“El historiador nato escribe con la libertad que no tiene el historiador académico, quien está muy restringido por las reglas de la historiografía académica. Eso es, para mí, lo que es Vences Vuh: un historiador nato, apasionado por la historia, que la explora en profundidad, la fundamenta y la sostiene para plasmarla en un libro”, menciona Carlos Lavín Figueroa, historiador y cronista, durante la presentación del libro “Cempohualan I: Ce Tochtli (Uno Conejo)”, llevada a cabo en el centro cultural La Bigotona.

Oscar Emanuel Vences Estudillo, conocido como Vences Vuh, es un joven ingeniero en geofísica graduado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autor de dos obras relacionadas con el mundo náhuatl: Los hilos rojos, publicado en 2021, y Cempohualan I: Ce Tochtli, publicado en 2023. Sin embargo, ¿qué lleva a un geofísico a escribir novelas históricas sobre culturas prehispánicas? En entrevista para la Jornada Morelos, Vences comparte que siempre ha encontrado fascinante contar historias de manera amena, como si fuese una conversación. Recalcó que su padre fue una influencia fundamental en su carrera como escritor, pues las conversaciones sobre la Independencia de México y la historia revolucionaria que mantenían despertaron su interés por narrar historias y por la historia misma.

El Popol Vuh fue el primer libro que cambió su enfoque y su visión de las cosas; el impacto que generó en él y en su vida personal fue grande. “Entonces, tenía deseos e ideas de querer escribir una novela, cuentos, e hice varios intentos”, refiere. En ese afán, quería que su nombre como escritor fuera muy simbólico, por ello escogió Vences Vuh, que hace referencia a su apellido y a la palabra “Vuh” que significa libro.

¿Y de dónde surge su afición por la historia de los pueblos mesoamericanos? Relata que durante su juventud se sentía perdido; optó por estudiar una carrera en ingeniería, la completó y consiguió trabajo, como dicta el orden “natural” en este ciclo capitalista. Sin embargo, un día llegó a sus manos una revista de arqueología mexicana y fue amor a primera vista. “Es como haber conocido al amor de tu vida a los 28 años”, expresa.

En la actualidad, ejerce como ingeniero geofísico, pero también encuentra maneras de dedicar tiempo a escribir como una actividad secundaria, ya que en México vivir de la escritura es un camino poco plausible. “Me vuelvo loco haciéndolo (refiriéndose a su trabajo como geofísico y como escritor). Trabajo en días festivos, fines de semana; he trabajado hasta altas horas de la madrugada con tal de poder escribir, y ha sido algo en lo que he sido bastante disciplinado”, comenta.
Cempohualan I: Ce Tochtli (Uno Conejo) marca su segunda incursión en el mundo de la novela. En esta obra, resucita a los antiguos cempoaltecas, otorgándoles voz y pensamiento. Sumerge al lector en la vida cotidiana del mesoamericano y en su universo, mientras desentraña los orígenes de la rivalidad entre tlaxcaltecas y mexicas, y explora el resentimiento que los cempoaltecas sienten hacia el imperio tenochca. Según el antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera, delegado del INAH y destacado invitado en la presentación del libro, este texto “revive desde una versión novelada la vida de los pueblos y comunidades vista a través de sus dioses, sus creencias, sus mitologías y su cosmogonía”.

¿Y por qué contar esta historia en particular? ¿Por qué optar por esa aproximación desde las comunidades y su cosmovisión? Durante la presentación, compartió que, para él, Cempoala y sus personajes no han recibido la atención merecida, a pesar de su papel crucial durante la guerra de conquista de Tenochtitlan. Fue la primera gran urbe que encontraron los europeos al llegar al continente americano. Con una población estimada en 30 mil habitantes, poseían sistemas de riego, cultivos, un recinto amurallado, y las paredes de sus templos brillaban tanto durante el día que los conquistadores las confundieron con plata.

En Cempoala se desarrollaron diversos acontecimientos que moldearon la historia de la conquista tal como la conocemos hoy. Sin embargo, a pesar de algunos relatos a través de las perspectivas de los hispanos y, en menor medida, de los mexicas y tlaxcaltecas, las menciones en documentos históricos sobre Cempoala son escasas. “Me pareció injusto que su vida se redujera a un simple instante de dos años, como si antes de 1519 no hubiesen existido”, subraya. Aquí radica la esencia de la novela de Vences Vuh, pues se empeña en narrar esta historia olvidada, en dar vida a sus personajes, a su gente y a su cultura. Además, se permite imaginar los eventos que podrían haber ocurrido en los vacíos dejados por los documentos históricos.

Cempoala fue una ciudad que sufrió pérdidas en múltiples formas. Hoy en día es distinta de lo que fue y su grandeza histórica es poco reconocida en comparación con otras urbes importantes como Tenochtitlan. Vences dice que, a finales del siglo XVI, quedaban menos de 20 habitantes en lo que alguna vez fue una gran ciudad, aquella que los hispanos compararon con Sevilla. Las epidemias de cocoliztli, o viruela, y matlazáhuatl, vómito prieto, se cobraron las vidas de miles de cempoaltecas. Pero el aniquilador del pueblo fueron las encomiendas que se encargaron de mover a sus pobladores hacia otros lugares, en lo que llamaron reducciones. Y posteriormente las estancias de ganado mayor se encargaron de poner fin a la gran urbe.Principio del formulario

“En la tragedia de Cempoala vi la tragedia que sigue ocurriendo hasta nuestros días”, afirma y añade que su ambición con esta novela es que “se pueda respirar el aire, el tiempo y el pensamiento de nuestros ancestros y mi deseo sigue siendo que esta aproximación del pasado nos conecte con nuestros pueblos originarios en el presente”.

 

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