en un mismo caldero, a la leña. La abundancia seguramente era parte de la tradición para saciar el hambre de sus comensales que se hablan tirado al hambre o mal comido en las jornadas de sus recorridos con sus caravanas de acémilas. El mesón les proporcionaba y garantizaba quedar bien servidos, como lo fue nuestro caso, que con mucha dificultad pudimos entre todos darle fin a la olla compartida…

El gazpacho

El Camino de Extremadura, también conocido Camino de la Plata, fue de origen romano y posteriormente árabe. Al llegar a los mesones, con un calor infernal de verano, lo que se ofrece al peregrino es una sopa fría de tomate, esta delicia es el gazpacho. En cada lugar tienen su manera de prepararlo, con especias, pepinos y otras verduras que lo acompañan. Es algo que levanta muertos, fresco y con buen sabor. Pronto aprendí́ que en este camino lo primero que hay que pedir es un buen gazpacho a la manera del mesón, siempre con su pan y vino de la casa…

La olla podrida

La olla podrida es otra comida tradicional del campo y de la población rural en Galicia. Es un perol que está siempre junto al fuego, el cual es la chimenea y cocina de la casa. Dentro del perol se le agrega cada día lo que hay, sin retirarlo de lugar y se va condimentando cada guiso del día junto con aquellos de los días anteriores. Podríamos pensar que el secreto es que guarda los sazones, convirtiendo su contenido en algo especial y con un gran sabor. En algunos lugares tradicionales es familiar encontrarse con la olla podrida, siendo este el único menú.

Pulpos a la gallega

Ya estando en Galicia, los domingos temprano en todos los poblados salen con grandes pailas de cobre a preparar el plato tradicional. Pulpos a la gallega, una delicia de la región, dada su cercanía con la costa. Paramos en un gran mesón en donde sus largos tablones y bancas conformaban unas mesas colectivas. En aquel sitio, el único platillo era una enorme porción de pulpos sobre aderezados con aceite de oliva, pimiento rojo de Extremadura, junto con una gran rodaja de pan y vino. Los degustamos con cuchillo en mano y compartiendo del mismo platón.

Vino y quesos curados

Un buen vino de la región y queso curado son los alimentos para el camino. Estos se compran en una de las casas del pueblo destinada a vender productos rurales. Los pobladores de las villas y caseríos son amables y siempre ofrecen lo mejor de sus cosechas y manufactura. Recuerdo haber llenado mi botella vacía directamente de un tonel y ponerle el mismo corcho que guardaba como parte de mi equipo. El queso curado es el mejor para la caminata ya que puede durar mucho más tiempo. Existen muchos quesos según cada región y los productores se sienten orgullosos de compartirlo.

Un Orujo de hierbas

Existen muchas bebidas locales con diversos nombres, elaboradas a base de hierbas de la región según la estación del año, además de ser hechas artesanalmente por sus pobladores, sin etiqueta de marca conocida. Hay una en particular que recuerdo muy bien, gracias a mi amigo andaluz, un profesor de escuela de niños: ¿Nos tomamos un orujo? -me decía-, era su pregunta constante, con mi reiterada confirmación, siempre. No importaba la hora del día, si era en ayunas o por la tarde, el café́ siempre estaba acompañado por el trago reconfortante y alegre de este alcohol aromático, el orujo, el mejor y el que aún recuerdo.

El vino de Navarra

El primer vino que tomé en un bar, invitado por mis dos recientes amigas, fue un vino tinto de la región de Navarra. Creo aún poderlo recordar, era de un color intenso y fuerte, y además acompañado por mis primeras “tapas”, olivas y pan. Recuerdo que pidieron unos esparrago enormes y blancos, que comentaron, eran los mejores de España. El camino tiene también los encantos y momentos gastronómicos acompañados con vino y una buena conversación. Fue el inicio de una amistad que nos acompañaría a lo largo de la ruta, durante varios días, que cada uno realizaría en su tiempo libre.

Templo de arquitectura mudéjar de San Lorenzo en Sahagún, España. Foto Lucas Vallecillos